El 2020 fue el año en el que el mundo se detuvo, mejor no me toquen ese vals; llegó el 2021 y le tuvimos fe; mantuvimos el optimismo y el entusiasmo, incluso, queriendo que nos sorprendiera. En mi caso, he vivido este año como si fueran tres: de enero a abril, pasó un año; de mayo a agosto, fue otro; y de septiembre a diciembre, el más amable de todos.
Y a pesar de los días grises, también encontré días soleados y llenos de mucho color. Por eso, se me ocurrió hacer una lista de deseos para el 2022. A lo mejor algunos se cumplan de inmediato y otros, por el contrario, tomarán más tiempo para que sean una realidad:
Deseo la cura para el cáncer: Hasta que tienes a quien amas con cáncer, entiendes que la vida es muy corta y frágil. Cuando a un familiar o amigo lo diagnostican, queda esa oportunidad de aprovechar el tiempo haciendo lo que quieras. Mi deseo es que algún día exista una cura para esta enfermedad tan cruel e indolente, porque quienes sobrevivimos a la muerte de un ser querido, morimos un poco con ellos.
Deseo ser prudente: El paso y el peso de los años nos dejan muchas lecciones, y una de ellas es la prudencia, que viene adornada de la tolerancia. Todos no somos iguales, así que debemos respetarnos y comprender que cada persona vive su vida de manera diferente a la nuestra. Mi deseo es que aprendamos a alentar a los demás en sus procesos y no todo sea solo criticar. Solo si te piden tu opinión, exprésala de la manera como a ti te gustaría escucharla.
Deseo no madrugar: Seré sincera, no me gustan los relojes ni los horarios. Respeto las citas y, por supuesto, el tiempo de los demás, y gracias a mi papá, que era el rey de la puntualidad, trato de llegar a tiempo a todas partes. Amo dormir y, aun así, si hay que madrugar lo hago. Mi deseo es no madrugar, si en verdad me estiman: no me hagan madrugar.
Deseo hacer ejercicio: Mis días de modelo terminaron… es un chiste, ni empezaron, pero la realidad es que sí necesito una rutina de ejercicios. Ya en 47 años he aprendido un poco de mi cuerpo y me di cuenta de que no soy de rutinas de alto impacto, soy más de yoga o pilates. Mi deseo es empezar una rutina y, sobre todo, mantenerla, que es la parte más difícil.
Deseo escribir un libro: ¿De sexo? No sé, ni yo misma lo sé. Pero siempre agradeceré la oportunidad que Sin Recato me ha brindado, porque a través de mis columnas he podido expresarme y entender que el sexo no debe seguir siendo un tabú; necesitamos más educación y comunicación respecto al tema. Mi deseo es escribir ese libro que no he definido y que, por supuesto, llegue a ser una serie de Netflix (je, je, je).
Deseo la paz mundial: No soy reina de belleza, pero sí la reina de mi casa. De corazón, deseo la paz y la tranquilidad en mi hogar, en sus hogares, en Barranquilla, en Colombia y en el mundo entero. Puede parecer una utopía, pero el primer paso lo debemos hacer cada uno desde nuestro interior. Mi deseo es que algún día cada persona viva en su tierra, y no tenga que huir y refugiarse en otro país por culpa de la violencia.
Deseo viajar: Mi madre siempre fue visionaria y desde niñas nos llevó a recorrer primero toda Colombia y después, alcanzamos a ir a Ecuador y a Venezuela. En honor a ella y a esa niña aventurera que vive en mí, quiero seguir viajando. Deseo hacer muchos viajes más con mis hijas y mi Brujo.
Deseo vivir: Este deseo es real, tengo muchos sueños por cumplir, muchas metas que alcanzar y mi deseo es vivir cada día y disfrutarlo; con sus claros y oscuros, con todos mis defectos y virtudes y reconociendo que somos muy afortunados por todo lo que somos y lo que tenemos.
Esta lista es interminable y le puedo agregar otro deseo: reunirme con más frecuencia con mis amigas (si todas son #sinrecato). Créanme que de esas reuniones siempre hay información poderosa que los Archivos X le quedan en pañales.
Gracias a todos ustedes por leer mis columnas, aquí muy puntuales todos los jueves. Les mando un caluroso abrazo y les deseo de corazón un Feliz Año Nuevo 2022, por supuesto, #sinrecato!!!
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