Tú, que me conoces tanto, me regalas una sonrisa feliz cuando me ves de fuego.
Tú, que sabes que entre lo real y el universo está la tela de los misterios, por donde salgo y
entro a placer, hasta que esto termine.
A veces llego con la euforia de dragón arlequín,
lo contrario del extraño ser de interior dorado que está de este lado y mira por el otro,
en el lugar de la mente.
Con esos ojos miro tu fuego, tu sonrisa, veo tu corazón rebozado de sangre,
te veo la desesperación, la placidez y la alegría.
Con esos ojos que ven sin luz, con esos nos vemos.
Poeta invitado: Jorge Mario Sarmiento Figueroa
Ilustración: Turcios
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