Cedemos el espacio mensual a nuestro invitado especial el experto sexólogo y psicólogo, José Manuel González, en el que le dedica su reflexión (*) al desarrollo del apego en las parejas adultas.
“El apego se conforma con la vinculación emocional que en la infancia se mantiene con las personas que cumplen las funciones de cuidadores. El tipo de apego juega un importante papel en las relaciones de las personas adultas ya que influye en la forma como buscamos y mantenemos el contacto con las personas que nos darán seguridad física y psicológica.
El tipo de apego que se desarrolla en la infancia tiene que ver con la forma como las personas adultas reaccionan para calmar los diversos problemas y malestares que se viven. Cuando los niños piden ayuda por cualquier malestar y los padres están atentos, los niños aprenden a sentir y a tener seguridad en su relación con ellos, pero cuando las personas adultas dejan solos a los niños en esos momentos, ellos aprenden a desconfiar de los que les rodean y a resolver solos las situaciones.
Por ejemplo, si el niño corre, se cae y llora, los padres pueden ser indiferentes y dejar que el niño llore y termine por calmarse solo o acompañarle y ayudarle a que él se calme dándole apoyo físico o psicológico. En el segundo caso, el niño aprenderá a recibir ayuda y confiará en los padres. En el primer caso, el niño aprenderá a resolver solo sus necesidades y a no confiar que los demás le ayudarán.
En general, las madres o los padres que consistentemente suelen ayudar a calmar al niño dándole contacto físico y afectivo suelen tener hijos más calmados y menos descontrolados ya que niños que aprenden a confiar en quienes les rodean.
En términos generales el apego está conformado por dos grandes dimensiones: el apego con ansiedad por abandono y el apego con evitación de la intimidad.
El apego con ansiedad por abandono se caracteriza por un miedo excesivo al rechazo y abandono por parte de las otras personas importantes. En general estas personas tienen una visión positiva de los demás y negativa de sí mismos, es decir, tienen una muy baja autoestima. Estas personas necesitan constantemente que su pareja les confirme que las quieren. A estas personas les preocupan constantemente las ideas de ser abandonadas por sus parejas.
El apego con evitación de la intimidad se caracteriza con la incomodidad que le genera a la persona la proximidad física y psicológica, o sea la intimidad. En general estas personas tienen una visión negativa de los demás y excesivamente positiva de sí mismos, es decir, una falsa alta autoestima. Estas personas por lo general no conversan con su pareja sobre sus preocupaciones o sus problemas. Se ponen nerviosas cuando su pareja las busca para pedirles consuelo o ayuda para tranquilizarse. Estas personas se alejan para evitar cualquier tipo de intimidad.
La educación machista que frecuentemente se da en la infancia lleva a que los niños desarrollen un alto apego evitativo y las niñas desarrollen un alto apego con ansiedad por el abandono. Esto puede generar con frecuencia hombres poco afectivos, distantes y maltratadores. En el caso de las mujeres, la educación machista facilita que muchas de ellas se conviertan en víctimas que sobrevaloran a sus parejas (subvalorándose ellas mismas).
Para sostener una relación sana de pareja es necesario que ambas personas tengan bajo apego ansioso y bajo apego evitativo, lo que se considera un apego seguro. La buena noticia es que hoy existen técnicas terapéuticas efectivas para conseguirlo”.
(*) Columna publicada en la Revista Miércoles de El Heraldo.
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