Hace poco fui a un almacén, en Barranquilla, a comprarme una correa de cuero para reemplazar la que ya cumplió su ciclo. A manera de gracia le dije a la vendedora, una mujer entrada en años: “Tiene correas de esas que usaban nuestros padres para corregir un mal comportamiento? Es que quiero pegarle un par de ‘pencazos’ a una de mis hijas por desobediente…”.
La señora me miró sin pizca de asombro, pero con cierta burla en su expresión y me respondió… “Y será que sí puede? Porque lo primero va a lograr es que lo demande por maltrato y lo otro es que con la misma correa los ‘pencazos’ más bien los reciba usted…”, soltando la carcajada. Bajé la cabeza, pagué la correa y salí mudo del lugar.
Ese episodio me llevó a buscar material que hablara de la nueva crianza y encontré, en el The New York Times (*), uno de los periódicos más influyentes de Estados Unidos, un interesante artículo de la periodista experta en temas de familia, Claire Cain Miller, publicado en febrero del 2023, con base en una encuesta del Centro de Investigaciones Pew.
El artículo, titulado ‘Los retos de la crianza actual, según un nuevo estudio’, ratifica lo que no es secreto, “los padres estadounidenses se han percatado de que la crianza de los hijos es mucho más difícil de lo que esperaban”; sin embargo, es una situación que se ha vuelto compleja a nivel mundial.
“Ocho de cada diez padres, de hijos menores de 18 años, consideran que la crianza es agradable y gratificante la mayor parte del tiempo o todo el tiempo, según la nueva encuesta realizada a 3.757 padres estadounidenses de ese grupo. Pero dos tercios también dicen que es más difícil de lo que pensaban que sería”, señala.
Anota Claire que, en la actualidad, si bien los padres dedican más tiempo y dinero a sus hijos que las generaciones anteriores, sienten más presión para involucrarse en sus vidas; en resumen, más estrés.
“Según economistas, estas exigencias han descolocado sobre todo a las madres con estudios universitarios y una carrera profesional. Al mismo tiempo, muchos empleos se han vuelto muy absorbentes y pagan a la gente mucho más por hora para que trabaje muchas horas y esté disponible en cualquier momento, pero eso tiene un precio”.
Como las investigaciones apuntan más hacia el rol de las madres, la encuesta del Pew, según la experta periodista, advierte que las madres se sienten cada vez más divididas entre sus distintas funciones.
“Tienen más opciones más allá de la maternidad, en términos de educación y carrera profesional, pero todavía sienten la presión social de cumplir ciertas normas. Solo una tercera parte de las madres afirmó que ser madre era el aspecto más importante de su identidad como personas. Sin embargo, también dijeron que se sentían juzgadas por su labor por amigos u otros progenitores, más que los padres, y dedicaban bastante más tiempo que ellos al trabajo físico y emocional de la crianza”.
Al respecto, Claire consultó a Robin W. Simon, catedrática emérita de sociología de la Universidad Wake Forest y autora de investigaciones sobre identidad y ser progenitores. “Las mujeres de cohortes anteriores que tenían trabajo no admitían fácilmente que ser madre no era lo más importante. No es que la identidad de madre sea menos importante, sino que es una identidad importante entre otras”, aseguró.
Dicen los investigadores de Pew que los progenitores de bajos ingresos y los de raza negra, o hispana, fueron los más propensos a afirmar que ser padres era lo más importante para ellos y que la maternidad o paternidad era agradable, o gratificante, la mayor parte del tiempo; que los progenitores de hoy sienten una enorme presión para educar a sus hijos e interactuar con ellos en todo momento, mientras que las generaciones anteriores pasaban más tiempo haciendo actividades de adultos cuando sus hijos estaban presentes.
“Casi la mitad de los encuestados afirmó que educaba a sus hijos de manera distinta a la de sus propios padres y la mayoría dijo que la principal diferencia radicaba en la forma en que mostraban amor y entablaban relaciones con sus hijos. En respuestas abiertas, comentaron que querían criar hijos que sintieran el apoyo incondicional de sus padres. Eso significaba menos gritos y más afirmaciones verbales, muestras de afecto y conversaciones sinceras sobre temas difíciles”, dicen los investigadores.
A propósito, la periodista recogió un concepto de Becky Kennedy, sicóloga y fundadora del grupo de padres Good Inside: “Desde siempre, la crianza de los hijos ha sido el único trabajo en el mundo para el que no recibimos capacitación ni apoyo; simplemente se espera que lo hagamos”.
La encuesta manifiesta que otra de las dificultades de ser padre en la actualidad tiene que ver con una nueva serie de preocupaciones sobre el bienestar de los niños. “Los padres suelen preocuparse por esto, pero los temores han cambiado a lo largo del tiempo. Los llamados padres helicóptero de la década de 1980 se preocupaban sobre todo por la seguridad física, como los secuestros y los embarazos adolescentes. Esas preocupaciones persisten, pero han sido sustituidas por otras relacionadas con la salud mental: tres cuartas partes de los padres declararon que les preocupaba que sus hijos sufrieran ansiedad o depresión o que fueran víctimas de acoso escolar”.
El Centro de Investigaciones Pew destaca, por último, que las preocupaciones económicas eran otro motivo de inquietud. “Los padres de hoy son la primera generación que quizá no supere económicamente a sus padres. Dicen que su principal prioridad respecto a sus hijos en la edad adulta es que logren una independencia económica y tengan carreras que disfruten”.
(*) Artículo completo en el The New York Times.
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