Redacción #sinrecato
‘El tiempo pasa/, nos vamos volviendo viejos/, el amor no lo reflejo como ayer…’ canta el cubano Pablo Milanés en uno de sus clásicos cantos, ‘Años’; solo que en estos tiempos de millennials, centennials, y otras denominaciones para referirse, de alguna manera, a tendencias que vienen ‘sepultando’ a los de la tercera edad, los adultos mayores, o a los que han doblado la esquina, en fin, tecnicismos para referirse a los viejos, el amor termina arrastrando a la actividad sexual.
En nuestra cultura criolla, se llega a viejo por edad cuando se cumplen 60 años, aunque algunos dicen que es desde los 65. En todo caso no hay un concepto científico preciso y casi que ocurre igual que con lo de definir edad para la adolescencia que se decía era hasta los 25 años, pero hoy se ha corrido hasta los 35, incluso la persona sigue viviendo bajo el amparo de sus padres.
Los que se dedican a estudiar la temática coinciden en afirmar en que es la lógica del proceso fisiológico del ser humano, que bien lo resume, mediante un claro ejemplo relacionado con el fútbol, el experto psicólogo y sexólogo José Manuel González.
“Yo hoy con 69 años no puedo jugar un partido de fútbol como cuando tenía 20 años, que jugaba los dos tiempos completos… hoy no juego los 90 minutos, porque no tengo la capacidad fisiológica para hacerlo, pero eso no quiere decir que no pueda jugar fútbol…”, comenta el investigador al dar respuesta al interrogante sobre ¿Cómo debe abordarse la actividad sexual después de los 60?
Además de su anterior disertación, González recomienda a los adultos mayores la práctica del sexo tántrico, que es una forma de vivir la sexualidad, “que no tiene que ver con ninguna religión y nada de esas cosas como la gente, a veces, piensa; son ejercicios que permiten que la persona pueda disfrutar el momento y pueda vivir con más intensidad su placer sexual a través de la vida”.
A propósito del tema, la especialista en educación sexual, Irene Esguerra Velandia, en ‘Sexualidad después de los 60 años’, artículo publicado en una de las revistas de la Universidad Nacional de Colombia, concluye varias cosas, aún vigentes, que aquí se las compartimos:
– El interés desencadenado en los últimos años por la gerontología y por la sexualidad debe afianzarse y realizar esfuerzos conjuntos por una mejor preparación hacia la vejez y por una mejor educación sexual a lo largo de la vida, de tal manera que se logre una mejor calidad de vida en las distintas etapas del desarrollo humano, y en especial una vejez más activa, más satisfactoria y gratificante, en la que se reconozca a los viejos el derecho a vivir su sexualidad sin temores por los efectos del proceso de envejecimiento, sin miedo al rechazo o a la burla de los jóvenes o de los miembros de su propia familia. Una sexualidad libre, llena de placer, de comunicación y de afecto.
–
La preparación para la vejez y para mantener unas relaciones sexuales
satisfactorias debe iniciarse desde la niñez. Además de dar a conocer los
cambios normales esperables con el envejecimiento corporal, se deben brindar
oportunidades para el crecimiento personal y
la adaptación a los cambios de distinta índole
para erradicar los mitos v las falsas creencias, de-manera que la persona esté
más preparada para enfrentarlos, para aprender de las vivencias propias y
ajenas y para reorientar sus propias expectativas.
– Ante la pregunta de si se puede llevar una
vida feliz y satisfactoria sin actividad sexual en la vejez, la posible respuesta
es que sí, siempre y cuando ésta sea una decisión personal, plenamente
auténtica y sin presiones o prejuicios. Si la persona opta por una actividad
sexual limitada o ausente debe respetarse su decisión y recibir el apoyo del
caso.
No Comments