Por irónico que parezca, el actual secretario general de la Naciones Unidas, el portugués António Manuel de Oliveira Guterres, tuvo que dejar de lado el insistente llamado a las naciones en conflicto armado a erradicar el fuego cruzado y buscar la reconciliación, para pedirle al mundo que se concentre en fortalecer la paz de los hogares.
El alto dignatario cambió su discurso debido a que el aislamiento social en algunas partes, y cuarentena en otras, producto de los efectos del coronavirus (o Covid-19), está produciendo un incremento preocupante en los índices de violencia intrafamiliar.
A manera de ilustración la ONU destaca que “desde el inicio de la pandemia y en comparación con el año pasado, se ha duplicado el número de llamadas a las líneas de ayuda en el Líbano y Malasia; en China se han triplicado; y en Australia, los motores de búsqueda como Google experimentaron el mayor volumen de consultas de ayuda por violencia doméstica de los últimos cinco años”.
En el caso particular de Colombia, el Observatorio Colombiano de la Mujer de la Vicepresidencia de la República y la Oficina de la ONU Mujer Colombia advierten, según reportes que recoge la prensa nacional, un incremento del 50 por ciento de llamadas a la línea telefónica 155, disponible para reportar casos de violencia intrafamiliar en el país.
Se toma como cifra comparativa el período entre el 20 al 29 de marzo pasado, cuando en el actual año se recibieron 710 llamadas denunciando hechos de maltrato y violencia; frente a ese mismo lapso del 2019, cuando el registro fue de 397 llamadas.
Convierte el aislamiento en un reto
Atención oportuna
La representante de ONU Mujeres en el país Ana Güezmes, en entrevista a la periodista Catalina Oquendo para un artículo que publica el diario El País, de España, frente a la situación, recomienda que “es importante que los servicios de atención a la violencia sean considerados esenciales. En el caso de Colombia, el Ministerio de Justicia expidió el decreto 460 para garantizar que las comisarías de familia continúen trabajando; la Consejería para la Mujer ha preparado un memorándum para que haya prevención y atención en lo local; y se ha generado una línea de denuncia donde la fiscalía pone como prioridad el riesgo feminicida”.
“Se busca que todo el plan de contingencia realmente dé una respuesta a la pandemia de la Covid-19 pero también a esta otra pandemia que es más silenciosa y con altos niveles de impunidad. También llamamos la atención sobre servicios esenciales vinculados a salud reproductiva y para mujeres gestantes. Lo que hemos visto en otras epidemias es que la saturación de los sistemas de salud hace que se limiten otros servicios claves para las mujeres”, aconseja Güezmes.
Entre tanto, el secretario Guterres advierte que los proveedores de salud y la policía están desbordados y el personal escasea. “Los grupos locales de apoyo están paralizados o carecen de fondos. Algunos centros para víctimas de violencia de género están cerrados; otros están llenos”.
De allí que la invitación a los Gobiernos, de parte del funcionario, es que incluyan la prevención y la reparación de los casos de violencia contra las mujeres en sus planes nacionales de respuesta contra el covid-19. “Juntos podemos y debemos prevenir la violencia en todas partes, de las zonas de guerra a los hogares de las personas, mientras trabajamos para vencer al Covid-19”, concluye.
En ese sentido, la Fiscalía en Colombia dispone de un protocolo de atención de manera permanente que promete fortalecer la capacidad investigativa para esclarecer los casos relacionados con violencia basada en género, y optimizar los modelos de recepción de denuncias de tal manera que se evite la revictimización.
Verdad desnuda
Para la psicóloga Lucero Martínez Kasab, “la pandemia que el mundo está sufriendo actualmente por causa de un virus de alta letalidad y que ha llevado a los gobiernos a decretar el confinamiento de las personas en los sitios donde viven, está produciendo infinidad de fenómenos sociales, políticos, naturales, tecnológicos, científicos, etc., que merecerán el análisis de los expertos de cada área durante un largo tiempo.
Uno de ellos, la violencia del varón contra la mujer, ha quedado completamente al desnudo, aunque la sociedad pensaba que era un comportamiento que, día a día, mejoraba dada la injerencia del Estado con programas de prevención y atención a la mujer y a la familia en general. Sin embargo, no es así y, la culpa, por decirlo de una manera, no es del confinamiento.
El confinamiento ha recrudecido la violencia contra la mujer porque al obligar a hombres, mujeres y niños a convivir día y noche en un mismo espacio, muchas veces pequeño, sin las necesidades básicas satisfechas, pone a prueba la personalidad, el carácter, el temperamento de los adultos que puede ir desde el extremo de la indiferencia por los demás miembros de la familia, hasta la violencia física y psicológica por sus propias falencias emocionales.
Sin embargo, hay un detonante que envuelve a los adultos y les dispara el temperamento agresivo, la falta de recursos económicos para conseguir lo necesario para sostener la vida. La mujer, al ser más débil que el varón en medio de una confrontación entre ambos, lleva la peor parte por la superioridad física de él y, además, porque, generalmente, depende económicamente de la pareja, lo que no le permite tomar la decisión de irse a otro lugar; entonces, la mujer, queda atrapada en un círculo letal, como lo es el virus.
De ahí la importancia de la asistencia familiar y del Estado porque una mujer en esas circunstancias necesita ayuda externa. Como un enfermo por el Covid-19, la mujer, no puede mejorar esta situación ella sola, por eso llama a las líneas de atención o va a la policía. Está tan sobrepasada por el varón que muchas veces termina siendo asesinada como lo muestran los índices que a diario aparecen en los periódicos locales”.
Los graves efectos de la violencia sexual
Recomendaciones que ONU promueve:
Aumentar la inversión en servicios de ayuda en línea y en organizaciones de la sociedad civil.
Garantizar que los sistemas judiciales sigan procesando a los abusadores.
Establecer sistemas de alerta de emergencia en farmacias y tiendas de comestibles.
Declarar los centros de acogida como servicios indispensables.
Crear formas seguras para que las mujeres busquen apoyo, sin alertar a sus abusadores.
Evitar la liberación de prisioneros condenados por cualquier tipo de violencia contra la mujer.
Ampliar las campañas de concienciación pública, en particular las dirigidas a hombres y niños.
¡Por favor, no nos digan héroes! - Sin Recato
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