“Hay besos que producen desvaríos /
de amorosa pasión ardiente y loca, /
tú los conoces bien son besos míos /
inventados por mí, para tu boca”.
(Fragmento del poema Besos de la Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral).
La pregunta #sinrecato es: ¿Recuerdan su primer beso? De acuerdo con varios estudios, es el recuerdo más claro que se tiene y puede describirse en detalle aun cuando haya durado muy poco. Por eso, muchas personas lo recuerdan más que la primera vez que tuvieron relaciones sexuales.
El paleontólogo Juan Luis Arsuaga afirma que el beso en la boca y con lengua es, exclusivamente, de los seres humanos como resultado de un ritual: “Empieza como un acto en el que se transfiere la comida ya masticada al niño después del destete, y luego se convierte en un gesto de amantes. Y como se trata de un gesto trascendental, la anatomía se adapta al gesto”.
Lo que explica es que el ser humano es un mamífero con labios gruesos evertidos diseñados, precisamente, para el beso como lo explica Arsuaga: “Nosotros tenemos el labio superior continuo mientras que los perros o los gatos, por ejemplo, tienen dos labios superiores divididos por un tabique. Por eso podemos pasar la lengua de un lado a otro de la encía propia o de la del amante”.
Un curioso estudio encontró que los hombres que reciben un beso de sus esposas antes de irse al trabajo viven más, tienen menos accidentes y ganan más que los hombres que no se despiden de beso.
Los científicos también dicen que en un beso se intercambia información genética y con esto se determina si son buenos compañeros para procrear.
Durante un beso francés se usan 5 de los 12 nervios craneales y se mueven 34 músculos de la cara y el principal músculo que utilizamos es el orbicularis ori.
En un beso se liberan neurotransmisores, como se conoce el cuarteto de la felicidad conformado por la endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina, hormonas vinculadas a la química del amor.
La piel de los labios es la más delgada del cuerpo por eso el color rojo se debe a los vasos sanguíneos que lo recubren y son una poderosa zona erógena, tiene más terminaciones nerviosas que el pene e incluso que el clítoris.
Un beso puede ser 10 veces más efectivo que la morfina para reducir el dolor.
Y los beneficios no terminan:
Defensas antes de nacer: Según un estudio de la revista Medical Hypotheses, concluyó que los padres que se besaban, regularmente, durante el embarazo podrían proteger a su hijo antes de nacer de una infección que le causaría ceguera.
Mejora la Higiene dental: Cuando besas aumenta la producción de saliva lo cual ayuda a eliminar la placa que puede causar la caries.
Quemando calorías: Existen diferentes maneras y lugares para besar, se los dejo de tarea. De acuerdo con algunas hipótesis, se queman por lo menos dos o tres calorías por minuto al besar ¡Imaginen en una hora!
En un beso se liberan neurotransmisores, como se conoce el cuarteto de la felicidad.
Evita la hipertensión arterial: Besar apasionadamente aumenta el ritmo cardiaco, los vasos sanguíneos se dilatan y esta es una manera de prevenir la hipertensión arterial.
Bésame mucho: Si no tienes idea cuánto minutos haz besado en toda tu vida, la cifra en promedio es de 20.160 minutos.
Adiós estrés: Un buen beso baja la producción de la hormona del cortisol, relacionada con el estrés.
Un curioso estudio encontró que los hombres que reciben un beso de sus esposas antes de irse al trabajo viven más, tienen menos accidentes y ganan más que los hombres que no se despiden de beso.
Así que, por favor, antes de ponerse el tapabocas dele, además del antibacterial y el alcohol, un beso apasionado a su amado. Es más seguro enfermarse por dar la mano, en estos tiempos del Covid –19, que por un beso bien dado.
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