Inhalar oxígeno y exhalar dióxido de carbono es un proceso que mantiene la vida, señala el psicólogo, sexólogo y terapeuta de pareja, José Manuel González (*), en la reflexión que hoy les comparte sinrecato.com en el espacio cedido al experto.
“En algún momento de la vida todos hemos recibido la recomendación de respirar profunda y lentamente. Ese es un buen consejo porque la respiración es uno de los instrumentos más útiles para equilibrar el sistema nervioso y estabilizar el estado de ánimo.
Desde tiempos inmemoriales las culturas ancestrales han empleado la respiración como un mecanismo para controlar las situaciones emocionales inadecuadas. Muchas técnicas de la meditación, el yoga y las terapias alternativas inician sus procedimientos con respiraciones terapéuticas.
Inhalar oxígeno y exhalar dióxido de carbono es un proceso muy importante para mantener la vida que muchas personas hacen de manera automática, sin prestarle atención a lo que ocurre. Para controlar las emociones que afectan el amor y las relaciones de pareja, como la ira, el miedo, la culpa, los resentimientos o la ansiedad es necesario aprender a respirar adecuadamente.
La forma apropiada es aquella en la que llenamos los pulmones desde la base de estos con una inhalación profunda, enviando hacia abajo el diafragma y exhalamos de la misma forma. Como respiran los niños pequeños. Muchos adultos generalmente respiran utilizando principalmente los músculos del cuello y los hombres, que no están diseñados para respirar.
Cuando las personas están estresadas, rabiosas, asustadas o nerviosas, los músculos del cuerpo se contraen. La respiración profunda relaja los músculos liberando esa tensión y mejorando el estado emocional, ya que el cerebro recibe el mensaje de que todo está bien y activará la respuesta del sistema nervioso autónomo parasimpático, que es la parte de nuestro organismo asociada a la tranquilidad y la felicidad.
Recordemos que este promueve sentimientos de calma que desacelera el ritmo cardiaco, baja la presión arterial, elimina la sensación de desasosiego, armoniza el proceso de la digestión, equilibra la temperatura de la piel y facilita los procesos de excitación y lubricación sexual.
Al inhalar y exhalar aire de manera profunda, el diafragma se estira y el abdomen se expande. De esta forma se masajean órganos vitales como el estómago, los intestinos, el hígado, etc., equilibrando esta parte importante del organismo en las reacciones emocionales.
Para controlar la ira es necesario primero entrenarse en el manejo de la respiración profunda para que cuando la ira se dispare, el cuerpo solo, sin ningún esfuerzo, comience a respirar profunda y lentamente buscando el equilibrio y la armonía emocional. Si usted no se entrena, en el momento que se dispare la ira ni siquiera se acordara de respirar. Por eso debe quedar claro que, para prepararse para manejar la ira, o el miedo, por ejemplo, hay que hacer un proceso de entrenamiento, antes de vivir la ira o el miedo.
Para entrenarse en el uso de este mecanismo debe dedicarle tiempo a practicar la respiración. Varias veces al día, en los próximos tres meses, tómese 5 o 6 minutos para respirar profunda y lentamente.
Coloque una de sus manos sobre el estómago y la otra sobre el pecho. Inhale el aire pensando que está respirando por el ombligo y observe que sea su estómago el que se mueve, no su pecho. Tome aire contando mentalmente hasta 7. Luego haga una pausa, contando hasta 3 y comience a expirar. Trate de soltar el aire muy lentamente. Entre más lento mejor. Luego haga una pausa, contando hasta 3 y repita el ciclo tomando nuevamente aire.
(*) Tomado de la Revista Miércoles de El Heraldo de Barranquilla.
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