No hay que llamarse a engaños, pero en los tiempos de relax y fiestas, sobre todo diciembre, enero y febrero, el ingrediente sexual es una de las cerezas del pastel; es la estocada final, en la antesala del corte de ‘rabo y oreja’, de una buena faena taurina. Sin embargo, es bueno actuar con mesura para evitar lamentaciones.
¿Bueno y cuál es la relación de eso con lo que viene? se preguntarán y la respuesta va ligada a las consabidas recomendaciones de las autoridades para que el disfrute sea sano, responsable y en paz.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, tiene la particularidad que, mediante cifras, alerta a los Estados y a sus comunidades acerca del panorama, por ejemplo, de las Infecciones de Transmisión Sexual, ITS, y los embarazos no deseados que tienden al aumento después de los días de jolgorio, porque no se midieron las consecuencias de mezclar alcohol, drogas, promiscuidad sexual, entre otros elementos y factores.
Por ello, en consideración a lo que se viene, es bueno repasar, esta vez, lo de las ITS, puesto que, según la OMS, cada 24 horas un millón de personas contraen, al menos, una infección causada por cualquiera de las 30 bacterias, virus y parásitos relacionados con el contacto sexual, que incluye el coito vaginal, anal o bucal. Lo preocupante es que la mayoría de los casos son asintomáticos.
“Ocho son los agentes patógenos vinculados a la máxima incidencia de ITS. Cuatro de esas infecciones se pueden curar actualmente: La sífilis, la gonorrea, la clamidiasis y la tricomoniasis. Las otras cuatro son infecciones víricas incurables: La hepatitis B, la infección por el virus del herpes simple (VHS), la infección por el VIH y la infección por el virus de los papilomas humanos (VPH)”, sostiene la organización.
También destaca que, anualmente, 374 millones de personas contraen alguna de las cuatro primeras ITS; estima que más de 500 millones de personas, sobre todo en el rango que va entre 15 a 49 años, tienen una infección genital por el virus del herpes simple (VHS o herpes); que la infección por el virus de los papilomas humanos (VPH) está asociada a más de 311.000 muertes por cáncer de cuello uterino cada año.
La OMS dice que “las ITS tienen un efecto directo en la salud sexual y reproductiva por la estigmatización, la infecundidad, los cánceres y las complicaciones del embarazo y pueden aumentar el riesgo de contraer el VIH. Y, la farmacorresistencia constituye un obstáculo importante para reducir la carga de las ITS en el mundo”.
Advierte que se han detectados brotes emergentes de nuevas infecciones que pueden contraerse por contacto sexual, como la viruela símica, las infecciones por los virus Shigella sonnei o Neisseria meningitidis, o el ébola y el zika; y la reaparición de ITS desatendidas, entre ellas el linfogranuloma venéreo. “Todas ellas presagian retos crecientes en la prestación de servicios adecuados para la prevención y el control de las ITS”.
Precisamente, en torno a la prevención y control, la organización señala que la información, la educación y el asesoramiento pueden mejorar la capacidad para reconocer los síntomas de las ITS, con lo que aumentan las probabilidades de que se solicite atención o se aliente a las parejas sexuales a hacerlo.
“Cuando se usan correcta y sistemáticamente, los preservativos son uno de los métodos de protección más eficaces contra las ITS, incluida la infección por el VIH. Aunque son muy eficaces, los preservativos no ofrecen protección frente a las ITS que causan úlceras extragenitales (es decir, sífilis o herpes genital). Cuando sea posible, debe utilizarse un preservativo en toda actividad sexual vaginal y anal”, manifiesta.
Precisa que, gracias al uso correcto de preservativo “el 98% de las mujeres cuyas parejas masculinas utilizan preservativos masculinos correctamente cada vez que mantienen relaciones sexuales a lo largo de un año estará protegida frente a embarazos imprevistos; cuando se utilicen preservativos femeninos, ese porcentaje ascenderá al 95%”.
Por eso, la OMS aconseja promover el aumento del uso de preservativos en las relaciones sexuales, proporcionándoles a las parejas información imparcial y centrada.
Sin embargo, reconoce que “lamentablemente, las carencias de conocimientos de la población, la falta de formación del personal de salud y la arraigada estigmatización generalizada en torno a las ITS siguen dificultando un uso mayor y más eficaz de estas intervenciones”.
Igualmente que “las desigualdades de género, especialmente en las relaciones íntimas, son un obstáculo importante para el uso del preservativo y deben atajarse”.
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