Con contadas excepciones, quienes trabajan y reciben un salario anhelan alcanzar la edad de jubilación, quizás la última etapa de la vida para vivir en una zona de confort soñada y en la que, prácticamente, se hace lo que ‘nos da la gana’. Sin embargo, es un proceso que requiere adaptación.
El psiquiatra español Bartolomé Freire, después de 40 años de trabajo y entrar en la etapa de cese laboral, se tomó tres años en hacer un estudio entre un grupo de 150 personas lo que le permitió sacar conclusiones y escribir el libro ‘La jubilación, una nueva oportunidad’, en el que establece cinco modelos.
Recientemente, leí en la red social Instagram un breve resumen del periódico digital La Vanguardia, de España; no obstante, en el 2019, la periodista Marta Jurado ya había escrito un interesante artículo en torno a la investigación de Freire para el portal web 64Ymás.com.
Jurado toma dos definiciones del psiquiatra, antes de describir los cinco tipos de jubilados, que les quiero compartir para ver cuál consideran que ven en la persona que conocen bajo esa condición o si la están viviendo.
La primera dice: “La jubilación es el privilegio de hacer cada uno lo que quiera. No importa tanto lo que se busque sino responder a las necesidades propias de cada persona, dando respuesta a un sentido íntimo”.
Y la segunda: “La jubilación es como un pasaporte: franquea el acceso a muchos lugares, pero cada uno tiene que elegir el itinerario y hacer el viaje por su cuenta”.
Freire reveló el porcentaje de jubilados de su estudio dividiéndolos así: ‘Disfrutadores’, el 35,3%; ‘Atareados’, el 29,3%; ‘Desenfocados’, el 15 %; ‘Exploradores’, el 10,7%; y, ‘Sosegados’, el 9,3%.
1. Disfrutadores. Son los que gozan, flexiblemente, de opciones variadas de actividad y ocio. Dejan lugar a la improvisación y rechazan planes u horarios fijos. Esta opción es más común entre las mujeres que buscan la “gratificación y crear espacios placenteros”.
Entre sus retos de adaptación se encuentran la diversidad de elecciones, que puede frenar la generación de auténticas metas con sentido, y la centralización del ocio y el disfrute como evasión o para distanciarse de aspectos problemáticos de la realidad.
2. Atareados. Son aquellos que deciden continuar con su vida laboral, pero a través de otros medios, o buscan una tarea que ocupe su lugar. Este perfil es mayoritario entre los hombres con una carrera exitosa, con una identidad muy centrada en su trabajo.
Freire señala que este grupo es el que tiene más tendencia a sufrir momentos de angustia en los primeros años de la jubilación, lo que puede llevar a que realicen actividades sin parar, pero “es recomendable aprovechar este estado para enfocar cómo va a desarrollarse su jubilación”.
3. Desenfocados. Estos jubilados no llegan a crear, o no mantienen un proyecto propio que dé sentido a su jubilación. Ocupan su tiempo de manera rutinaria, ayudar a sus nietos, hijos… “En muchos casos muestran insatisfacción o falta de autoestima”, asegura Freire.
“Me he convertido en el abuelete o taxista de la familia”. Éste es, quizás, el único modelo que tendría características negativas, más tendentes a la depresión.
4. Exploradores. Utilizan la jubilación como oportunidad para renovarse e ir más allá, a través de potenciar aspectos latentes o diferentes de sí mismo. Aquí también predominan las mujeres.
Freire resalta que este grupo “deben ser más tolerantes a la hora de aceptar que los resultados que se obtienen no respondan plenamente a las expectativas creadas y deben ser más realistas a la hora de seleccionar los objetivos”.
5. Sosegados. Este tipo de personas busca una vida tranquila y únicamente centrada en un entorno familiar. Por otra parte, no aspiran a nada nuevo o diferente de lo que tienen en ese momento. Es más frecuente entre los hombres de más edad y las mujeres que llevan menos tiempo jubiladas.
En general, esta tipología de personas vira en el momento de la jubilación hacia centrarse en las relaciones de pareja. “Estas personas corren el peligro de aislarse, ya que al distanciarse limitan su intercambio con el mundo exterior”, alerta Freire.
Otra conclusión que destaca el psiquiatra es que una de las preocupaciones principales cuando llega al momento de la jubilación, porque lo reconoció haberlo vivido, es la seguridad económica.
“Lo más importante que quieren saber es si van a tener suficiente dinero para vivir con dignidad”, pero puntualiza que la satisfacción personal que se logre no siempre depende del dinero “sino más bien de la curiosidad del individuo de cara a llevar una jubilación activa”, puntualiza Bartolomé Freire.
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