Hace un mes, después de ver los cortos de la película Barbie con mis hijas, nos emocionamos y dijimos: ¡Hay que verla! Así que el fin de semana, luego de un periplo por varias salas de cine, porque la boletería estaba agotada, al fin, a las 5 de la tarde teníamos boletas para la función de 9 de la noche.
Cuatro horas más tarde, vitrineamos, cenamos, compré el desayuno, cargamos los celulares y, a las 8 y 45 p.m., llegamos a la sala de cine en ‘una nube rosa’. Todos en ‘modo Barbie’, incluyendo a valientes hombres del brazo de sus novias con camisa rosa… y empezó la película.
A medida que avanzaban los diálogos mi hija, de 11 años, me hacía mil preguntas, hasta que hicimos una tregua, y le dije que la viera y después le explicaba.
Pensé que muchas niñas, al igual que mi hija, no entendieron muchas situaciones de la película e incluso muchas palabras, porque aún cuando la clasificación en los cines colombianos es de ‘comedia’ y ‘todo tipo público’, la más adecuada debería ser +13 años, por supuesto, en compañía de un adulto.
Barbie dirigida por Greta Gerwig, protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, a solo unos días de su estreno se ha convertido en un fenómeno cinematográfico. La crítica elogia su mensaje de empoderamiento femenino y de ser inspiración a cumplir y a seguir tus sueños.
Sin embargo, no siempre fue una historia rosa, para la creadora y visionaria Ruth Handler, presidenta de Mattel por tres décadas, no fue tarea fácil convencer a su marido y al resto de ejecutivos y diseñadores de Mattel para diseñar una muñeca de piernas largas, cintura pequeña, facciones perfectas, cabellera y senos.
Nadie en Mattel le tenía mucha fe a la idea, sobre todo en los años 50 en Estados Unidos, nación de una sociedad puritana, que aceptara una muñeca de semejante características: “Mi esposo Elliot temía que ninguna madre comprara a su hija una muñeca con pecho”, contó Ruth en sus memorias.
Luego de tres años de desarrollo y de contar con el asesoramiento de un peluquero y un diseñador de moda, en 1959 nace Barbie, llamada así en honor a su hija Bárbara.
La muñeca se presentó en una feria de juguetes en Nueva York, tenía un vestido de baño blanco y negro, tacones, su cabello estaba en una cola de caballo y su precio era de 3 dólares. El éxito fue arrollador, en el primer año se vendieron más de 350 mil unidades.
Luego llegaría Ken, su aspecto físico también fue motivo de debate para Mattel. Handler defendió al nuevo juguete: “Que Ken no tuviera genitales fue una decisión consciente. Los diseñadores y yo debatimos sobre esto y yo perdí esa batalla. Defendí que debía tener un pequeño bulto. Con el tiempo, lo conseguimos”.
A mediados de los 70, Barbie también fue criticada por representar un estereotipo femenino inalcanzable en su parte física, promoviendo una imagen de belleza idealizada y por ser una muñeca demasiada sexualizada.
Y a pesar de las criticas es una de las muñecas más populares en el mundo. Lleva más de 60 años en el mercado y ha sido el referente generacional. Barbie puede ser todo lo que una niña quiere ser: Doctora, astronauta, presidenta, cantante, actriz, etc.
Su creadora decía que su hija Bárbara era una niña activa y curiosa que le gustaba jugar a ser todo tipo de profesiones: “Quería crear una muñeca que pudiera inspirar a las niñas a ser lo quisieran ser”.
Y lo logró. Este mensaje ha impactado a muchas niñas de hoy, y mujeres como yo que entendemos que ser mujer no es solo una cara o un cuerpo bonito, sino que también pueden estudiar, trabajar, desarrollarse profesionalmente, casarse o no, tener hijos o no, o emprender.
Si no han visto la película véanla, ojalá vayan con su Ken. En una sociedad llena de etiquetas y prejuicios, Barbie les muestra a las niñas que pueden ser lo que quieren ser, sin importar su género, raza u origen social y que no hay límites para lograr todo lo que se propongan.
No Comments