Anda, déjame aquí.
No esperes que te lo ruegue a gritos.
Me molesta contemplar tu cara de compasión escurrida
que me empantana los zapatos.
No me verás llorar,
porque de cualquier manera las lágrimas se confunden con la lluvia.
Sigues allí sin poder apagar con tus pañitos de agua tibia
el dolor fermentado detrás de mis costillas.
Lo traigo antes de tener nombre
y lo disfrazo para cuando sale el sol.
Vete, no te quedes a mi lado,
déjame llorar mi soledad a solas.
Poeta invitada: Rosa Herrera Bossio.
No Comments