Número desconocido: Un escándalo de ciberacoso escolar

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Advertencia: la siguiente columna contiene spoilers, proceda con discreción. 

Existen dos clases de personas: unas son como mi esposo, que no responden ningún teléfono sin identificar y otras son como yo, que responden a todos los números porque piensan que alguien necesita ayuda. Ser de un bando o del otro es una decisión respetable, el riesgo está en desconocer las intenciones de quien llama.

La historia que les compartiré hoy es real, ocurrió en Beal City, Michigan, Estados Unidos, y se hizo tan viral que recientemente Netflix le hizo un documental, por si les da curiosidad y quieren verlo.

Lauryn Licari y su novio, Owen McKenny, fueron víctimas de ciberacoso por casi dos años, sin llegar a imaginarse quién era su acosador. Cuando los jóvenes empezaron a recibir los mensajes, pensaron que se trataba de una broma pesada de alguno de sus compañeros que buscaba distraerse.

El acoso empezó en octubre de 2020, los mensajes llegaban a cualquier hora y en promedio eran entre 30 y 50 al día. El lenguaje que se usaba era agresivo, humillante e incluso sexualmente explícito, hasta el punto de que le pedían a Lauryn que se suicidara.

“Antes de todo esto, de salir con Owen, simplemente tenía una buena vida. Amaba la vida. Cuando los mensajes empezaron, me cuestionaba cómo debía vestirme para ir a la escuela, cómo me veía, cómo estaba mi cabello. Definitivamente afectó mi percepción de mí misma”, explica Lauryn en el documental.

Cuando los jóvenes contaron esta situación a sus familias, la desesperación de los Licari y McKenny los llevó a pedir ayuda a los directivos escolares, luego a la policía hasta que llegó a escalar con el FBI. Mientras tanto, el tiempo pasaba y nadie lograba esclarecer el caso.

“¿Quién podría estar detrás de los ataques digitales?” era la pregunta que todos se hacían. La única pista que se tenía hasta el momento es que todo apuntaba a que era alguien cercano a ambas familias y que tenía conocimientos en tecnología por lo bien que había podido camuflarse sin ser descubierto.

“Cuando me mostraron algunos de los mensajes de texto, me quedé atónito por su tono mordaz. Nunca había visto tanta cantidad de mensajes en mi carrera”, cuenta Dan Boyer, director de la escuela secundaria Beal City

La escuela revisó los videos de las cámaras de vigilancia que estaban en la secundaria para captar cualquier sospechoso que pudiera estar detrás del acoso y los adolescentes tuvieron que cambiar de números de celular, pero nada parecía detener los mensajes.

La policía local continuó con la investigación de varios sospechosos sin aportar mayores pistas hasta diciembre del 2022 cuando, por fin, todo se esclareció. 

La oficina del sheriff pidió ayuda a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI. Bradley Peter, enlace del FBI, descubrió que los mensajes se enviaban a través de Pinger, una aplicación que permite enviar textos por Wi-Fi mientras el número real se mantiene oculto.

Con una orden de registro, rastrearon las direcciones IP hasta que encontraron un número que se repetía en todos los mensajes y que conectaba con un sospechoso inesperado: Kendra Licari, la madre de Lauryn.

En el documental, cuando la policía confronta a Kendra, inicialmente niega ser la autora del ciberacoso, pero después confiesa que al comienzo enviaba los mensajes para intentar identificar al agresor original y que después no pudo dejar de hacerlo.

En diciembre del 2022, la mujer fue arrestada y acusada de dos cargos por acecho a un menor, dos cargos de comunicación con otra persona para cometer un delito y un cargo de obstrucción a la justicia.

En el juicio del 2023, se declaró culpable de dos cargos de acoso y pasó 19 meses en prisión, para luego ser liberada el 8 de agosto de 2024.

La directora del documental, Skye Borgman, explica que Kendra nunca estuvo segura de por qué actuó de esa manera. Mientras que algunos observadores creen que se trató de una forma del Síndrome de Munchausen por Poder, adaptado a la era digital.

Kendra reconoció que actuó por miedo y porque quería mantener a su hija cerca: “Cuando mi hija estaba llegando a la adolescencia, me asusté. Tenía miedo de dejarla crecer”, admitió.

Un año después de los sucesos, y de que Kendra fuera liberada, Lauryn comenzó a procesar la complejidad de la situación y a acercarse a su madre con cautela: “Ha hecho mucho pensamiento crítico. Son años fundamentales para los jóvenes”, asegura la directora del documental.  

Lastimosamente, Owen y Lauryn terminaron antes que se resolviera el caso. Por otro lado, lo positivo es que Lauryn fortaleció su relación con su papá, un vínculo respetuoso y amoroso en medio del inesperado desenlace.  

Como madre, solo puedo decir que los padres somos seres humanos, que cometemos errores y también tenemos aciertos y que, en el afán de cuidar y proteger a nuestros hijos, podemos hacerles daño. Sin embargo, no puedo entender aún cómo esta mujer fue capaz de decirle a su hija que se quitara la vida. 

La directora del documental concluye con respecto al ciberacoso: “Escuchen a sus hijos, entiendan que las amenazas existen y denles la capacidad de tomar buenas decisiones”.

La intención del documental no es solo exponer un caso real estremecedor, sino también servir como oportunidad para reflexionar sobre los límites del control parental y el impacto del acoso digital en los adolescentes.

Taty Brugés Obregón

Abogada, periodista, directora general de sinrecato.com Columnista del portal zonacero.com y otros medios digitales. Profesional con más de 27 años de experiencia en medios de comunicaciones impresos y digitales, relaciones públicas, radio y tv. En 2018 creó sinrecato.com como una plataforma de expresión para romper tabués sobre la sexualidad la vida en pareja y la familia, llamando las cosas por su nombre pero con responsabilidad. Como creadora de contenido, la apasiona la actuación, lo cual le ha permitido ampliar su interacción en redes sociales y fortalecerse como profesional en el campo.

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