El Centro Nacional de Memoria Histórica tiene el resultado de un trabajo de las investigadoras Nancy Prada Prada y Adriana Marcela Serrano Murcia, con el apoyo de Adriana Solórzano Vargas, titulado ‘Memoria histórica con víctimas de violencia sexual: aproximación conceptual y metodológica’.
En 140 páginas se hace una compilación de hechos registrados, relacionados con la violencia sexual, en el marco de los más de 50 años del conflicto armado que ha vivido Colombia.
“La construcción de paz en Colombia demanda ejercicios de memoria histórica sobre la violencia sexual que ha tenido lugar en el marco de la guerra, pues solo de esta manera pueden llegar a comprenderse las razones profundas de su ocurrencia y su relación con la violencia sexual cotidiana. Solo a partir de ese reconocimiento y de lo que implica, la sociedad colombiana podrá transformar las condiciones que propician la violencia sexual. Una sociedad donde ocurre violencia sexual no es, de ninguna manera, una sociedad en paz”, advierte la introducción del trabajo.
Por considerarlo material de interés y herramienta para la reflexión con fundamento, #sinrecato reproduce las conclusiones en torno a las consecuencias de esa violencia:
“La violencia sexual repercute en la vida de las víctimas en el corto, mediano y largo plazos. Estas formas de violencia implicaron un propósito deshumanizante que queda como impronta y desencadena rupturas, pérdidas, enfermedades, cambios y malestares en la vida cotidiana.
Tales secuelas tienen una dimensión contextual, es decir, no se inscriben solo sobre la víctima directa sino también sobre su entorno y se agudizan o no de acuerdo con la respuesta de esos entornos familiar, social e institucional.
Dentro de las principales consecuencias de la violencia sexual en la vida de las víctimas se encuentran las siguientes:
Consecuencias en la salud física:
a. Lesiones en los aparatos genital y urinario; lesiones en el rostro y mutilaciones. b. Infecciones de transmisión sexual. c. Embarazos por violación y maternidades coaccionadas. d. Afectaciones físicas que recaen sobre las mujeres víctimas de violencia sexual estando en embarazo y las afectaciones sobre sus hijos e hijas antes de nacer. e. Dolores de cabeza, alteraciones del sueño, pesadillas continuadas y pérdida de memoria.
Consecuencias emocionales:
a. Sensación de extrañamiento sobre el “sí misma” que deslocaliza a las personas, las escinde de manera dolorosa. Esta ruptura se evidencia en prácticas corporales como la limpieza excesiva, la higienización permanente incluso con medicamentos o, por el contrario, sensación de aborrecer el propio cuerpo. b. Sensación de culpa. Esta es una característica de la violencia sexual que no aparece de manera tan frecuente en otras victimizaciones: la sociedad tiende a culpar a la víctima. Esto se materializa por medio de la estigmatización y el señalamiento. Como resultado de la culpa, muchas víctimas se odian a sí mismas, se maltratan, se aíslan y se hacen daño de múltiples formas, incluso con intentos de suicidio. c. Sensación de vergüenza, rabia y tristeza crónicas. d. Pérdida de la posibilidad del disfrute sexual.
Consecuencias en los vínculos familiares y sociales:
a.Maltratos y abandonos de la pareja cuando esta se entera de la violencia sexual sufrida. Por temor a ello, muchas víctimas guardan el secreto. b. Las maternidades coaccionadas que las víctimas deben asumir como resultado de la violencia sexual sufrida implica una carga económica que obstaculiza sus proyectos de vida y les empobrece. c. Miedos y temores fundados en factores relacionados con la violencia sexual sufrida, que alteran su desenvolvimiento social y la vida comunitaria, por ejemplo: miedo a salir de noche, a andar solas, a quedarse en casa sin compañía, a lugares solitarios, a los hombres. d. Cotilleo y rumores sobre la violencia sexual sufrida por alguna persona de la comunidad, que pueden convertirse fácilmente en motivos de conflictos comunitarios”.
No Comments