Director de Caribe Afirmativo, organismo vocero LGTBI, expone el panorama en la región.
Redacción #sinrecato
No ha sido fácil la lucha que vienen librando las personas LGTBI para que les sean reconocidos sus derechos a tener una vida digna y ejercer una ciudadanía plena.
El panorama expuesto por el director de Caribe Afirmativo, Wilson Castañeda Castro, solo abarca la región Caribe colombiana, pero el politólogo de la Universidad Nacional y quien llevan más de 15 años viviendo entre los costeños, entrega insumos que permiten deducir la conclusión de la entrada a la siguiente entrevista concedida a la redacción de sinrecato.com
¿Cómo está el asunto?
Es paradójico. Colombia presenta ante el mundo muchos avances en materia LGTBI. Según la ONU, somos el cuarto mejor país en las Américas; nos anteceden Uruguay, Canadá y Argentina, en ese orden.
¿A qué le puede atribuir esto?
A que en los últimos años, la Corte Constitucional ha reconocido igualdad de derechos para personas LGTBI.
¿Cuáles?
Nos podemos casar, podemos adoptar, normas que protegen a las personas trans, hay leyes antidiscriminación, etcétera. Hay más de 150 sentencias de la Corte reconociéndoles derechos; sin embargo, según la OEA (Organización de Estado Americanos) somos el tercer país más violento para las personas LGTBI en las Américas, superado solo por Brasil y México.
¿Y eso por qué?
Porque estamos presentando al año entre 100 y 115 homicidios de personas abiertamente LGTBI.
¿Qué podría estar pasando?
Como Colombia es una sumatoria de regiones con derechos de grupos, históricamente, discriminados, en los años 80 empezó una tendencia, más acompañada por asuntos académicos e ilustrados desde Bogotá, Medellín y Cali, en donde el Estado comenzó a probar normas nacionales, pero su implementación y seguimiento era más en esas tres grandes ciudades.
¿Ignorancia total para las regiones?
Así es. El Caribe empieza a aparecer por un prejuicio social que tenemos en nuestra cultura. Tenemos dos elementos que nos han hecho mucho daño: el primero es que la gente piensa que los asuntos LGBTI son culturales, no de derechos humanos, y como los ve así, cree para que entren en la sociedad requieren dos cosas: Primero, sociedades ilustradas o académicamente preparadas; y segundo, en donde lo cultural no sea tan fuerte. Y esos dos argumentos no los cumplía la región Caribe.
¿Por qué no se cumplían?
Tenemos un rezago educativo muy fuerte y, culturalmente, existe el imaginario, erróneo por cierto, de pensar que nuestra cultura era una cultura que había naturalizado la discriminación, lo que no calaba en el discurso de la diversidad sexual en el territorio.
¿Pero tengo entendido que hay antecedentes importantes para ese giro esperado?
Sí, hay cuatro antecedentes históricos para entender la agenda LGBTI en el Caribe. El primero parte de una anécdota significativa con Gloria Valencia de Castaño, quien tenía un programa de televisión de los años 80, que hablaba de cosas raras que pasaban en Colombia, y en el 85, o el 86, ella anuncia que hay homosexuales que van a ir a su programa y eso disparó el rating.
¿Cómo así?
Sí. Llega una persona cubierta con una sábana y la voz distorsionada, pero eran muy precarios los sistemas de protección y no se había terminado el programa y ya todo el mundo sabía quién era la persona entrevistada, una docente cartagenera del Colegio Montessori, de la alta alcurnia, etc. Ella no volvió nunca más a Cartagena, pero si se estableció en Valledupar.
¿Eso que significó?
Era el primer intento, si se quiere, de visibilidad, que tuvo una persona LGTBI en Colombia y fue desde Cartagena.
¿El segundo antecedente…?
El segundo antecedente es que en Colombia, y en el mundo, el tema LGTBI se puso sobre la mesa por dos discusiones. La primera la dieron los códigos penales, en Colombia en 1979. Los códigos tenían clasificado un delito, la sodomía, que era tener interés sexual sobre una persona de un mismo sexo; en el año 69, con la revolución de Stonwell, en Estados Unidos, (sector en Nueva York), que es lo que da origen al movimiento LGTBI, se empieza a presionar que de los códigos penales desaparezca ese delito, que era heredado del Derecho Canónico de la Iglesia Católica que decía que el homosexualismo era un pecado.
