Aunque la tarea debe ser de todos, alguien debe liderarla y la flecha apunta hacia los psicólogos, sobre todo aquellos que están dedicados al capítulo de la Psicología Social, esa que lleva más de un siglo entregada al detalle sobre el impacto que causa el entorno en el ser humano. Lo urgente es buscar alternativas de solución reales.
¿Por qué me refiero al tema? Sencillamente porque no hay un solo día que pase sin el registro de un caso de intolerancia, irritabilidad, corrupción, deslealtad, soberbia…etcétera, etcétera… que supere, al menos, lo contrario. Los ejemplos son incontables, y si no cree dele una mirada a las redes sociales, que superan en inmediatez a los medios informativos, pero no en seriedad y responsabilidad.
Hablando con una amiga psicóloga sobre esa película me resumió en que todo es producto de la pérdida de valores de las sociedades que se han dejado absorber por los antivalores en una extraña competencia que lo único que conlleva es al caos. “¡Recuerda: ¡Valores versus antivalores!”, me subrayó mientras me apuntaba con su dedo pulgar en alto.
Como la conversación me llevó a recordar las enseñanzas de mis viejos, y luego las clases de civismo que alcancé a recibir en primaria, reforzadas en el bachillerato, vi la manera de compartirlas, con base en investigaciones de expertos que llevan el listado ilustrativo de la competencia de la que hablé con la psicóloga.
Valores que se definen como aquellas pautas que fija la sociedad para la convivencia, ligadas a lo moral. “Los valores son los principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una persona, una acción o un objeto que se consideran típicamente positivos o de gran importancia para un grupo social”, explica la investigadora y licenciada en letra Adriana Morales, del portal significados.com.
Aquí van 21 valores, definidos como universales, siendo el principal de todos ellos: La verdad. Mi apreciación es que la decisión de aplicarlos es exclusivamente suya, bien sea como padre, madre, joven y adulto responsable que visiona sociedades justas y equitativas.
Detrás de la verdad vienen: La amistad, la confianza, el amor, la justicia, la libertad, la bondad, el honor, la fraternidad, la honestidad, el respeto, la paz, la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, la valentía, el autodominio, la empatía, la gratitud, la sabiduría y la compasión.
En cuanto a los antivalores, de acuerdo con el investigador y licenciado en letras, Fabián Coelho, del portal significados.com, son “aquellas actitudes negativas que se oponen a lo que establecen los valores éticos y los valores morales que regulan y guían las conductas de las personas en la sociedad. La palabra, como tal, se forma con el prefijo anti-, que significa ‘opuesto’, y el sustantivo valor”.
Al respeto, el portal psicología-online.com, tiene una lista de 40 que considera principales o relevantes: El irrespeto, la incomprensión, la intolerancia, la desobediencia, la mentira, la injusticia, la negligencia, el orgullo, la altanería, la deslealtad, la falsedad, la burla, la falta de modales, las ventajas, la crítica, la indiscreción, la desconfianza, la traición, el egoísmo, la misantropía.
Igualmente: La arrogancia, el odio, la envidia, la desigualdad, la infidelidad, la pereza, la esclavitud, la deshonestidad, la discriminación, la ignorancia, la imitación, la indiferencia, la impuntualidad, la inequidad, la corrupción, la soberbia, la parcialidad, la inflexibilidad, la impunidad y la ineficacia.
Desde el punto filosófico, los dos conceptos tienen letra menuda. Uno de los investigadores el especialista en Medicina General Integral, el cubano Arturo José Sánchez Hernández, en un extenso trabajo, ‘Análisis filosófico del concepto valor’, destaca posiciones desde lo objetivo y lo subjetivo.
“Para el objetivismo tradicional los valores dependen por completo del objeto y existen independientemente de la voluntad y la conciencia valorativa del sujeto. Consideran que la fuente de estos se encuentra en un mundo trascendental, suprahumano, eterno e invariable, por lo que consideran a los valores como inmutables a pesar de los cambios evolutivos de la sociedad. Desde estas posiciones resulta imposible explicar de manera convincente las diferencias culturales que existen entre distintos pueblos”, sostiene.
“Para las concepciones subjetivistas los valores dependen por completo de la subjetividad, individual o colectiva, independientemente de las características del objeto. La debilidad de estas concepciones estriba en que la subjetividad individual o colectiva puede estar errada”, advierte.
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