Durante tres años, un grupo de investigación de la Universidad del Norte de Barranquilla, con el apoyo de la ONU, desarrolló un interesante ejercicio relacionado con el conocimiento de los jóvenes en el departamento del Atlántico sobre la sexualidad y los resultados revelan una realidad: Están en pañales.
Les comparto el artículo que hizo el periodista José Luis Rodríguez R., ‘Estudio de PBX revela desafíos en sexualidad juvenil del Atlántico en revista especializada’, para que saquen sus propias conclusiones.
- “Algunas adolescentes de 14 a 17 años de Santa Lucía desconocen su ciclo menstrual y no lo relacionan con el embarazo”.
- “En Campo de la Cruz y Santa Lucía, los adolescentes de 10 a 13 años conocen el condón, pero nunca los han visto ni saben usarlo, aunque dicen haber recibido capacitación”.
- “Las adolescentes de Barranquilla y Soledad, a diferencia de las de zonas rurales, expresan una actitud de rechazo hacia el acoso callejero”.
Estos y otros datos relevantes sobre cómo viven la sexualidad los jóvenes del Atlántico hacen parte de los resultados de un estudio ejecutado desde hace un poco más de 3 años por PBX, Grupo de Investigación en Comunicación, Cultura y Cambio Social de Uninorte, en alianza con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, y del cual se publicaron recientemente dos artículos en la revista especializada ‘Sexual and Reproductive Health Matters’.
El objetivo: Recoger evidencia que permitiera comprender cómo adolescentes y jóvenes, entre los 10 y 17 años, de cuatro municipios del Atlántico (Barranquilla, Soledad, Campo de la Cruz, Santa Lucía), entendían, interpretaban, cuidaban y asumían su sexualidad, enfocándose en tres temas: Embarazo en la adolescencia; Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluyendo VIH; y Violencia Basada en Género (VBG).
Los resultados sirven para entender las características y necesidades de una población priorizada en un proyecto liderado por el UNFPA y la Organización Mundial de la Salud, OMS, con el fin de diseñar y evaluar un programa de Educación Integral en Sexualidad por fuera de la escuela en cinco países: Colombia, Etiopía, Ghana, Irán y Malawi.
En Colombia se denominó “Tírala Plena” y fue implementado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF. Se decidió trabajar en el departamento del Atlántico, con poblaciones en contextos vulnerables y de escasos recursos económicos de Barranquilla, Soledad, Campo de la Cruz y Santa Lucía.
El grupo de investigadores de PBX, liderado por el sociólogo y profesor, Jair Vega Casanova, se propuso comprender no solo qué pasa por la mente de jóvenes y adolescentes, al asumir cotidianamente su sexualidad, sino también qué pasa por la cabeza de padres, madres y funcionarios públicos, responsables y garantes de sus derechos sexuales, su cuidado y protección.
“Hicimos una investigación formativa (2020) para informar el diseño del proyecto a evaluar (Tírala Plena). Luego, formulamos un protocolo de investigación (2020 – 2021) y finalmente, realizamos la evaluación de la implementación (2022 – 2023). A finales de 2022, UNFPA y el Gobierno Noruego prorrogaron el proyecto por 3 años (fase II), incluyendo siete países más”, explica el profesor Vega.
En un número especial de la revista ‘Sexual and Reproductive Health Matters’ se publicaron dos artículos en torno al proyecto: El primero con los resultados de la investigación formativa y el segundo con la fundamentación del protocolo de investigación.
En los hallazgos de la investigación formativa, el propósito fue identificar qué conocimientos, actitudes y normas sociales tienen las niñas y niños adolescentes de los municipios seleccionados, en relación con la sexualidad, el embarazo adolescente, las ITS incluyendo VIH y violencia de género.
Algunas de sus conclusiones: No existe información sistemática y actualizada sobre la salud sexual y reproductiva de adolescentes de 10 a 17 años en los municipios incluidos en el estudio. Así mismo, la información relacionada con sus conocimientos, actitudes y normas sociales respecto de la sexualidad, el embarazo adolescente, las ITS incluido el VIH y la violencia de género no sólo es parcial y desactualizada sino que no está desagregada a nivel municipal.
Se encontró que la población adolescente de estos municipios tiene conocimientos muy básicos sobre su sexualidad y particularmente sobre los temas de estudio, la mayoría limitados a una perspectiva biológica de la sexualidad y no de derechos.
De igual forma, las actitudes y normas sociales encontradas no permiten una discusión abierta sobre sexualidad, prevención de embarazos en adolescentes y violencia de género; por el contrario, reproducen la violencia de género. Además existe una falta de servicios de EIS de calidad para el grupo de adolescentes participantes, tanto dentro como fuera de la escuela.
La investigación concluye que la población adolescente de estos municipios tiene pocos conocimientos y no accede a servicios de SSR, ni utiliza las rutas de protección y atención de casos de VBG.
Ampliando un poco el artículo de Rodríguez, le agregó las recomendaciones de los investigadores Jair Vega Casanova, Natalia Buitrago Rovira, Greys Jiménez Barrios, Moisés Carrillo García, Gabriela Monsalvo Molina, Camilo Pérez Quintero, Jenny Peña y Karen Adrians, sobre lo que debe hacer.
“Para comenzar, se necesita cubrir el enorme vacío del desconocimiento. Y para esto, la propuesta pedagógica debe partir de conocimientos básicos sobre sexualidad adolescente. Los jóvenes deberían tener toda la información para tomar decisiones conscientes, para vivir en plenitud, no solo en ese ámbito sino en todos los de su vida, pero la sexualidad es fundamental”, dice Gabriela Monsalvo, participante de la investigación.
- Se necesitan estrategias que permitan construir confianza y acuerdos de confidencialidad.
- Se necesitan espacios de formación intergeneracionales para padres, hijos e hijas, que permitan generar capacidades para dialogar sobre sexualidad.
- Se necesita una reflexión colectiva, como sociedad, para desmontar normas sociales que interfieren en las prácticas de la sexualidad adolescente, como las expectativas de maternidad o paternidad.
“Casos como, por ejemplo, en que el embarazo en la adolescencia es aceptado socialmente cuando se conforma una nueva pareja, puede llevar a otros embarazos consecutivos. O cuando los funcionarios cuestionan a las víctimas de violencia sexual por la forma de vestir ‘provocativa’, Ileva a la revictimización”, resalta el estudio.
“Tenemos que seguir generando evidencia contundente”, sostiene Vega. Él, que lleva quince años investigando estas problemáticas y ha visto con frustración cómo algunas de ellas se han mantenido o profundizado, manifiesta que es esencial que las estrategias de prevención y promoción de educación sexual estén basadas en evidencia, como este estudio.
“Se han hecho esfuerzos, pero no dan resultado porque en muchos casos se improvisa, se especula”, concluye el sociólogo.
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