¿Es como reconocer a la homosexualidad de manera oficial?
Los países empiezan a hacer reformas y a derogar el delito de la sodomía. En Colombia fue algo particular porque aquí no hubo una discusión y en una reforma al Código Penal de 1979, por mandato del Congreso de la República, la Corte Suprema lo elimina. En Colombia desde 1980, oficialmente, la homosexualidad no es un delito, hay países que se demoraron más, Panamá lo hizo en el 2004, por ejemplo; otros países de Centroamérica en el 2010; Belice lo hizo el año pasado.
¿Pero surge una estigmatización con lo del VIH, cómo es eso?
Sí el tema del VIH, porque si bien no es solo de personas LGTBI, está dentro de los grupos mayoritarios que se afectan, sobre todo el sexo entre hombres. El primer caso de VIH se identificó en Cartagena en 1989, fue una mujer cisgénero, extranjera, que pasaba por la ciudad. Entonces, la prensa y la gente asociaba sida-homosexuales y eso no tenía discusión. Y fue la primera vez que el Estado le prestó atención a los LGTBI, porque tenían una enfermedad contagiosa que se iba propagar por toda la sociedad y la primera atención.
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¿Un paréntesis, en Colombia cuándo empieza a hablarse de movimiento LGTBI?
La historia del movimiento LGTBI en Colombia se ha construido desde Bogotá con el señor León Zuleta, en el año 1987, cuando junto con el bogotano Miguel Velandia, promueven la primera marcha. Ese es el hito fundacional del movimiento; sin embargo, en el Caribe ocurren otras cosas y ahí viene el tercer y cuarto elemento que te quiero decir…
¿Cuáles son esas otras cosas?
Es que en el Caribe aparecen personas, sobretodo del mundo de la literatura y del Derecho, y empiezan a hacer apuestas significativas; por ejemplo, el primero fue Raúl Gómez Jattin, quien desde su poesía e irreverencia, fue un hito y puso en la mesa el tema de la homosexualidad; es más, hoy por hoy, los grandes escritores caribeños de literatura (Giuseppe) Caputo y (John) Better, barranquilleros, Alonso Sánchez Baute, vallenato, escriben y hablan, al respecto, abiertamente. También, en los años 90, en la Defensoría del Pueblo trabajaba un señor Juan Pablo Ordóñez, jubilado, que hoy vive en Santa Marta. Él fue la primera persona en América Latina en hacer un informe sobre limpieza social de personas homosexuales y fue el primer informe que llegó a la ONU con casos de Barranquilla. Ese informe llegó en inglés y nunca se tradujo al español porque solo fue del interés de la ONU en Nueva York y Ginebra.
¿Y el cuarto hecho relevante, cuál es?
Y el último dato, es que en Colombia cuando se hizo el primer informe de violencia personas LGTBI, posconstitución del 91. Lo hicieron cuatro investigadores nacionales, abiertamente de la comunidad, por iniciativa propia, uno de Bogotá, uno de Cali, uno de Medellín y uno del Caribe que se llamaba Freddy, con residencia en Montería, para demostrar que aquí si había violencia. Fredy fue asesinado cuando hacia trabajo de campo.
¿Pero hay otras demostraciones de visibilización, más recientes?
Sí. En Santa Marta, en junio del 2005, un grupo de mujeres trans decide salir a las playas del Rodadero, como en un concurso de belleza y son retiradas y golpeadas por la Policía. Ellas demandan, tienen el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo del Magdalena, se llega a la Corte Constitucional y hay la primera sentencia que habla de la región Caribe, y allí se dice que las personas LGTBI tienen derecho al espacio público. Y como acto de reparación se invitan a las personas LGTBI que hagan una toma de las playas del Rodadero.
¿Hubo un crimen, el de Rolando Pérez, que también ustedes destacan como hecho relevante, quién era él?
Eso mismo año (el 2005), en el mes de febrero, ocurre lo de Rolando, en Cartagena, que es el iniciador de Caribe Afirmativo, abiertamente gay, profesor de la Universidad Tadeo, de Cartagena, también periodista, pero aunque no era activista LGTBI, si fue el iniciador del movimiento.
¿A propósito de este hecho, qué fue lo que pasó con el comandante de Policía de Bolívar de la época?
