Por un lado, se había sostenido que el Punto G, ese que investigadores señalan como el eje del placer en las mujeres, anatómicamente, era exclusivo en ellas, lo que llevaba a preguntarse… ¿Ajá, y cuál es el eje en el hombre? Y por el otro, si la próstata, una especie de glándula, es exclusiva en los hombres… ¿Cómo así que ellas también la tienen?
La respuesta al primer interrogante la dan los sexólogos estadounidenses John Perry y Beverly Whipple, quienes aseguran haber descubierto el músculo que tiene la placentera función, la próstata, según un artículo de la edición digital del diario capitalino El Espectador, pero en el que, además, otros investigadores dicen que el afamado punto es más mito que otra cosa.
La revelación del diario, con base en investigaciones publicadas por revistas de la élite de científicos en el mundo, recuerda el año 1950 en el que el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg aseguró haber descubierto “una zona en la pared interior de la vagina que bajo un estímulo adecuado lograba desencadenar orgasmos extremos e incluso en serie”.
Desde entonces se volvió obsesión en descubrir el epicentro del fuego sexual en el hombre y es lo que Perry y Whipple aseguran haber hecho. Precisamente, Whipple en su libro ‘La Ciencia del Orgasmo’, expone su consideración, incluso métodos para estimular el Punto G de la mujer manifestando que “no es un órgano particular, sino una zona rugosa, que se encuentra, aproximadamente, a cinco centímetros de la entrada de la vagina, en la pared frente a la vejiga”.
Sin embargo, en la estimulación de ese eje, por medio de masajes, es más complicado en el hombre si se tiene en cuenta que para llegar a la próstata hay que hacerlos a través de tacto rectal, puesto que esta se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto, uno de los considerados símbolos de la masculinidad.
En ese sentido, la uróloga Vanessa Serrano le explicó al articulista que “se tiene que explorar la zona anal para llegar a la próstata, una zona con muchas terminaciones nerviosas que con una suave caricia puede provocar una buena erección”.
Mientras, el sexólogo Javier Fernández afirmó en la misma nota que, culturalmente, son muy pocos los hombres que permiten que su mujer le explore el recto en búsqueda de mayor placer en el acto sexual, “pues se relaciona directamente con la pérdida de masculinidad”.
A propósito de la explicación de Fernández, una encuesta aplicada sobre el tema en el Reino Unido y Estados Unidos arrojó como resultado que sólo un 10 por ciento les interesa saber lo del Punto G en el hombre, y un 88 por ciento no cree en que sea la próstata.
Pero, así como algunos se devanan el cerebro en búsqueda de puntos que contribuyan al ‘alborotamiento sexual’, la psicóloga y sexóloga uruguaya, Miranda Suárez cuenta que lleva años atiendo en su consulta y muy pocas personas dicen haber dado con el ‘G’. “Creo que es porque cada persona es un mundo diferente y todos podríamos tener mil puntos o no tener ninguno”, señala.
Contrario a todo lo anterior, el diario recoge el concepto del psicólogo del King’s College de Londres, Michael Karling, quien asegura que es una irresponsabilidad dar por hecho lo de los Puntos G en mujeres y hombres. “El sexo no tiene puntos, tiene sentidos, olores, sensaciones… El Punto G es como un extraterrestre sexual, un OVNI: todos hablan de él, algunos dicen haberlo encontrado, pero no hay evidencias de su existencia”.
¿Mujeres con próstata?
Ahora bien, si lo del Punto G, o Punto P, en el hombre es controvertido también una investigación en torno a la ‘próstata’ en las mujeres empieza a ser debatida en medios científicos, de acuerdo con documento que publica el The Journal of Sexual Medicine, en el que se asegura que “la constitución de las glándulas que rodean la uretra femenina humana ha sido objeto de debate; especialmente en cuanto a hasta qué punto se igualan a la próstata masculina”.
Y la conclusión es: “Se encontró una próstata femenina en una de cada dos mujeres en este estudio y se puede discriminar de otras cavernas uretrales y conductos parauretrales inmaduros. Por lo tanto, las posibles neoplasias de este tejido de origen que expresan los marcadores prostáticos específicos pueden denominarse tumores de próstata femeninos…”.
Esto lo señalan Dietrich W., Susani M., Stifter L. y Haitel A., en ‘La próstata femenina humana: estudio inmunohistoquímico con antígeno prostático específico, fosfatasa alcalina específica de próstata y receptor de andrógenos y remodelación tridimensional’.
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