En medio del dolor, sensación de impotencia, incluso sed de venganza y de otros sentimientos encontrados que produce cada caso de violación sexual conocido, sobre todo de menores de edad, dentro de las voces que claman castigos ejemplares surge el de la castración.
El verbo castrar, de acuerdo con la Real Academia Española que trae seis definiciones, entre ellas está capar y en paréntesis precisa: los órganos genitales.
El cuento que sinrecato.com quieres echarles, de manera resumida, es que la castración es una práctica con una larguísima historia, que se remonta al año 5.000 antes de Cristo, que incluye a los animales y al mismo hombre, ser considerado superior a las bestias por aquello del raciocinio, algo bien discutible…
En la antigüedad al procedimiento se le denominó emasculación o evisceración. Se trataba de extirpar, mediante un corte con una herramienta filosa, o a punta de golpes, los testículos. En algunas culturas también le echaban navaja al pene.
Ahora, en tiempos contemporáneos, esa castración se puede hacer mediante dos procedimientos que llevan implícita la misión de apagar la llama de la pasión reduciendo al mínimo la producción de hormonas sexuales. En nuestro entender es erradicar la libido, el deseo sexual, en la persona.
El primer procedimiento es quirúrgico y entre la comunidad científica se denomina orquectomía a dar de baja los testículos, y ooforectomía cuando es extraer los ovarios. El segundo procedimiento es químico y es mediante inyección intramuscular.
Detalles históricos
Volviendo a la historia, los varones capados, según investigadores de estas vainas, eran conocidos como eunucos y en determinado momento hicieron parte de las élites de mando de las sociedades.
En un artículo del periodista español Javier Zurro, publicado en el portal El Confidencial, ‘Eunucos, historia de una castración’, destaca el trabajo, ‘Eunucos’, del también periodista y escritor José Antonio Díaz Sáez.
Antes de meterse en los vericuetos históricos del libro de Díaz Sáez, destaca que, en Afganistán, hasta 1971, castraban a niños; en el 2002, en Níger, de acuerdo con reportaje de la BBC, la emasculación se la aplicaban a esclavos de ciertas zonas rurales; y en el 2012, ONG denuncian “la mutilación de los genitales de los albinos para ser utilizados como ingredientes en pócimas de brujería en países como Tanzania, Mali, Camerún y otros países”.
Hoy, en países como India los pasaportes tienen tres casillas: Hombres, mujeres y eunucos, asegura el investigador Díaz, según Zurro.
“Díaz Sáez, que ha tardado cuatro años en reunir la documentación necesaria para esta obra, sitúa el origen de esta práctica en el momento en el que el ser humano abandona la vida nómada y se hace sedentario, en el neolítico y alrededor de la zona conocida como el creciente fértil. Una zona bañada por los ríos Nilo, Jordán, Eufratis y Tigris, que ahora ocupan países como Egipto, Israel, Palestina, Siria o Irak”.
“En ese contexto el hombre comienza a capturar animales, a domesticarlos y a controlar su reproducción. Algo que proporcionaba un control de los alimentos y facilitaba otras materias primas”.
“Para consolidar el dominio del hombre sobre sus bestias se comienza a realizar actividades para reducir la agresividad del animal. Así comienza la mutilación de otro ser vivo por parte del hombre, que originariamente era de tres tipos: el descuernado, el anillado de hocico, y la castración”.
“Fue esta última la que se extendió al percatarse de que no sólo se eliminaba la peligrosidad de la bestia, sino que también se reducía su apetito sexual y anulaba su capacidad de reproducirse”.
“Tras la aceptación de esta práctica el hombre demostró una vez más que es un lobo para el hombre y decide, en el año 2.000 antes de Cristo, castrar también a sus esclavos. Si los animales se vuelven más dóciles ¿ocurrirá lo mismo con las personas humanas?”.
“Surge así la figura del eunuco, que centrará las más de 400 páginas del libro de José Antonio Díaz Sáez. Una figura alejada del mero castrado, con un componente social más rico. El eunuco comienza a convertirse en una persona de confianza de las altas esferas, en el protector del harén, en el mediador entre el rey y sus inferiores”.
“Esta figura surge en diferentes rincones del mundo, y en cada uno de ellos tiene un nombre propio: kurgarru para los sumerios, assinnu para los acadios, ishtaritu para los babilonios y galli para los romanos entre otros muchos para definir una misma realidad: aquellos que habían sido privados de sus genitales por orden de los gobernantes (aunque algunos llegaron a hacerlo por voluntad propia, o incluso para salvar económicamente a una familia que nunca volverían a ver)”.
“A cambio de todo lo que se les quitaba se les otorgaba mucho poder y privilegios. Ellos, a cambio se convertían en leales hombres de confianza de reyes y emperadores. El libro de Díaz Sáez cita a Lewis Coser para describir cuál era la función real del eunuquismo: cortar el ascenso al poder de la burocracia. Gracias a los eunucos se crea un grupo de funcionarios que no pueden dejar sus cargos en herencia a sus descendientes, evitando luchas y conspiraciones por el poder”.
“A pesar de su fidelidad, los eunucos también intentaron sus propios motines. Uno de los más importantes tuvo lugar durante el reinado de Assarhaddon (Rey de Asiria) entre los años 671 y 670. Allí, los mutilados dieron un golpe de estado para colocar a su jefe”.
“Este intento de cambiar las normas establecidas no funcionó, y terminó con el jefe eunuco ejecutado y con una purga de aquellos que se encontraban sirviendo al rey en aquellos momentos. Desde ese momento la concepción del eunuco cambio por completo y deja de ser el hombre poderoso al lado de los gobernantes”.
Más adelante, Díaz asegura que hasta en la Biblia aparece la figura del eunuco, representado en Noé, “cuyos órganos sexuales fueron amputados por su propio hijo Cam”. En países como Italia y España se tuvo el convencimiento de que los niños de los coros de las iglesias, si eran castrados, conservaban “su angelical voz”. En Italia tienen como figura de los castrados al artista Farinelli.
En otros escritos sobre el tema, como el realizado por Yuleina Barredo para Yahoo, se hace una descripción de las castraciones en China y otras latitudes, en donde el fin era el de someter al considerado adversario y tenerlo de servil.
Animales de verdad
Finalizando les dejo algo para la reflexión sobre todo a aquellos que tienen mascotas animales, en sus casas, especialmente perros o gatos. Expertos veterinarios, en el portal Aspca, aconsejan “10 razones principales para esterilizar o castrar a su mascota’, porque les mejorarán, ampliamente, su conducta y las mantendrán cerca de casa:
1.-Su mascota hembra vivirá una vida más larga y más sana. 2.- La castración proporciona mayores beneficios de salud para su mascota macho. 3.- Su hembra esterilizada no entrará en celo. 4.- Su perro macho no querrá vagar fuera de casa. 5.-Su macho castrado se comportará de mejor manera.
6.- La esterilización o castración NO engordará a su mascota. 7. -Es muy económico. 8.- Esterilizar y castrar a su mascota es bueno para la comunidad. 9.- Su mascota no necesita tener una cría para que sus hijos aprendan sobre el milagro de la vida. 10.- La esterilización y castración ayuda con el exceso de población de mascotas.
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