I
Si hubiera sabido que el paraíso me esperaba en tus ojos
jamás habría llorado ni maldecido.
Cuántas copas de vino necesité y sin embargo
no expulsé los engendros del alma,
ahora tengo suficiente corazón
para embriagar al universo entero.
II
Porque esa palabra aún me produce escalofrío
te digo que sólo hasta hoy supe del miedo de no tenerte,
de no ver todos lo días tu sonrisa sexual.
Lo más seguro es que pierda la cordura
en la colina de soledad más alta.
Empezaré a dibujarte en ese interludio de la memoria
donde habita la realidad,
para aceptar -a regañadientes- que eres otro mortal.
Poeta invitada: Rosa Herrera Bossio.
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