Volvió a levantar polvareda en el mundo el papa Francisco al abordar temas relacionados con la sexualidad. Esta vez el alto jerarca de la Iglesia Católica se refirió a la unión de parejas de un mismo sexo.
“Son hijos de Dios y tienen derecho a tener una familia. Nadie debería ser expulsado o sentirse miserable por ello”, expresa en el documental ‘Francesco’, del cineasta ruso Evgeny Afineevsky, y que hizo parte del Festival de Cine de Roma que se cumplió la semana pasada.
Analistas han inundado espacios en medios escritos y las redes descifrando una posición que les ha sorprendido debido al hermético manejo, que por siglos, los católicos trata temas relacionados con la homosexualidad, rayando incluso en la homofobia.
El periódico el Tiempo recogió el punto de vista del doctor en ética y teología, profesor universitario, y sacerdote jesuita Carlo Novoa, quien no ve ninguna confusión y el mensaje del Papa es claro.
“Lo que dice es que las personas homosexuales, como todo el mundo, tienen el derecho a tener una familia y a no sentirse mal o ser expulsados de ella. Son palabras que representan un argumento sólido y que en ningún momento hablan de sacramento ni de matrimonio”, le dijo el religioso al medio capitalino.
El mismo diario, citando a la agencia Aciprensa, destaca que el hoy Papa de los católicos en su época de Arzobispo de Buenos Aires, Argentina, tenía ese criterio definido, así no lo denominara ‘matrimonio’.
“Bergoglio siempre tuvo esta opinión, e incluso años atrás hubo una discusión en el Episcopado argentino, donde Bergoglio defendía esto, pero perdió. La mayoría decía que eso se iba a confundir con el matrimonio y preferían no innovar”, asegura monseñor Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata (Argentina), y también asesor del Papa, según Aciprensa.
Controversia interminable
Así pues, el debate sigue. Pero a propósito de la homofobia, sinrecato.com encontró una columna de la sexóloga de El Tiempo, Esther Balac, publicada el pasado 15 de febrero bajo un sorprendente titular, ‘Tras un homofóbico se esconde un homosexual…’.
“Con sobrados criterios, la homosexualidad fue descalificada como enfermedad mental hace mucho tiempo. Pero la homofobia, curiosamente, es cada vez más elemento de estudio por parte de investigadores muy serios que tratan de averiguar los factores que la condicionan desde el punto de vista personal y social”, dice Esther al iniciar su reflexión expuesta a continuación:
“Concebida como ‘el miedo a estar incómodamente cerca de homosexuales’, el término en realidad denota un temor irracional que de acuerdo con algunas investigaciones, al estar vinculado con ciertos rasgos de personalidad, a lo que se puede añadir la agresión a los homosexuales, cae indefectiblemente en el terreno de las enfermedades.
De ahí que a pesar de la controversia que pueda desatar la crudeza de los resultados, estudios como uno publicado en el 2015 en ‘Journal of Sexual Medicine’ relacionó de manera directa la homofobia con trastornos psicóticos marcados por la rabia y la hostilidad, la presencia de una inmadurez emocional e inseguridades.
Muchas organizaciones tradicionales no dudan en tildar de manera irracional estos estudios como propaganda prohomosexualista, desconociendo de tajo que otros análisis han corroborado que tras la homofobia se agazapan personalidades sensiblemente frágiles.
Y aunque los factores culturales y sociales sumergidos en machismo y en moralismos censores pueden favorecer la aparición de la homofobia, también hay que reconocer que para que estas conductas se expresen, tienen que existir unos rasgos individuales y unos factores emocionales predisponentes en cada persona.
El término homofobia, en realidad, denota un temor irracional de acuerdo con algunas investigaciones, según comenta la sexóloga Esther Balac.
En otras palabras, la sola presión social no condiciona por sí sola la aparición de la homofobia, lo que contrarresta la premisa –también controversial– de que el rechazo a los homosexuales es aprendido.
Y aunque se puede tener antipatía o aversión hacia personas diferentes en términos de educación, de creencias o de cualquier tipo, lo cierto es que el rechazo a los homosexuales parece estar cimentado también en represiones de los deseos, lo cuál también ha sido demostrado con estudios serios.
La sensatez exige dejar un margen que impida caer en absolutismos para no insistir en que todos los homófobos son homosexuales, lo que no impide inferir que son más las relaciones que existen entre estas dos condiciones que las que las separan, tanto que hay suficientes datos para decir que la homosexualidad no es ninguna enfermedad, en cambio, la homofobia sí necesitaría tratamiento”, concluye Esther, cerrando con ¡Hasta luego!
Sobre ese escrito de la afamada columnista, sinrecato.com le consultó opinión a Wilson Castañeda, el director de Caribe Afirmativo que representa a comunidades LGTBI+ en la región, y señaló cuatro aspectos.
“Nosotros hablamos más de violencia por prejuicio que homofobia; claro, es una consecuencia; es decir, los prejuicios sociales permiten que se instalen las prácticas homofóbicas”, sostiene.
Agrega que la complicidad social que se genera cuando la sociedad no rechaza estos actos es una de las consecuencias. Indica que “al lado de la homofobia se instala también la transfobia que tiene efectos diferenciadores”.
Y asegura que hay una campaña en el mundo de desmontar el uso del término homosexual, “hablemos de gays y lesbianas”.
Concluye que, en todo lo anterior, las expresiones homofóbicas se notan en la realidad y subraya que “en el Caribe, en 2020, llevamos 25 homicidios y en todo el país 64”.
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