El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y aunque hoy es una fecha que es más celebrada comercialmente, pasó del día al mes. Lo destacado es que ellas siguen luchando por el reconocimiento de sus derechos ante la sociedad.
El camino recorrido ha sido a paso lento, pero seguro. Hoy, muchas se destacan en roles que antes solo eran exclusivos para el hombre como: jefes de Estado, ministras, militares y profesionales en todos los ámbitos, sociales, culturales, económicos, científicos o artísticos.
Este mes #sinrecato destacará tres mujeres: una a nivel mundial, una a nivel nacional y una a nivel local. La elección fue al azar, resaltaremos sus cualidades y calidades que han cambiado las espinas por rosas y ser ejemplos de superación.
Malala Yousafzai
Esta joven bloguera y activista de derechos humanos nació el 12 de julio de 1.997 en Mingora, Pakistán.
El 9 de octubre de 2012, A los 15 años, Malala fue víctima de un ataque talibán en el que casi muere a causa de un disparo en la cabeza por defender, a través de su blog, la educación de las niñas pakistaníes.
El grupo extremista ‘justificó’ el ataque porque habían prohibido que las niñas asistieran a la escuela. Los hechos ocurrieron cuando la joven salía de sus clases, iba en el autobús de regreso a su casa y recibió el disparo en el que dos compañeras de estudio también resultaron heridas.
Días después, Malala fue trasladada a Inglaterra con un grave traumatismo craneal. Fueron varios meses de intervenciones y tratamientos médicos hasta que se recuperó en el Queen Elizabeth Hospital Birmingham.
En febrero de 2013 continuó con sus estudios en Inglaterra y en junio de ese año, luego del atentado, pronunció un inspirador discurso ante 500 personas en New York en la sede de las Naciones Unidas.
Ese día fue llamado ‘Día de Malala’, y era su primer discurso luego del atentado. Humildemente afirmó: “El día de Malala no es mi día. Hoy es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que han levantado sus voces por sus derechos”.
“Las mujeres y los niños están sufriendo en muchas partes del mundo. La pobreza, la ignorancia, la injusticia, el racismo y la privación de los derechos básicos son los principales problemas que afrontan”, manifestó con firmeza.
En defensa del derecho de las niñas de ser educadas expresó: “Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución. Educación primero”.
Luego de narrar el atentado en el que fue víctima, dijo con voz enérgica: “Una vez le pedimos a los activistas que defendieran nuestros derechos. En esta ocasión los estamos defendiendo nosotras mismas. Llamamos a nuestras hermanas alrededor del mundo a ser valientes a aceptar la fuerza dentro de ellas y darse cuenta de todo su potencial. Tomemos nuestros libros y lápices son nuestras armas más poderosas”.
A los 16 años publicó su libro ‘Yo soy Malala’, una obra que no es sobre ella, pero es el relato de una familia desterrada por el terrorismo y su lucha por la educación de las niñas.
La historia es sobre un padre que alienta a su hija a escribir y a ir al colegio, en una sociedad en la que se negaba la educación para las mujeres y se privilegiaba solo a los hijos varones. Su libro destaca a unos padres valientes que quieren a su hija por encima de todo.
En 2014, con 17 años, la activista se convirtió en la Premio Nobel de la Paz más joven de la historia, galardón que compartió con Kailash Satyarthi, también activista en contra el trabajo infantil en la India.
Luego del atentado, la joven se quedó con su familia en Birmingham y continuó con sus estudios y el activismo.
Malala es una convencida que “la mejor forma de luchar contra el terrorismo y por la educación es a través de la política. Por eso lo elegí, porque un médico puede ayudar a una comunidad, pero un político puede ayudar a todo un país”.
En el 2020, Malala con 23 años, se graduó en Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford, Inglaterra. “No sé lo que me espera. Por ahora, será ver Netflix, leer y dormir” dijo tranquilamente.
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