Existen varios tipos de padres y madres, explica nuestro invitado del mes, el psicólogo, sexólogo y terapeuta de parejas, en su portal web (*). Los más comunes son:
Autoritario. Se caracterizan por:
- Máximo control / mínimo afecto.
- Los padres como definidores únicos de las necesidades de los hijos (“porque te lo digo yo”).
- Seguimiento de normas: tosco pero intenso, exigiendo cumplimiento inmediato de la demanda.
- El 60% de los comentarios a los hijos es para darles órdenes.
- Uso frecuente de castigos físicos, verbales o regaños.
- Gran dificultad para controlar los sentimientos de enfado o desaprobación hacia el hijo. Impulsivos hacia el hijo, lo que dificulta la comunicación.
- Carencia de habilidades negociadoras, comunicación unidireccional padres-hijos y ausencia de diálogo. Únete Clínica.
- Ignora lo normal / Castiga el mínimo error.
Evasivo. Se caracterizan por:
- Deja que el hijo aprenda por sí mismos.
- Se evitan conflictos, consintiendo para no enfrentarse.
- Ausencia de normas, apoyo y seguimiento de los hijos.
- Los padres invierten en los hijos el menor tiempo posible.
- Delegación en otros de las acciones educativas (profesores, familiares, vecinos).
- Indiferencia hacia actitudes positivas / negativas de los hijos, con permisividad y pasividad, aunque aparecen estallidos ocasionales de ira cuando los hijos se pasan demasiado.
Sobreprotector. Se caracterizan por:
- Se protege a los hijos de las consecuencias de sus actos.
- Se dá todo al hijo, aquí y ahora. No pueden soportar la frustración del hijo y se adelantan incluso a las consecuencias.
- Los padres no quieren que sus hijos sufran lo que ellos pasaron a nivel educativo o económico.
- Por lo general: niños enfermos, ante rupturas de pareja, por sentimientos de culpa, por pasar menos tiempo con el hijo (porque los dos padres trabajan), o por padres con carencias afectivas (por ejemplo de la pareja) que refuerzan el lazo con el hijo.
- Se hacen responsables de los problemas de los hijos, se sienten muy culpables poniendo normas y por tanto no las ponen (o no las exigen).
Asertivo. Se caracterizan por:
- Máximo afecto/control adecuado a la edad.
- Sensibilidad hacia las necesidades del hijo y su aceptación como ser diferenciado y único (aceptación incondicional).
- Normas claras, con firme seguimiento mediante el uso de mandatos, premios y si es necesario, castigos.
- Fomento de la independencia de los hijos, con responsabilidad y libertad adecuada a la edad.
- Comunicación abierta entre padres/hijos.
- Se fomenta un proceso de control, que se inicia externo (normas), que pasa a ser interno (valores interiorizados).
- Se conoce con antelación las consecuencias del cumplimiento o no de las normas. No depende del estado de ánimo de los padres sino de lo hablado previamente.
- Se valora lo normal, se refuerza lo bien hecho, se destaca lo excepcional, se ignoran las pequeñas desviaciones (como propias del aprendizaje) y se corrigen las grandes.
- La mayoría de las parejas armoniosas y felices reportan que tienen un adecuado equilibrio en el manejo de la disciplina y las expresiones de amor.
Elabora normas familiares claras y hazles seguimiento. Las normas deben estar adecuadas al momento de desarrollo de la familia, por eso deben variar a medida que la familia se desarrolla. La mayoría de las parejas armoniosas y felices reportan que tienen normas familiares claras y les hacen seguimiento.
Sensibilidad hacia las necesidades específicas de cada hijo. Cada hijo e hija es un ser humano diferente, con necesidades que varían de uno a otro. La mayoría de las parejas armoniosas y felices reportan que tienen sensibilidad hacia las necesidades específicas de cada hijo.
(*) Más en www.drjmgonzalez.com
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