Marido y mujer, esposos un tanto cuarentones y con dos hijos que transitan por la dura etapa de la preadolescencia (aunque, viéndolo bien, todas las etapas de los hijos son complicadas), en medio de una humeante taza de café cerrero comentaban un chisme, aparentemente, trivial de una pareja de amigos.
-Te enteraste de que Maricarmen tiene a Lucho contra las cuerdas y le está exigiendo que se haga la vasectomía?
-No… ¿Y esa vaina?
-Ella le dijo: ¡Ajá!, ya tenemos tres pelaos y… ¿Qué más esperas tú?… Él cómo que se hizo el loco y no le respondió un carajo, y ahora andan como medio disgustados… Tú, ¿Cómo ves la cosa?
-Me voy a bañar, porque se me hace tarde para irme a trabajar… El hombre apuró el café y corrió al baño.
Resulta que, frente a ese tema, el de la vasectomía, ocurre una cuestión similar al del tacto rectal por aquello del examen de la próstata. Tema reservado en el 99,9 de los varones.
Pero echándole una mirada a investigaciones un poco recientes, digamos de hace un año, como la que llevó a Profamilia con respeto a Colombia con la que pretende ilustrar sobre ‘mitos, verdades y cifras’ muestra cosas interesantes y se despeja buena parte del panorama.
Por ejemplo, parte del contexto de que la “vasectomía es un método anticonceptivo definitivo al que pueden acceder los hombres mayores de edad que no desean tener hijos o que ya están conformes con el número de hijos que ya tienen”. El método también es conocido como deferentectomía.
Asegura la entidad, que cuenta con una reconocida trayectoria en planificación familiar de más de 50 años, que el procedimiento es sencillo y ambulatorio; es decir, cortados los conductos seminales, previa pequeña incisión en el escroto, y de esta manera interrumpir la salida al exterior de los espermatozoides ‘conquistadores’ de óvulos, el hombre puede irse a su casa, guardar reposo menos de una semana antes de retomar los quehaceres normales.
“Es la opción anticonceptiva más segura disponible para el hombre, con una efectividad del 99%”, sostiene Profamilia y así lo dio a conocer ‘coincidencialmente’ el Día Mundial de la Vasectomía que, por acuerdo de organismos mundiales de salud, debe conmemorarse el tercer viernes de cada mes de noviembre. La fecha fue establecida al ser acogida, en el 2013, una iniciativa del urólogo Douglas Stein y el cineasta Jonathan Stack, ambos convencidos de que hay que planificar con responsabilidad.
El año pasado, la institución especializada recordando que es la pionera de aplicar el método anticonceptivo en el país desde hace más d 40 años, “desde 1970, ha realizado 357.277 vasectomías, de las cuales más de 175 mil se realizaron en los últimos 10 años, mostrando así una creciente aceptación del método”.
Agrega que “en 2011, se realizaron 13.824 procedimientos y en 2019 llegaron a ser 18.408. Sin embargo, en 2020 se observó una disminución importante debido a los efectos de la pandemia (por Covid-19). Ese año la organización realizó 13.459 vasectomías. Aun así, Profamilia continúa fomentando la planificación a través de campañas de educación e información y con corte a octubre de 2021 se ha visto un repunte de 50 por ciento, con un total de 16.545 intervenciones”.
“En Profamilia defendemos la idea que la responsabilidad de la anticoncepción debe ser compartida entre hombres y mujeres. Para eso es necesario que los colombianos estén bien informados de las opciones que tienen respecto a su salud sexual y reproductiva. Constantemente realizamos campañas de vasectomía en todo el país, buscando empoderar a los hombres en la decisión de tener o no hijos, en la planeación de su futuro y ejecución de su proyecto de vida”, comenta Marta Royo, directora ejecutiva de la institución
Otros investigadores contrarrestan falsas percepciones en torno a que la vasectomía, o deferentectomía, con tajante NO. Es decir, no afecta el tamaño ni la forma de los testículos; ni el aspecto, forma, tamaño y erección del pene; ni disminuye el deseo sexual.
Tampoco modifica las preferencias sexuales ni el género; no causa cáncer; no evita el contagio por Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS); no engorda; ni interrumpe la producción de testosterona.
Y, por si hay arrepentimiento, existe la posibilidad de revertir el proceso, solo que la cifra es de uno en 4.000 casos.
Con todo lo anterior, no se trata, entonces, de imposiciones de la mujer hacia el hombre, sea su compañero permanente o marido, sino de una decisión en la que debe haber consenso de pareja, igual que cuando ella decide ‘desconectarse’. En ambos debe primar mucha responsabilidad, que no se crean el cuento que como no pueden engendrar se abre la puerta hacia la sinvergüenzura sexual, no.
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