¿Les ha pasado que cuando intentan contarle algo a alguien, así sea trivial, ese alguien se apresura a complementar y sacar conclusiones que, por lo general, son erradas y fuera de contexto, situación que es incómoda, o no? En mi caso opto por quedarme callado, buscando que el malcriado o malcriada aprenda a escuchar.
A lo interior no le estoy sumando otra incómoda manía que he visto en muchas personas y es que para que tú estés atento a lo que están comentándote te tocan de manera insisten (ojo en el buen sentido de la palabra) como para que no pierdas detalle, pero ese es tema que queda pendiente.
Volviendo a la primera situación, encontré que estudios psicológicos enmarcan esa conducta del comportamiento humano y que bordea el pensamiento irracional, en varios aspectos, llamándome la atención dos términos acuñados, uno es la heurística y el otro la inferencia.
La heurística la definen como “una técnica que ayuda a resolver problemas, aprender cosas nuevas o tomar decisiones rápidas y efectivas mediante un enfoque práctico y basado en la experiencia. En lugar de buscar una solución perfecta o exhaustiva, las heurísticas emplean reglas generales o atajos mentales que permiten llegar a una solución suficientemente buena en un tiempo razonable”.
Sin embargo, se advierte que “es importante ser consciente de que las heurísticas también pueden llevar a errores o sesgos cognitivos”. Y creo que esto último es lo que no tienen en cuenta los que se apresuran en interrumpir relatos para hacer, generalmente, sus irracionales “aportes”.
Y la inferencia “es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a llegar a conclusiones precisas y significativas. La inferencia es el proceso de sacar conclusiones lógicas y razonables basadas en la información que tenemos disponible. En otras palabras, es la capacidad de leer entre líneas y encontrar significado más allá de lo que se encuentra en la superficie”.
No obstante, tiene sus límites. “Es importante recordar que la inferencia se basa en la información disponible y puede ser influenciada por prejuicios y suposiciones personales”. En conclusión, cabe, desde mi punto de vista, aplicar la prudencia.
Usando la herramienta de la Inteligencia Artificial, encontré un resumen de todo lo anterior el cual le dejo para su reflexión.
Causas posibles de la manía:
Impaciencia: La prisa por avanzar en la conversación puede llevar a concluir prematuramente.
Falta de atención: No escuchar activamente hace que las personas completen las frases con suposiciones.
Ansiedad social: El deseo de mostrar conocimientos o de no dejar silencios incómodos.
Experiencias pasadas: Basarse en conversaciones anteriores para predecir lo que alguien dirá.
Consecuencias:
Malentendidos: Las conclusiones apresuradas pueden llevar a interpretaciones incorrectas.
Desconexión: Puede hacer que la persona que habla sienta que no se le está escuchando.
Frustración: Tanto para el que escucha como para el que habla.
Recomendaciones:
Escucha activa: Practicar la atención plena en las conversaciones.
Paciencia: Dar tiempo a que la otra persona exprese completamente sus ideas.
Comunicación clara: Preguntar para clarificar en lugar de asumir.
En síntesis, es aplicar la vieja técnica de aprender a escuchar, analizar, evaluar y hablar si es necesario. Simple.
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