La vida en pareja puede ser tan divertida o sufrida, o como la deseen sus protagonistas. No hay un algoritmo como en Instagram para encontrar la manera de estar “juntos por siempre”.
Sin embargo, a lo largo de estos cuatro años escribiendo esta columna, he encontrado argumentos para hacer que la vida en pareja sea una realidad y no una utopía.
Hoy les hablaré #sinrecato de varios ‘cocos’, pero no se asusten, es una receta sencilla para vivir en pareja sanamente y aquí se los contaré:
Comunicación: Hablar es uno de los ‘cocos’ más duros de romper en la vida en pareja. La cuestión es discutir, no pelear. Como decía mi madre: “Es mejor estar rojo un momento que estar pálido toda la vida”. Por ello, es necesario tener conversaciones incómodas, es la única manera de resolver cualquier situación; aunque sea doloroso, es preciso hacerlo.
Coherencia: Hay una diferencia muy grande entre decirlo y hacerlo. Lo que nos hace confiables como seres humanos es ser sinceros y respetuosos. Así que sea coherente y haga lo que dice o mejor no lo diga si no lo va a hacer.
Complicidad: Sean marido y mujer, esposos, novios, amantes, socios, camaradas. Lo más importante de estar en pareja es lograr juntos todos esos sueños planeados y no planeados, y disfrutar de este viaje que es vivir juntos, con sus días grises y soleados, de lo contrario, no tiene sentido.
Diferencias irreconciliables: En ocasiones hay parejas que se aman desde el primer día que se ven, aunque suene cursi, pero es cierto. Solo que a veces no es suficiente, muchas circunstancias los separan: Una brecha generacional considerable (más de 20 años de diferencia), religión, posición económica, cultura y diferencias intelectuales.
Encuadre perfecto: Tener buen sexo no es suficiente para estar en pareja; se trata de conectar, de innovar, de sorprender. Siempre lo he dicho: El sexo es un parque de diversiones con una boleta VIP para subirse a todas las atracciones y, lo mejor, es gratuito.
Detalles: En esta época ser detallista se ha convertido en sinónimo de regalo; ser detallista es ser considerado, es escucharse, es decir la palabra oportuna en el momento indicado, es halagar al otro, es felicitarlo por cada logro, por cada esfuerzo. Ser detallista no tiene precio.
Reciprocidad: La iniciativa no debe ser de una vía, debe ser de ambos y de manera equitativa, porque, inevitablemente, quien insiste terminará cansado y quien no insiste quedará asfixiado. Hay que aprender a negociar, porque no siempre van a estar en la misma sintonía.
Aceptación: Si aceptamos virtudes también aceptamos defectos, pero no quiere decir que este mensaje se reduzca a soportar malos tratos, abandono o humillaciones. Es reconocer que los seres humanos comenten errores y que no son perfectos, pero que también pueden cambiar y desaprender todo aquello que le hace daño al otro.
Algunas veces el amor no es suficiente, ni el sexo, ni una estabilidad económica para tener una vida, supuestamente, perfecta. Bien dicen los expertos que las parejas se construyen aun cuando se conozcan al azar.
No pudo decirlo mejor el poeta uruguayo Mario Benedetti en su poema ‘Hagamos un trato’:
“Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar conmigo.
Si alguna vez
advierte que la miro a los ojos
Y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte los fusiles
ni piense qué deliro
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo.
Sí otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo”.
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