A una amiga cincuentona se me ocurrió preguntarle si a ella la había traído al mundo una partera. Me miró con ‘cara de fusilamiento’ y su respuesta fue contundente: “¡¡¡ Cómo se te ocurre… A mí me tuvieron, por cesárea, en la clínica tal… y el médico fue el gineco-obstetra, fulanito de tal…, el más renombrado de Barranquilla!!!”.
Ni modo de refutarle y menos hacerle entender que muchas personas de su generación nacieron en su propia casa, siendo asistida la mamá por una partera, comadrona o matrona, también de renombre dada su experticia.
Ella le indicaba a la embarazada mujer, como pujar, mientras le masajeaba la barriga para acomodar al bebé que ya venía en camino a su nueva vida, recibirlo ensangrentado, cortarle el cordón umbilical con una cuchilla de afeitar o una tijera quirúrgica que vendía en las farmacias a manera de kit junto con gasa y una especie ungüento coagulante, bañarlo con un jabón especial para la piel del recién nacido, hacer la curación del ombligo, vestirlo y acomodárselo a la teta de la madre.
Conversando con un amigo médico sobre el mismo hecho me dijo en medio de carcajadas: “Ombe, déjate de vainas… las cosas, en estos tiempos modernos, son distintas…Nosotros nos encargamos de todo eso de manera científica…, claro menos de la alimentación, vestirlos y educarlos, sino no son nuestros hijos…”.
No alcancé a explicarle que el tema venía a colación porque esa figura ancestral de la partera o comadrona es una propuesta fresca de revivirla, lógicamente, previa preparación profesional, que les acaba de hacer las Naciones Unidas a los países del mundo, tras un estudio hecho en 195 de ellos, cuyas conclusiones están recogidas en el documento ‘Estado de las Matronas en el Mundo 2021’ dado a conocer el pasado 5 de mayo, Día Internacional de las Matronas.
Varias cosas se destacan en el informe que fue elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Confederación Internacional de Matronas (ICM), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Novametrics. Allí sobresale que se requieren, en la actualidad, 900 mil parteras dada la escasez sobre todo en poblaciones lejanas, en donde ven a un médico o una enfermera de vez en cuando.
Las parteras, comadronas o matronas hacen parte, de acuerdo con la ONU, de la fuerza laboral de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal y adolescente, cuyo déficit de personal capacitado es de 1,1 millón de trabajadores (que por sus siglas en ingles es identificado como SRMNAH).
De allí que el llamado a los países es destinar inversiones urgentes en educación y formación; gestión, regulación y ambiente laboral; liderazgo y gobernanza, y también prestación de servicios.
“Este análisis indica que las matronas integradas, con licencia y con formación completa, respaldadas por equipos interdisciplinarios, pueden realizar aproximadamente el 90 por ciento de las intervenciones esenciales de SRMNAH a lo largo de la vida, pero representan menos del 10 por ciento de la fuerza laboral mundial de SRMNAH. Para que las matronas logren su máximo potencial, se necesitan inversiones audaces por parte de los gobiernos, los responsables políticos, las autoridades reguladoras, las instituciones educativas, las asociaciones profesionales, las organizaciones internacionales, las asociaciones mundiales, las agencias donantes, las organizaciones”, sostiene la ONU.
“El informe se centra en la necesidad crucial de mejorar la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de los servicios de partería. A pesar de una disminución constante de las muertes maternas y neonatales desde 1990, cientos de miles de mujeres y recién nacidos siguen muriendo cada año durante el embarazo y el parto. Se estima que 289.000 mujeres y unos 3 millones de recién nacidos murieron solo en 2013 – la gran mayoría de complicaciones y enfermedades que podrían haberse prevenido con una atención prenatal adecuada y la presencia de una partera capacitada durante el parto”, agrega.
En Colombia, un referente es una investigación hecha por la Universidad del Valle, bajo la responsabilidad de Elizabeth Hincapié y Claudia Patricia Valencia, publicado en su revista Colombia Médica, en la que se señala que el 30 por ciento de los partos, sobre todo en zonas urbanas marginadas y zonas rurales son asistidas por parteras.
Por otra parte, un modelo a mostrar de organización y capacitación de estas mujeres, incluso hombres, tiene epicentro en Quibdó, Chocó, teniendo en cuentan patrones culturales, de acuerdo con el acompañamiento que hace el UNFPA dentro de la estrategia ‘Partera Vital’.
“La partería en el Chocó hace parte de su riqueza cultural y territorial, de la diversidad y de saberes ancestrales que se transmiten de generación en generación, permaneciendo viva en parteras y parteros que llevan 30, 40 y hasta 60 años acompañando y ayudando a las mujeres durante el embarazo, y preparándose para recibir cada día, nuevas vidas, en zonas apartadas donde la institucionalidad no alcanza a llegar”, destaca UNFPA.
En cuanto a costos de un parto, sinrecato encontró que mientras un ginecólogo-obstetra puede estar cobrando entre 7 o 8 millones de pesos, una partera capacitada tasa su servicio entre 4 y 5 millones, mientras que una partera empírica lo máximo que cobra es 1,5 millón de pesos, pero si hay amistad y parentesco de por medio el procedimiento sale gratis.
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