El titular es claro: “Se acaba la emergencia por la pandemia, pero la Covid-19 continúa”. En resumen, el contemporáneo virus y sus ‘parientes’ se quedan viviendo entre nosotros y el que les ‘dé papaya’ debe atenerse a sus consecuencias.
La Organización Panamericana de la Salud, OPS, al igual que la mayoría de los medios de comunicación en el mundo recogieron lo que era esperado: La oficialización de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ente con voz autorizada sobre el delicado tema, que nos tuvo en vilo, a creyentes y no creyentes, por un poco más de tres años.
Aunque el anuncio de Tedros Adhanom Gebreyesus, el director general de la OMS, luego de acoger las recomendaciones del Comité de Emergencia, no fue con bombos y platillos y muchos menos la divulgación en la prensa mundial, los resultados no deben pasan desapercibidos y menos las recomendaciones, pues, aunque no lo exponen de manera explícita un rebrote sería fatal.
“La Covid-19 ya no constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) implica que es el momento que los países pasen del modo de emergencia al manejo y control de la Covid-19 con otras enfermedades infecciosas. La Covid-19 no ha terminado. El riesgo continúa. Por esa razón, los países, ni sus sistemas de salud, al igual que sus poblaciones, pueden bajar la guardia”.
Es bueno recordar que la OMS declaró la pandemia por efectos del virus, inicialmente conocido como coronavirus y científicamente como SARS-CoV-2, con punto de partida en Wuhan, China, el 20 de enero del 2020. Los científicos, en su momento, aclararon que en la década del 60 del siglo pasado ya se había detectado el coronavirus sin graves consecuencias para la salud de los humanos, pero que la nueva manifestación de la enfermedad esa sí entró en la categoría de grave.
A partir de la citada fecha, cada nación fue alertada en torno a la toma de medidas convenientes, además de las básicas preventivas, primando entre ellas el confinamiento masivo y la higiene extrema, hasta que aparecieron las vacunas, casi 10 meses después, para mantener a raya la propagación del virus y sus mutaciones.
En cifras mostradas por la OMS, el o la Covid-19, en el tiempo de pandemia, produjo 20 millones de personas muertas, y afectó la salud de 765 millones, tanto en lo físico como en lo psicológico. La tarea que sigue pendiente es saber, exactamente, qué produjo el virus para que no sigan rondando las especulaciones.
En Colombia, el primer caso confirmado y reconocido por el Instituto Nacional de Salud, INS, fue el 20 de marzo 2020, en una persona que días previos había arribado a Bogotá procedente de Italia. Cinco días después el Gobierno Nacional decretó el aislamiento total en el territorio y sus medidas de control, incluyendo vacunas; para ello se destinaron 15 billones de pesos.
A corte del 3 de mayo del presente año, se reportó que iban registrados 6.365.262 casos de personas afectadas; 1.068 personas aún están activas; y 142.772 caso de muerte.
Medidas para tener en cuenta
Como ya se queda a vivir entre las comunidades, la OMS emitió consejos para ser llevadera esa convivencia, y estos son:
• Conservar lo ganado en términos de capacidad nacional y prepararse para eventos futuros, a fin de evitar un ciclo de pánico y descuido.
• Integrar la vacunación contra la Covid-19 en los programas de vacunación a lo largo del curso de vida, y mantener las medidas para aumentar la cobertura de la vacunación contra la Covid‑19 para todas las personas de los grupos de alta prioridad.
• Integrar la vigilancia de los agentes patógenos respiratorios y continuar la notificación de los datos a la OMS.
• Prepararse para que se autoricen las vacunas, los medios de diagnóstico y los tratamientos dentro de los marcos regulatorios nacionales, con objeto de garantizar la disponibilidad y el suministro a largo plazo.
• Seguir trabajando con las comunidades para lograr programas sólidos, resilientes e inclusivos en materia de comunicación de riesgos y participación de la comunidad y de gestión de la infodemia.
• Seguir eliminando las medidas de salud relacionadas con las Covid-19 aplicables a los viajes internacionales, en función de las evaluaciones de riesgos.
• Seguir apoyando la investigación para mejorar las vacunas y comprender mejor la afección posterior a la Covid-19.
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