Nuestro invitado del mes, el psicólogo y sexólogo, José Manuel González, con base en su experiencia terapéutica comparte consejos para ayudar a las personas adictas al alcohol o a las drogas, o a ambos.
1. No considere el abuso del alcohol o drogas como una deshonra para la familia. Las posibilidades de curación no son distintas de las que se dan en las otras enfermedades.
2. No pierda su tiempo en sermonear o regañar al que abusa de SPA (Sustancias Psicoactivas). Es posible que él ya haya oído todo lo que usted le va a decir. Puede ser que acepte una parte, pero el resto no lo va a tomar en cuenta. Y se corre el peligro de que aumente en él la tendencia a mentir, o que le haga promesas que de ninguna manera va a cumplir.
3. Trate de no tomar actitudes de mártir o posturas de superioridad. A veces es posible dar estas impresiones, aunque no se usen palabras. Las personas que se entregan al abuso de drogas (SPA), con frecuencia perciben estas actitudes en sus familias, aunque no se expresen verbalmente.
4. No apele a la idea de “si tú me quisieras no seguirías haciéndolo, porque el abuso de SPA es un acto compulsivo y no puede ser controlado simplemente por una decisión de la voluntad. Tales apelaciones aumentan innecesariamente el sentido de culpabilidad del paciente que, por otra parte, las considera tan absurdas como si se le dijera: “Si me quisieras no tendrías diabetes (o cualquier otra enfermedad)”.
5. Trate de no usar amenazas a no ser que haya pensado bien en las consecuencias y esté decidido a cumplirlas. Habrá ocasiones en que éstas sean necesarias, como, por ejemplo, cuando peligra la seguridad de los niños. Pero, en general, deben evitarse. Si hace una amenaza y luego no la cumple, el familiar que abusa de SPA llegará a la conclusión de que usted no estaba hablando en serio.
6. No le esconda las bebidas alcohólicas o las drogas. No trate tampoco de deshacerse de ellas. Usualmente esto le crea un estado de desesperación que lleva al adicto a buscar nuevas maneras de obtener más alcohol o más pastillas.
7. No permita que el paciente logre convencerlo de que, si toma, fuma, huele o se inyecta junto con él, el abuso de SPA va a ser menor que si él lo hiciera solo. Si usted acepta esta idea, lo único que va a lograr es que el paciente posponga la búsqueda de una ayuda efectiva.
8. No sienta celos o frustraciones porque la persona que abusa de SPA tenga que ir a buscar ayuda fuera de la relación familiar. Existe la tendencia a pensar que el amor de la familia y el calor del hogar son suficientes motivos para lograr la curación de esta enfermedad. A veces el amor propio es más fuerte en el individuo que abusa de SPA, que sus vínculos familiares. Si se siente marginado cuando el paciente se dirige a otras personas en busca de ayuda, recuerde que, en el caso de otras enfermedades, nunca siente celos del médico.
9. No espera nunca un 100% de recuperación inmediata. En cualquier enfermedad hay un período de convalecencia, y a veces hay que contar con períodos de y de recaídas. El tratamiento de un adicto demora por lo menos dos años. A veces la familia cree que todo está bien a los 2 o 3 meses de tratamiento y comete el error de suspenderlo, con lo que se produce otra recaída en muy poco tiempo.
10. No haga por la persona que abusa de SPA lo que ella debe hacer por sí misma. No puede pasar los malos ratos por él, o quitarle los problemas antes de que él pueda comprender su gravedad y sus consecuencias, y así animarse a solucionarlos. Los problemas ayudan al adicto a entender que él está enfermo. Cuando la familia le soluciona los problemas está impidiendo que el adicto tome conciencia de la gravedad de su enfermedad.
11. Lo que sí es acertado, es procurar que el abusador de SPA encuentre en los momentos de abstinencia, apoyo, comprensión y cariño.
12. Busque una ayuda externa (profesionales de la salud, sacerdote, pastor, rabino, Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos). Si la situación se le sale de las manos, no dude en buscar personas entrenadas para ayudarle a solucionar el caso.
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