Que cuando llega el coronel (Carlos) Mena al lugar de los hechos, pregunta: ‘¿Hay algún familiar de la víctima?’; ‘aquí está’, le responde quien era su esposo (Édgar Plata Chacón) en ese momento. Mena le pregunta. ¿Y usted que era de él?; yo era su pareja, respondió; entonces, Mena responde: ‘Ah se trata de la muerte de un maricón’ y se va. Lo entrevista un periodista y empieza con el argumento de que él fue responsable de su propia muerte. Se presionó para que Mena pidiera disculpas públicas, la Procuraduría intervino, pero se fue de la Policía y no lo hizo.
¿Sobre la participación en los carnavales de Barranquilla, qué cuentas?
Es el gran hecho histórico LGTBI del Caribe en el Carnaval de Barranquilla. En el año 1988, unos hombres gay, afeminados, que frecuentaban un bar, Midas, cerca al Paseo Bolívar decidieron irse para la Guacherna del Carnaval, vestidos de mujer. Cuando los ven llegar, los organizadores les dicen ustedes no pueden estar aquí; en ese momento, el inspector de policía, un señor llamado Alfredo Bula, para alejarlas de la atención les dijo: ‘Bueno, no pueden estar aquí, pero váyanse para allá’. Ellos se van para la calle del lado y con la canción ‘Las Tapas’, empiezan a hacer como una ronda. Ese es el embrión de la Guacherna Gay, y eso que ocurre en Barranquilla comienza a traspasarse y ese mismo año en noviembre, en las fiestas de Cartagena un grupo de mujeres trans va al Cabildo de Getsemnaí y hace un cosas similares y así se van como expandiendo.
¿Es decir, que con lo cultural se han abierto espacios?
Sí, pero lastimosamente, nuestra sociedad, a veces, es muy despectiva con lo cultural. Voy a ponerte un ejemplo; el año pasado hicimos un balance y en todo el Caribe colombiano hay como 30 reinados trans, hasta en pequeños pueblitos. La gente dice que un reinado no es activismo, pero claro que sí, pues son reinados que tienen 40 años, que son espacios que incluso tienen respeto del pueblo, los valoran; es una manera de empezar a abrirse espacios, y es lo que ha venido haciendo el movimiento LGBTI.
¿Sin embargo, la violencia los sigue afectando; por ejemplo, en materia de homicidios y amenazas qué últimas cifras tienen en los registros?
El año pasado fueron 17 homicidios; este año llevamos 19 y no se ha acabado el año. En cuanto a amenaza nos demoramos en obtener cifras en el 2017 tuvimos 27 de conocimiento,…Hay casos que no conocemos.
¿Cuándo surge Caribe Afirmativo como organismo que es voz líder de las personas LGBTI?
Caribe Afirmativo aparece en el año 2009 y es para que la muerte de Rolando no quede en la impunidad, y es para exigirle, sobre todo al coronel Mena que se disculpe. En ese momento la personera de Cartagena era Olimpia Buelvas; yo mismo me entrevisté con Olimpia y me decía no es que la Personería no está siendo nada porque es que ‘en Cartagena no hay homosexuales, eso es de los turistas, pero aquí en nuestra culturan no hay homosexualidad’. No estoy hablando de la edad media, te estoy hablado de hace 10 años. Eso hizo que un grupo de personas nos juntáramos, porque todo lo de la LGTBI era en Bogotá.
¿Desde esa época, consideras que han avanzado en..?
En resumen, el Caribe en materia LGTBI tiene dos cosas interesantes, y dos preocupantes. Las interesantes, primero: esta cultura Caribe, a diferencia de la paisa, no es tan violenta, pero discrimina, es excluyente (tu no existes socialmente), en lo paisa yo te desaparezco físicamente. No tenemos las cifras, por ejemplo, el año pasado el Caribe reportó 17 homicidios, abiertamente LGTBI, Antioquia sola reportó 35. En el Caribe el reconocimiento ha ganado mucho espacio, porque se ha visto integración. Aquí lo cultural ha sido una herramienta para romper estereotipos. García Márquez lo enseñó muy bien en su obra. Aquí se ha ido desterrando la homofobia no mediante demandas, sino con cultura ciudadana. No hay angustia por las normas, es una sociedad más espontánea y las sociedades espontáneas te enseñan que el cambio lo hace con la gente, no en el documento legal.
¿Lo otro interesante qué es?
Somos la región en la que menos se casan personas LGTBI, pero eso es algo que solo se le ocurrió al legislador.
