Todo es derecho cuando nos conviene y todo es deber cuando también nos conviene; pero cuando no nos convienen, ‘llueven’ las diatribas, los palos de ciego (con el perdón de ellos), las argumentaciones sin argumentos, las babosas, las pendejadas, las estupideces, las imbecilidades, las excusas, los bla, bla, bla…
Los sintonizo con lo anterior. Me encontré en la web del Ministerio de Educación, en su ‘Altablero’, cuyo lema es: ‘El periódico de un país que educa y que se educa’, un interesante texto con el intertítulo ‘El derecho a la educación sexual’, que líneas más abajo les compartiré, pues antes tuve un intercambio de opiniones con un amigo psicólogo, inquieto por estos temas, que de entrada me advirtió:
Primero le pregunté: ¿Tú crees que en las instituciones educativas del país se ejerce ese derecho, al que le suman el término “integral”?… “No sé, no tengo ni idea; de pronto el Ministerio lo tiene dentro de sus políticas, pero que se esté cumpliendo a cabalidad, ¡No sé!”, fue su respuesta inicial.
Recordó que sus hijos sí recibieron algo de ello en el colegio, pero lo básico, más bien relacionado con lo biológico y lo mecánico, aunque con ‘pinzas’ y con muchísimo cuidado, “pero ya con respecto a sus gustos sexuales, lo que es bueno o lo que es malo, los profesores no se meten en eso porque son territorios de arenas movedizas, es algo muy complejo”.
Considera que los colegios en su mayoría no quieren “meterse en camisa de once varas”, y de cierta forma sienten el temor de los padres reclamando, sobre todo los modernos, los de las nuevas generaciones. “Bueno y ustedes, ¿Por qué me están aleccionando a mi hijo o a mi hija?”.
“Imagínate, si la comunidad adulta no se ha puesto de acuerdo en la cuestión ésta de los géneros, de la diversidad tan grande del ejercicio de la sexualidad, tan difícil que nos ha tocado, ¿Ahora mira tú un colegio?”, concluye, pidiéndome que no revele su nombre por aquello de no herir susceptibilidades.
Despedido el amigo psicólogo les comparto lo que considero una “antología”, que está bien el papel, ¿Pero en la realidad qué?, el texto relacionado con ‘El derecho a la educación sexual’, publicado en el espacio web del Ministerio de Educación, basado en lineamientos recomendados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas”:
“El derecho a la educación sexual integral forma parte de los derechos sexuales y reproductivos, reconocidos por Colombia a través de diversos instrumentos normativos, incluyendo la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva”.
“La educación sexual es ‘el proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, los conocimientos, las actitudes y los valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, que incluyen desde los aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos los asociados al erotismo, la identidad, y las representaciones sociales de los mismos’”.
“Así como la sexualidad misma, la educación sexual es un proceso que se inicia con el nacimiento y dura toda la vida. Puede darse de manera consciente y sistemática, con objetivos e intenciones definidas y compartidas por todos y todas (por ejemplo, en las instituciones educativas que han definido una propuesta clara de educación para la sexualidad), o a través de la cultura y las tradiciones (por la vía de la socialización de conocimientos, actitudes y prácticas comunes a un grupo social o a la sociedad en su conjunto)”.
“En este sentido, educar o no para la sexualidad no es una elección, pues siempre estamos educando para la sexualidad, desde la escuela, la familia y el resto de las instituciones y espacios sociales, de manera consciente o inconsciente, explícita o implícita, adecuada y positiva, o inadecuada y negativa. Por ello, la decisión que nos corresponde es educar adecuadamente para una vivencia de la sexualidad sana, responsable, informada y constructiva”.
“Educar la sexualidad es mucho más que transmitir conocimientos e información acerca de la sexualidad y la reproducción. No basta con enseñar las características biológicas de hombres y mujeres, o los métodos para prevenir un embarazo. Educar para la sexualidad es precisamente brindar herramientas conceptuales, actitudinales, comunicativas y valorativas que permitan a los adolescentes tomar decisiones con relación a su sexualidad que se correspondan con lo que quieren, sueñan y esperan de su realidad”.
“La educación sexual debe ser entendida como un derecho de la niñez, la juventud y la población en general. Ya que la sexualidad es educable y forma parte del potencial humano a desarrollar en la niñez y en la juventud, una educación que no incluya la educación sexual, simplemente no puede llamarse educación integral”.
“En este sentido, el PESCC ha sido diseñado por el Ministerio de Educación Nacional, en conjunto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, precisamente para dar respuestas a los desafíos que enfrenta Colombia frente a la necesidad de formar y educar para la sexualidad a sus niños, niñas, adolescentes y jóvenes, no solo para hacer frente a algunas problemáticas asociadas al ejercicio de la sexualidad -como el embarazo en la adolescencia o las infecciones de trasmisión y el VIH-, sino para garantizar una educación integral y de calidad, que impulse la consolidación de ciudadanos y ciudadanas que ejerzan todos sus derechos, entre ellos, los sexuales y reproductivos”.
“Contar con un Programa Nacional de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía es un gran paso para Colombia, en el camino hacia la garantía de condiciones favorables para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, y una experiencia a ser seguida de cerca por el resto de los países de la región latinoamericana”.
Recomendación #sinrecato: ¡NO eche en saco roto lo anterior, no solo las nuevas generaciones necesitan contar con este tipo de herramientas formativas, todos debemos hacer parte del proceso!
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