Una celebración sin un trago de licor es como una comida sin una buena sazón. Es lo que concluyo al preguntarle a varias personas, si eran capaces de gozarse un jolgorio, para el caso el Carnaval de Barranquilla, Colombia, a ‘palo seco’, nada de cerveza, güisqui, ron o de otra bebida embriagante.
Dentro de los encuestados, un conocido y empedernido parrandero que solo paraba la tomadera con la puesta de la cruz de ceniza en su frente el miércoles, me respondió: “¡Eche, claro que sí, mírame a mí, llevo 10 años sin tomarme un trago y me gozo la fiesta sin problemas!”. No quedó otra que felicitarlo, y abstenerme de entrar en un debate si le hubiese soltado la inmediata pregunta… ¿Y antes, por qué no…?
El tema del consumo de alcohol, sobre todo cuando se abusa, siempre trae cosas interesantes que deben ser conocidas. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus ‘Datos y cifras’ asegura:
- El uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos.
- Cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,3% de todas las defunciones.
- En general, el 5,1% de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible al consumo de alcohol, calculado en términos de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD).
- Más allá de las consecuencias para la salud, el consumo nocivo de alcohol acarrea importantes pérdidas sociales y económicas a las personas y a la sociedad en general.
- El consumo de alcohol provoca defunción y discapacidad a una edad relativamente temprana. Entre las personas de 20 a 39 años, aproximadamente el 13,5% del total de muertes son atribuibles al alcohol.
- Existe una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y una serie de trastornos mentales y comportamentales, además de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos.
- El porcentaje de defunciones atribuibles al consumo de alcohol entre los hombres asciende al 7,7%, comparado con el 2,6% entre las mujeres.
- En 2016, el consumo total de alcohol per cápita en el mundo fue, en promedio, de 19,4 litros de alcohol puro entre los hombres y de 7 litros entre las mujeres.
La OMS insiste en recomendar que, para evitar el incremento de los indicadores antes citados, los Estados deben ser responsables en aplicar políticas públicas, una vez se tenga conciencia que es un grave problema de salud pública. Y recuerda cuáles son:
- Regular la comercialización de las bebidas alcohólicas (en particular, la venta a los menores de edad).
- Regular y restringir la disponibilidad de bebidas alcohólicas.
- Promulgar normas apropiadas sobre la conducción de vehículos en estado de ebriedad.
- Reducir la demanda mediante mecanismos tributarios y de fijación de precios.
- Sensibilizar a las personas y a la sociedad en general sobre los problemas sanitarios y sociales causados por el uso nocivo del alcohol.
- Garantizar el apoyo a políticas eficaces en materia de alcohol.
- Proporcionar tratamiento accesible y asequible a las personas que padecen trastornos por abuso del alcohol.
- Poner en práctica programas de tamizaje e intervenciones breves en servicios de salud para disminuir el consumo peligroso y nocivo de bebidas alcohólicas.
De lo anterior, lo que realmente se está viendo es que con solo ordenarle a los fabricantes de licor que adviertan al potencial consumidor, a través las etiquetas de sus productos, que “el consumo excesivo de alcohol es nocivo para la salud”, los Estados creen cumplir con su tarea preventiva y que el resto ya es cuestión de cada uno.
El organismo insiste en ir mucho más allá con base en el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2030 que aporta nuevas medidas. “Figuran el aumento de los impuestos sobre las bebidas alcohólicas, la promulgación y aplicación de prohibiciones o restricciones integrales de la exposición a la publicidad del alcohol en múltiples tipos de medios de comunicación, y la promulgación y aplicación de restricciones sobre la disponibilidad del alcohol al por menor”.
Por lo visto esto sigue siendo un espacio de apuestas sobre cuál país se atreve primero de manera real, no en el papel, porque no hay que olvidar que los presupuestos de la salud pública, irónicamente, dependen en un alto porcentaje de los ingresos que provengan del consumo de alcohol o de cigarrillo.
No Comments