Recogiendo los acostumbrados mensajes de amistades, en esta temporada de Navidad y fin de año, me llamó la atención uno de una amiga que trae las pistas para lograr la felicidad plena, pero sobre todo su soporte: 75 años de investigación que le invirtió la prestigiosa Universidad de Harvard de Estados Unidos.
La esencia es destacada por el periodista Luis Fernando Julio en su artículo ‘Lo único que usted necesita para ser feliz, según estudio’, publicado en la sección estilo de vida del portal www.lafm.com.co, luego de descartar que el tema tiene que ver con el dinero, un buen trabajo, viajes, fama, poder, ropa, zapatos, etcétera.
Julio toma la conclusión de Robert Waldinger, director del estudio, psiquiatra y profesor en la Harvard Medical School, quien asegura que la fórmula son las relaciones positivas que tenga una persona, deducible después de haber analizado con lupa la vida de voluntarios que expusieron sus contactos personales, sus éxitos y sus fracasos.
“El descubrimiento sorprendente es en nuestras relaciones y qué tan felices somos en ellas, esto tiene una poderosa influencia sobre nuestra salud. Cuidar del cuerpo es importante, pero atender nuestras relaciones es también una forma de cuidado personal. Esa, yo creo, es la revelación”, sostiene el investigador Waldinger.
Para ilustrar más a nuestros ciberlectores les comparto los tres factores esenciales de la investigación y seguidamente la reflexión de Julio César Henríquez Toro, abogado, catedrático universitario, escritor y analista de temas relacionados con el ser humano.
“Primer factor: Asegura que la soledad afecta a las personas de muchas maneras, reduce su nivel de felicidad e incluso lleva a que las funciones del cerebro se deterioren de forma más rápida.
Segundo factor: Es la calidad de las relaciones. Se dice que es más importante tener pocos buenos amigos, que tener muchos que no sean tan cercanos, además de que se deben evitar los conflictos, que aumentan el estrés y afectan la salud física y mental de forma negativa, por lo que impide la felicidad.
Tercer factor: Es la protección al cerebro, que es algo que las relaciones positivas permiten. Los expertos encontraron que cuando usted tiene relaciones en las que sabe que puede confiar y depender de las otras personas, esto le ayuda a mantener su memoria en buenas condiciones por más tiempo”.
Por su parte, Henríquez recuerda que “la felicidad ha sido objeto de estudio desde que el hombre tiene conciencia del poder de sus emociones sobre su salud física y mental. En la filosofía la idea de ser feliz posee un espectro tan amplio como cada una de las escuelas y los enfoques éticos conciben la idea de bienestar, sustentadas en su perspectiva moral”.
Destaca que hay posturas que la conciben desde el placer, como los hedonistas, los epicúreos y los utilitaristas, que entendían la idea de felicidad en la satisfacción de sus deseos y en la búsqueda de la capacidad para ejercer libremente su voluntad, hasta posiciones que encontraban la realización en el estricto cumplimiento del deber, las obligaciones y las responsabilidades hacia los demás, como el caso de los altruistas, los filántropos y los amantes de las obras sociales.
“Cada persona tiene su propia idea de lo que le hace feliz. Y si bien existen patrones comunes a todos los miembros de la especie humana que nos caracterizan de forma arraigada por nuestra cultura, nuestros principios, tradiciones y valores, la sensación y la percepción de la felicidad combina elementos objetivos y subjetivos”.
“Alguien puede sentir felicidad en condiciones hostiles y otros pueden sentirse plenamente realizados en ambientes de abundancia, paz interior, salud, fortaleza espiritual, ocio, entretenimiento, trabajo, productividad y afiliación. También el amor, la amistad y el estado de nuestras relaciones, influyen sobre nuestra felicidad. Una persona dedicada al ascetismo, la vida espiritual o exotérica, también puede sentirse feliz aislada del entorno, viviendo lejos de todo contacto con los demás”.
Agrega Henríquez que, en la actualidad, para algunas perspectivas psicológicas ser feliz es una emoción traducida en la autorrealización, el alcance de sus metas, sus fines o sus propósitos de vida. Existen mediciones objetivas como el índice global de la felicidad que ofrecen indicadores de la sensación de los pueblos sobre su forma de vivir.
“En todo caso la felicidad no es una fantasía o una imposibilidad que dependa de una ilusión irrealizable. Ser feliz implica una decisión de aceptar aquello que provoca la conciencia de la satisfacción y el pleno ejercicio de la capacidad para obtener lo que se propone. Sin duda, el afecto es fundamental en la felicidad y la fortaleza o la debilidad de las relaciones que tenemos provoca un estado de ánimo favorable a la alegría o a la nostalgia, pero la felicidad es multifactorial, depende de muchas variables y eso es lo que hace más exquisita la experiencia de vivir y ser humanos: Somos únicos, irrepetibles, diversos, plurales y auténticamente diferentes. Por ello, la felicidad no se somete a un molde o una regla estricta, aunque pueda valorarse objetivamente y dejar la evidencia de una sonrisa constante en el rostro de quienes suelen ser felices”, concluye el analista.
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