Desde niña escuchaba los relatos de mi abuela sobre cómo era la Semana Santa en su época y recuerdo la larga lista de prohibiciones que mencionaba; por ejemplo, decía que sólo se podía escuchar música clásica, que nada de cortarse el cabello, tomar trago o hacer oficios (esta última, sí ha debido perdurar, ja, ja, ja…).
Siempre que le preguntaba el ¿Por qué?, me respondía lo mismo… “¡Porque es pecado!”.
Con el tiempo, la Semana Santa ha tomado un giro distinto y de ser una época de reflexión o recogimiento espiritual, ahora es la excusa ‘perfecta’ para planear vacaciones, visitar familiares o, simplemente, desconectarse de la rutina diaria.
Sin embargo, en nuestro país, aún hay ciudades que guardan las tradiciones y siguen realizando eucaristías, procesiones y ritos religiosos ligados a esta época, como es el caso de Popayán, Mompox, Buga, entre otras devotas poblaciones católicas.
Retomando lo de mi abuela, en Semana Santa se han creado mitos que nadie sabe cuál es su real origen. Es de destacar el de no tener relaciones sexuales porque el castigo, en caso de desobediencia, es irse derechito al infierno.
Resulta que no hay ninguna cita bíblica que las prohíba. Incluso, el mito de “quedarse pegados” por tener sexo en los días santos, es falso; este “accidente” podría ocurrir en cualquier época del año, pues se trata de una contracción involuntaria de los músculos de la vagina que “atrapan al pene”, la solución más efectiva es inyectarle a la mujer un relajante muscular y así “libera” a su pareja…
Pero no quiero desviarlos del tema. Al respecto, el padre José de Jesús Aguilar, sacerdote católico, afirma: “El sexo sí está permitido en estas fechas; sin embargo, los encuentros deben estar motivados por el amor y las parejas deben estar casadas”.
En la Edad Media, nació el concepto de pecado ante la relación con el propio cuerpo. Según estas creencias, el cuerpo está separado del alma y era más importante la salvación de esta (alma) ante el placer de la carne (cuerpo).
El profesor de historia cristiana, Denis Janz, de la Universidad de Loyola, de Nueva Orleans (Estados Unidos) habla sobre la abstinencia: “Se cree que esta renuncia se solía fomentar en los Siglos XIV y XV. Los registros de la Iglesia Católica mostraban un drástico declive de nacimientos nueve meses después de la Cuaresma”.
Una investigación de las Universidades de Valencia (UV) y de Alcalá (UA) en España, demostró que durante el Franquismo (dictadura de Francisco Franco), el número de nacimientos durante la Cuaresma era menor, antes y después, de este periodo del calendario católico, siguiendo el precepto de la abstinencia sexual.
“Los resultados de nuestro estudio en el periodo 1940 – 2002, muestran que las primeras décadas del Siglo XX, los nacimientos tienen un pico relativo a finales de la primavera (cuando termina la Cuaresma), y a principios de verano (también durante diciembre), y esta situación se mantuvo durante el periodo 1940 – 1979, si bien con tendencia a la homogeneización”, explica José Manuel Pavía, investigador del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia.
Este trabajo fue publicado en la revista European Journal of Population y sugiere que el cambio en el patrón reproductivo experimentado, a partir de 1975, se debe al uso de los métodos anticonceptivos para planificar.
“Hasta ahora, algunos estudios habían podido probar que la religión tenía una clara relevancia en el sistema reproductivo previo a la transición demográfica, pero ahora hemos podido demostrar la importancia que tuvo también hasta el final de la transición en la fecundidad”, afirma Carlos Simón del Departamento de Sociología y Antropología Social de la Univalencia.
Todos son libres de elegir la manera de disfrutar estos días santos y las tradiciones a seguir de acuerdo con la inclinación religiosa y cultura. Hay quienes consideran que es una época de luto, recogimiento, reflexión y oración, porque se conmemora la pasión y muerte de Jesús, y deciden alejarse de “los placeres de la carne”, acogiendo a cambio la abstinencia y el ayuno.
Insisto, claramente, las relaciones sexuales no están prohibidas durante la Semana Santa. Siempre hay tiempo y espacio para la espiritualidad y el fervor. Es importante entender que la sexualidad no es un pecado, sino una expresión física y natural de todos los seres humanos. Así que relájense, que tener sexo Sin Recato no los hará pecadores.
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