Una tarea que no debe ignorar el actual Gobierno Nacional es el cuidado de los viejitos, o como acostumbran a denominarse de un tiempo para acá, adultos mayores, teniendo en cuenta que en Colombia tienen ese ‘reconocimiento legal’ a los que pasan del ‘sexto piso’; es decir, de los 60 años.
No se trata de ser alarmistas, pero un estudio elaborado por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses que evalúa el maltrato y la violencia en esta franja de la población, con base en denuncias ante las diferentes instancias competentes, es una alerta temprana que aconseja la adopción de correctivos oportunos.
Tomando uno de los tantos indicadores es bueno echarle una mirada al de homicidios. Ocurre que, entre enero y mayo del presente año, en el país hubo 231 casos, frente a 215 en el mismo periodo del 2021, lo que viene a representar un incremento del 7,4 por ciento. De ese número de casos, el 85,7 por ciento corresponde a hombres, y el 14,3 por ciento restante a mujeres.
En junio pasado, una vez se conocieron los resultados del trabajo de Medicina Legal, que abarca mucho más allá del registro de los homicidios, el Ministerio de Salud y Protección Social lanzó una invitación a los colombianos a retomar el trato digno, el cuidado y la defensa de los derechos de los adultos mayores, y de esta manera frenar los efectos irreversibles en su integridad física, mental y psicosocial.
“Las estadísticas de lesiones no fatales del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reportaron, en 2021, un incremento del 28 por ciento de los casos, comparativamente con la vigencia 2020, al pasar de 6.355 registros a 8.111 entre esta población. En relación con los demás ciclos vitales, las personas mayores fueron las más afectadas por este tipo de violencias”, destacó, en su momento, Minsalud.
También se refiere el Ministerio que similar a lo que ocurre con el maltrato y violencia contra los menores de edad, se presenta en el caso de los adultos mayores y es que el agresor, o agresores, “suele ser, en la mayoría de los casos, un miembro del círculo familiar o social más cercano, lo que facilita las condiciones de abuso, ocultamiento y prolongación de la victimización que, además, es particularmente elevada entre las mujeres”.
Lo anterior tiene su soporte estadístico. De acuerdo con Medicina Legal, en el 99,86 por ciento de los casos la persona maltratadora es un familiar, y al identificar el actor se evidencia que en el 43,14 por ciento son hijos los causantes de las agresiones.
“En el desagregado por lesiones no fatales, el 75 por ciento de los registros se concentran en violencia interpersonal y violencia intrafamiliar, con 3.612 y 2.460 casos, respectivamente, con variaciones entre el 23 por ciento y el 22 por ciento frente a 2020. De estos datos se deriva también una preocupación adicional relacionada con el presunto delito sexual que, en el período de análisis 2020-2021, creció un 9,1 por ciento”, sostiene Medicina Legal, citado por Minsalud.
Otros indicadores que dan cuenta del panorama en el que han vivido muchos viejitos quedaron reseñado en la Encuesta Nacional de Salud Bienestar y Envejecimiento (SABE Colombia-2015), la cual urge una actualización.
En el documento se recoge que “el 13 por ciento de las personas mayores manifestó haber sido víctima de maltrato. Por modalidades, el psicológico se ubicó en la primera línea (12,3 por ciento), seguido del físico (3,4 por ciento), el financiero (1,5 por ciento) y el sexual (0,3 por ciento); con el atenuante de que los indicadores se incrementan en el área rural, a excepción del maltrato psicológico que prevalece en el área urbana”.
Y para cerrar, “se evidenció una correlación positiva en el maltrato psicológico entre los estratos socioeconómicos menos favorecidos: En el estrato 1 se registró la mayor proporción de maltrato físico y sexual, y entre los estratos 5 y 6 prevaleció el financiero”.
¿Qué hacer?
Con soportes en manos, el Ministerio de Salud dejó una ruta jurídica denominada ‘Política Pública Nacional De Envejecimiento y Vejez 2022-2031’ (son 51 página del Decreto 681 del 2 de mayo del 2022) para abordar la violencia, pero también el abandono y la discriminación. El compromiso es que hay que desarrollarla en terreno, no que termine en las gavetas del olvido.
En sus consideraciones, Alejando Cepeda, el jefe de la Oficina de Promoción Social, dijo que “son formas de abuso estructural, que no solo están asentadas en los imaginarios colectivos que acuden al edadismo para excluir con prejuicios y estereotipos y separar del seno de la familia a los más vulnerables; sino que, además, comprende la falta de respuesta institucional en muchos frentes, marginando a las personas mayores del acceso a los bienes públicos y a los beneficios del desarrollo económico. Por ende, la intervención se debe producir desde múltiples frentes, cifrados en la intersectorialidad, para lograr la meta de erradicar la violencia y discriminación contra las personas mayores”.
Agregó que el sector salud se debe adecuar la valoración geriátrica integral para identificar desde allí los signos de sospecha de maltrato, brindar atención psicosocial oportuna y mitigar los efectos nocivos en materia de salud mental y físico. Todo ello está respaldado por la Ley 1850 de 2017, que incluye penalización del maltrato intrafamiliar por abandono y, fortalece las rutas intersectoriales para la denuncia, apoyo de redes psicosociales, protección y restablecimiento de los derechos de los mayores.
“Es un desafío que llama a la corresponsabilidad de las familias, las autoridades nacionales y territoriales, los prestadores de servicios de salud, el sector educativo, de justicia, la academia, las entidades públicas y privadas, los entes de control así como de las instituciones de protección y promoción social que proponen servicios sociales a personas mayores, y en ese sentido se enfoca la Política Pública de Envejecimiento y Vejez, pero se requiere el compromiso interinstitucional”, recomendó el funcionario.
Bueno, nuevo Gobierno Nacional ahí tienes una retadora tarea si es que quieres que los viejitos colombianos, o adultos mayores, terminen sus días abrigados por un trato digno y dentro de una calidad de vida aceptable.
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