Muchos buscan el placer, por muchas razones, para sentirse más jóvenes, vitales, o activos y cualquiera que sea la razón, aunque no la encuentren, muy seguramente, alguien la inventa.
Hoy les hablaré del chip o ‘pellet sexual’. Es un tratamiento consiste en la implantación de diminutos gránulos bajo la piel que liberan hormonas (testosterona, estrógenos) y, como resultado, aumenta el apetito sexual, entre otras bondades. Es como una fuente de felicidad y juventud.
“Tanto en hombres como en mujeres, después de los 50 años, empieza a bajar la producción de estrógenos y testosterona. Esta terapia busca equilibrar y reponer las hormonas que el paciente ya no produce y así aumentar el apetito sexual, la memoria, la concentración y el aumento de la masa muscular”, explica el ginecólogo César Montiel.
Haydee Camacho, doctora experta en terapia hormonal bioidéntica, explica: “El déficit hormonal, además de una disminución de la libido, se puede manifestar en dormir poco o con interrupciones, levantarse cansado hasta el punto de necesitar varios cafés u otras bebidas estimulantes al día, sentirse irritables, y otros cambios como caída del pelo, uñas quebradizas o resequedad en la piel”.
En el ámbito médico, el chip sexual es una alternativa a las pastillas, geles y parches, y se conoce como terapia de reemplazo hormonal bioidéntica, la cual consiste en hormonas naturales, provenientes de plantas, que son biológicas y químicamente idénticas a las producidas naturalmente.
“No he visto ninguna alergia ni intolerancia que sí ocurren con otros tratamientos derivados del bovino, con las pastillas sintéticas de origen animal. Las bioidénticas son de origen vegetal y la molécula es igual a la del propio organismo. Los tratamientos con hormonas tienen mala fama porque se hizo un estudio hace muchos años, que no estaba bien delimitado”, explicó Camacho.
Pero, la pregunta del millón de euros es… ¿Cómo se implanta el chip? Los gránulos, con el tamaño aproximado de un grano de arroz, liberan la hormona elegida (estrógeno o testosterona) de manera similar a como lo hacen los ovarios o los testículos. Se tienen en cuenta aspectos como los niveles hormonales, peso y altura para su fabricación en el laboratorio.
Una vez está implantado el chip, el suministro de hormona dura entre 3 y 5 meses. Es una microcirugía de 10 minutos, y se hace una pequeña incisión en glúteos o la línea del bikini. Los expertos explican que no debe doler una vez se implante el pellet y, por supuesto, afirman que es necesario seguir algunas recomendaciones como evitar ejercicios físicos al menos por una semana, porque si el chip se mueve, puede ocurrir que la persona lo rechace.
Camacho resalta que el chip sexual: “No es un tratamiento para perder peso, ni tratar la migraña, ni para hacerse más fuerte. Sin embargo, indirectamente, pueden obtenerse estos beneficios. Como en el caso de las mujeres con la menopausia, que a los 15 días de la implantación disminuyen los sofocos y los sudores nocturnos hasta que, al cabo de dos meses, desaparecen”.
Los expertos confirman que este es un tratamiento diseñado para personas con un déficit hormonal de testosterona y/o estrógenos, pacientes que se encuentran en la etapa de menopausia y andropausia.
Pero también la utilizan pacientes transexuales que se han practicado cirugía de reasignación de sexo y deportistas de alto rendimiento que han abusado de ciertos suplementos. Por otro lado, está contraindicado en pacientes oncológicos, embarazadas y en hombres que tengan algún tipo de patología prostática.
Florencia Salort, médica ginecóloga, es tajante con respecto a este tratamiento hormonal: “No recomiendo el pellet de testosterona, no está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), por sus siglas en inglés, ni por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Además, genera un aumento de riesgo cardiovascular y puede generar otro tipo de reacciones adversas por el desconocimiento con respecto a las dosis”, asegura.
Las doctoras Rosemary Bason y Susan Davis afirman que no hay pruebas de que el aumento de andrógenos mejore la vida ni el deseo sexual de las mujeres y que las mujeres con niveles normales de andrógenos también tienen bajo deseo sexual, lo que las lleva a concluir que: “Una terapia con testosterona para las mujeres que tengan un diagnóstico fehaciente de deseo sexual hipoactivo (DSH) no es lo mismo que ‘no tengo ganas de vez en cuando’ o ‘no tengo ganas casi nunca´, porque en esos casos pueden influir las emociones, el tiempo en pareja, el estrés o el nivel de estrógenos”.
No todas las personas son aptas para seguir este tratamiento, por lo que es necesario realizarse varias pruebas médicas, controles, cuestionarios y entrevistas para que los especialistas determinen si son aptos.
La experta en terapia hormonal de reemplazo bioidéntica con pellets resalta que el apetito sexual se inicia en la mente: “Si a una persona le gusta su pareja, tiene confianza, estabilidad, confort en la relación sexual, a la vez que tranquilidad en el trabajo y en su entorno y no existe ese deseo sexual, entonces podemos pensar que se debe a un factor orgánico”, afirma Camacho.
Recuerden que el chip solo es una alternativa al final del día, tampoco es que sea un aparato milagroso. Usa tu cerebro y conéctate #sinrecato con tu sexualidad. Y tú, ¿usarías el chip?
No Comments