¿Y lo negativo?
Uno que el gran Caribe, el fuera del colombiano, Trinidad Tobago y otros países, todavía se penaliza la homosexualidad, y es porque mantienen las creencias religiosas que naturalizan la discriminación y ese un reto que tenemos. Y lo otro es que en casi todo el mundo lo LGTBI se relaciona con lo urbano, lo intelectual, y el dinero, pero en el Caribe la realidad es que son pobres, hay cruce de variables y toca atacar otros fenómenos.
¿Ser o no ser, he ahí el dilema?
Enuméreme espacios ganados mediante reconocimientos…
Primero lo legal, que es importante y no lo quiero menospreciar, pues gracias a la Corte Constitucional hoy Colombia tiene un montón de herramientas legislativas para proteger a las personas LGTBI; dos, tenemos unas ganancias en materia de políticas públicas con el compromiso de políticos de la región en San Andrés, en Bolívar, en Maicao, en Galapa, en Santa Marta y el Magdalena. El gobierno Santos antes de salir dejó firmada la política pública nacional.
¿La tercera ganancia?
La tercera ganancia tiene que ver con la solidaridad social (se ve más), sobre todo de parte de las nuevas generaciones y sobre todo de grupos poblacionales que viven discriminados (afros, movimientos de mujeres, de jóvenes, movimientos estudiantiles, etc.). Tengo una gran esperanza de que la homofobia está por desaparecer, porque las nuevas generaciones no son homofóbicas, eso le quedó como a los más mayores. Eso es una ventaja. Hoy, por supuesto, hay sectores de la sociedad resistentes, pero cada vez menos.
¿Y la cuarta?
La cuarta tiene que ver con abrir espacios de participación y esta sociedad Caribe tiene una vocación de inclusión; yo vengo de Medellín y allí son excluyentes con los de fuera. Aquí todo el mundo es bienvenido y eso nos ha servido para abrir caminos. Hoy me atrevo a decidir que la región Caribe es un terreno abonado para dar un ejemplo al país que la inclusión si puede ser.
¿Ustedes tiene como finalidad vida plena y digna, pero falta mucha tela por cortar?
Falta mucha tela por cortar. El tema de vida digna es que no maten a las personas LGBTI. Nosotros analizamos cuatro delitos: Homicidio, violencia policial, tentativa de homicidio y amenaza, que es el que más crece sobre todo en Córdoba, Sucre y Bolívar, y tiene que ver con la visibilidad (a mayor visibilidad más riesgo) y hoy somos más visibles que hace 5 años.
Además, les siguen lloviendo críticas…
Nuestro propósito no es ‘homosexualizar’ a todo el mundo, no. Nuestro es tener vida digna y lo segundo tener ciudadanía plena. Hoy nadie te va a decir que es homofóbico pero te lo hacen sentir; es un pan de cada día, séalo pero que no parezca. Va llegar a un momento en que nadie le va interesar lo de preguntar por la orientación sexual. Hay que hacer pedagogía.
¿Qué mea culpas o descaches ve aún de parte de ustedes?
Por supuesto, el movimiento LGTB no es maduro. Está apenas en crecimiento y como todos tiene que hacer un proceso de cohesión, con una gran diferencia. Cuando tú ves movimientos como el sindical, el de mujeres, afros, muchos años solos y solas porque el Estado y la sociedad no los miraba, les permitió madurar, el movimiento LGBT no, cuando lo fundaron ya tenía a todos los medios de comunicación encima, a los políticos, nació en medio de las redes sociales en donde todo es público, incluso pongo en duda que exista como tal… Hay que decir que es un proceso en construcción; como grupo ciudadano hay de todo. Y lo ideal para la sociedad es la neutralidad, construir espacios para todos. No pretendemos armar comunidades, ni menos que nos rindan pleitesía.
Alfonso
•5 años ago
La ideología de genero es profundamente nociva para las sociedades. Su misión es destruirlas desde el núcleo, atacando sus creencias, valores y verdades universales. Con ese cuentico, abrazado por la izquierda en nuestra región y en otras por derechas, terminan imponiendo una agenda contra natura, llena de antivalores y logrando una sociedad enferma, sesgada e inerme a quien precisamente impone esos valores. Quien tiene el valor de opinar como lo hago, es tildado de inmediato por la horda progre de “homofobo”, retrogrado, etc…