¡Ay!, si el campo silvestre supiera
de mi desgajo al saberte
bañándote en mis mieles rojas,
con el ropaje de los frutos del bosque
y de mis frondas,
siendo fresa triturada,
mora emulsionada,
agraz entero y frambuesa trozada,
fusionándome como postre.
Yo, los frutos rojos,
tú, el helado sobre el que se funde
la acidez escarlata
del dulzón que yace en mis frondas.
Y yo, apacible reconociendo
a qué sabe tu piel,
a qué sabe tu amor.
Poeta invitada: Dina Luz Pardo Olaya
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