Que el presidente de una nación sostenga que el lugar más peligroso para un niño es su propio hogar, no es para aplaudirlo, ¡No faltaba más!, pero si es una situación que no da espera para erradicarla con un trabajo serio y constante.
“El lugar más peligroso para muchos niños de Colombia es su núcleo familiar, tíos, primos, padres, abuelos han hecho estás prácticas deleznables un delito; hoy ya saben que están notificados, trabajaremos para que esos delitos no prescriban y que las víctimas puedan denunciar”.
Esa afirmación es del mandatario de los colombianos, Iván Duque Márquez, y recogida por los medios de comunicación, dentro de los múltiples pasos que se dieron en el Congreso de la República para que finalmente fuera aprobada la ley que reglamenta el acto administrativo mediante el cual se modificó el artículo 34 de la Constitución Nacional para establecer la cadena perpetua a violadores y asesinos de menores.
La violencia sexual y el homicidio de niños hace parte de la cadena de problemas sociales que golpea a las sociedades en el mundo. Hasta el momento, no hay una sola nación que pueda levantar la mano y decir: “¡Aquí no padecemos de esos delitos!”.
La Unicef destaca en sus informes datos del 2017, en los que señala. “En todo el mundo, alrededor de 15 millones de mujeres adolescentes de 15 a 19 años han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas. Solamente un 1% de las niñas adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual dicen que habían tratado de conseguir ayuda profesional”.
Y agrega que “en los 28 países con datos, un 90% de las mujeres adolescentes que habían sufrido relaciones sexuales por la fuerza dijeron, como promedio, que el autor del primer incidente había sido una persona conocida. Los datos de seis países revelan que los amigos, los compañeros de clase y las parejas sexuales se encontraban entre los autores más frecuentes de los casos de violencia sexual contra los varones adolescentes”.
En Colombia el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en un estudio del 2017, advierte que dentro de las cifras por la violencia son las niñas y adolescentes mujeres con el 68 % de los casos las más afectadas. Se ilustra el indicador con un comparativo, “mientras en 2016 se registraron 26 casos diarios para 2018 llega a los 37”.
La Unidad de Reportajes Multimedia del periódico El Tiempo, que dirige Carlos Alberto Mojica Patiño, en un extenso trabajo, ‘El país que mata a sus niños’, asegura que “durante el 2020, en Colombia, 579 menores de edad fueron asesinados; 56 tenían entre 0 y 4 años. Muchos de los victimarios son sus propios padres”.
Dos opiniones llaman la atención porque coinciden con la apreciación del presidente Duque. La primera es de Yohanna Jiménez, promotora de la cadena perpetua para asesinos y violadores de niños, quien recogió las banderas de su mamá y excongresista Gilma Jiménez, quien dio una dura batalla en el Congresos para proteger de la violencia sexual a la niñez.
“A los niños los están masacrando en sus casas. Y tenemos que decirlo así: es una violencia invisible, porque ocurre en el interior de los hogares. No es la violencia de las calles ni del conflicto armado… Seguimos fracasando como sociedad por la incapacidad de garantizar la felicidad y el respeto pleno de los derechos de los niños. Cuando un niño es asesinado en Colombia, perdemos una parte muy importante de nuestro país que no volveremos a recuperar jamás”, manifiesta.
Otra opinión que aporta al debate es la de Angélica Cuenca, secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez Colombiana, de la que hacen parte 22 organizaciones nacionales e internacionales, y exasesora de la dirección de primera infancia y de la dirección del Sistema Nacional de Bienestar Familiar del ICBF. “Muchos de los casos se dan en los mismos hogares. Uno de los espacios que deberían ser más seguros, que son las viviendas, terminan siendo los más inseguros. Es un hecho muy evidente y por eso, desde la Alianza, hemos impulsado la ley que prohíbe el castigo físico y humillante porque ahí está la raíz del asunto”.
Y sobre las causas generadoras del fenómeno, el trabajo incluye la reflexión de la psiquiatra Isabel Cuadros Ferré, directora ejecutiva de la Asociación Afecto contra el Maltrato Infantil. “La violencia y los crímenes hacia los niños seguirán ocurriendo mientras las personas no tengan una concepción consciente de que solamente podrán engendrar a los hijos que puedan amar y cuidar”. Además, dice que todo viene de la formación que recibieron los padres y que se transmite de generación en generación.
Precisamente en la adopción de políticas públicas para enfrentar la problemática se destaca el trabajo desarrollado en el Congreso de la República de la senadora Emma Claudia Castellanos y la representante Angela Sánchez Leal, autoras de la ley que busca crear el Sistema Nacional de Alertas Tempranas.
“No queremos más niños abusados sexualmente en Colombia. Es de los peores crímenes que atenta contra la niñez colombiana. Por eso es tan necesaria la implementación del Plan Estratégico Integral para la Atención y Prevención, porque queremos evitar que sigan aumentando las cifras de violencia sexual, que muestran que un promedio de 64 casos diarios recibe Medicina Legal por presunto delito de violencia sexual a menor de edad”, sostiene la senadora Castellanos.
Por su parte, la representante Sánchez señala que la herramienta permitirá enfrentar, de manera anticipada, los riesgos para evitar agresiones sexuales a los niños. “En tan solo cuatro meses ya vamos en 5.483 exámenes a niños niñas y adolescentes por presunta violencia sexual. Esperamos que pase a sanción presidencial y pueda ser reglamentada pronto”.
Dentro de los argumentos las autoras destacan cifras que maneja la Fiscalía General de la Nación de los últimos 10 años que reportan el abuso de 190.671 niños, lo que representa 64 casos diarios. Además, por el delito de pornografía con menores, en los últimos 8 años, se han recibido 4.837 denuncias; y entre el 2013 y el 2020, quedaron registradas 71.832 denuncias por acceso carnal abusivo con menores de 14 años.
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