Angélica es una joven paisa, modelo y estudiante quien me permitió por una hora, compartir su experiencia como escort.
Este un concepto que se deformó; antes era como ser una geisha japonesa, una acompañante de calidad, bella y culta y que no necesariamente estaba relacionada con sexo. Hoy en día se entiende como un sinónimo simple de prostituta, acotó nuestra protagonista.
Ella una acompañante remunerada, en la que un cliente paga por acudir con él a reuniones, fiestas, salidas a otra ciudad, etc. La contratación puede incluir o no sexo.
Cuando le pregunté por qué era preferible buscar compañía que entablar una relación, respondió que la mayoría han sido educados por los medios de comunicación y son como chimpancés entrenados para repetir los patrones de comportamientos que ven. Lo fácil es no pensar.
En la mayoría de los casos, el cliente de este servicio busca sobre todo el sentimiento de superioridad que proporciona estar acompañado por una mujer con un alto nivel de estudios y una excelente presencia. “Piensan que el éxito es poder estar con una modelo, así sea por un momento. Es como una droga. Pero luego vuelven a ser los mismos, en sus vidas patéticas y tristes”, asegura.
También dice que se habla mucho de la prostitución femenina, pero muy poco de la masculina y es un negocio en el que se mueven muchos intereses. “Aquí en Medellín, por ejemplo, ese negocio de la prostitución está manejado en un el 90 por ciento por la Policía”.
“Los políticos usan la prostitución como una herramienta de control y no se miden en lo que dicen y uno se entera de muchas cosas” agregó.
Para finalizar, le pregunté que si el sexo virtual desplazará al sexo convencional? y respondió: yo creo que ya lo desplazó pero obvio lo tradicional siempre tendrá un espacio.
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