En el boxeo se presenta una singular señal a la que le caben varias interpretaciones. Es ‘tirar la toalla’ al centro del cuadrilátero, que bien puede ser el reconocimiento de la superioridad del contrincante o la forma de proteger la integridad del retador ante el castigo que viene recibiendo sin asomos de recuperación alguna.
He visto casos de combates en los que, quien está contra las cuerdas y casi noqueado, no comparte la decisión de su esquina, de ‘tirar la toalla’, quizás creyendo que aun así puede salir airoso. Entonces, viene el debate.
Siento que nuestros ciberlectores van a preguntarse y… ¿qué tiene que ver señal del mundo boxístico con el tema del optimismo que quiero compartir a continuación? De entrada les comentó que es la respuesta al artículo anterior que versó sobre el pesimismo.
El optimista, según expertos, no ‘tira la toalla’, nunca se rinde, hasta no agotar todos los recursos habidos y por haber. La comparación con el box, podría sonar descabellada, pero analizando un poco más la situación, con sensatez y sin apasionamiento, en resumen no es rendirse fácilmente.
Recién superada la pandemia por Covid-19, en el 2022, el portal BBC.com publicó datos de una investigación de la Escuela de Medicina de Boston, en la que se abordó el tema de recuperar el optimismo, sin ignorar la realidad.
Allí se destaca, como una bondad, que un optimista puede vivir más entre un 11 % y un 15 % de los que lo son menos. En esto último habría que entrar a desglosar el tipo de optimismo en que es clasificada una persona; por ejemplo, si es ilusorio, menor, realista, gran optimista, o disposicional.
En Concepto, una enciclopedia digital, hay una definición realista y datos históricos del tema. Por ejemplo sostiene que “se trata de una disposición espiritual con muchos puntos en común con el concepto de la esperanza, y contrapuesta del todo a la del pesimismo”.
También señala que “el término optimismo proviene del latín optimum, que traduce “lo mejor”, y fue empleado por vez primera para referirse a una postura filosófica por Gottfried Wilhelm Leibnitz en 1710, en su tratado filosófico ‘Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal’. De acuerdo con este pensador, el optimismo parte de la suposición de que el mundo en que vivimos es el mejor de los mundos posibles”.
Y asegura que “movimientos artísticos y culturales de importancia central en la historia de la humanidad, como fueron el Renacimiento y la Ilustración, asumieron a menudo el optimismo como parte de sus perspectivas, pues se trataba de movimientos llenos de fe en la humanidad y en el mañana, contrapuestas a épocas y movimientos anteriores como el Medioevo y el Barroco, esencialmente pesimistas”.
En todo caso, hay mucha tela por cortar en torno al optimismo, incluso portales web, como Pensamiento.com.mx y el del periódico El Tiempo de Colombia, destacan el decálogo que debe acompañar a un optimista, algo que considero oportuno en materia de insumo para poner a funcionar un poco las neuronas, veamos:
1.Los optimistas se aman, tienen una buena autoimagen, se valoran y aprovechan sus talentos con una sana autoestima.
2.Los optimistas aceptan a los demás como son y no malgastan energías queriendo cambiarlos, sólo influyen en ellos con un amor tolerante.
3.Los optimistas son espirituales, cultivan una excelente relación con Dios y tienen en su fe viva una fuente de luz y de esperanza.
4.Los optimistas disfrutan del presente, no viajan al pasado con la culpa o el rencor ni al futuro con la angustia. Disfrutan el hoy con amor y humor.
5.Los optimistas ven oportunidades en las dificultades, cuentan con los errores y tienen habilidad para aprender de los fracasos.
6.Los optimistas son entusiastas, dan la vida por sus sueños y están convencidos de que la confianza hace milagros.
7.Los optimistas son íntegros y por eso disfrutan de paz interior y la irradian, aún en medio de las tormentas y las crisis.
8.Los optimistas no se desgastan en la crítica constructiva y ven la envidia como un veneno. No son espectadores de la crisis sino protagonistas del cambio.
9.Los optimistas cuidan sus relaciones con esmero, saben trabajar en equipo y son animosos sembradores de fe, esperanza y alegría.
10.Los optimistas también tienen épocas difíciles pero no se rinden porque creen que aún la noche más oscura tiene un claro amanecer y que por encima de las nubes sigue brillando el sol.
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