La Real Academia Española define la pedofilia como la “atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes”, y quien la practica, el pedófilo, sin más miramientos, es “un pervertido sexual”.
Ese pervertido para lograr sus propósitos recurre a miles de argucias y entre ellas se destacan las intimidaciones y la violencia. En Colombia, estadísticas relacionadas de la aberración, de acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, dan cuenta que, entre el 2010 y el 2022, fueron reportados 316.917 casos.
Resulta que de la alta cifra conocida, porque el subregistro fácilmente puede triplicarla, apenas el 0.15% de los pedófilos, 489, previos procesos judiciales, terminaron en sentencia anticipada, mientras que el resto sigue en la impunidad.
Dentro de las múltiples fórmulas para meter en cintura a los pedófilos, generalmente, lo que más se demanda es el aumento de las penas; sin embargo, expertos en el tema aseguran que eso no es suficiente y debe irse mucho más allá.
Precisamente, en la primera semana de julio, la Agenda Uninorte, medio informativo de la Universidad del Norte en Barranquilla, a través de un artículo del periodista José Luis Rodríguez, hace un resumen del trabajo que realizó un grupo de investigadores, liderados por la profesora Edith Aristizábal.
Dada la trascendía les comparto el escrito de Rodríguez, ‘Endurecer las penas no es suficiente: Estudio revela que tratamiento médico es clave en lucha con la pedofilia”.
“En el campo de la psicología forense, la profesora Edith Aristizábal Díaz Granados, del Departamento de Psicología de la Universidad del Norte, junto con un equipo multidisciplinario de investigadores, desarrolla un estudio pionero a nivel nacional sobre la pedofilia y el abuso de menores, que aborda la hipótesis de si endurecer las penas carcelarias es suficiente para detener a los sujetos pedófilos en sus actos delictivos.
La investigación, realizada en colaboración con el economista Andrés Cendales, del Departamento Economía y Administración de la Universidad de Caldas, y el experto en neurociencia, Matías Salvador Bertone, presidente del Buró Internacional en Neurociencia Cognitiva Aplicada (B.I.N.C.A.), arroja un hallazgo concluyente: si bien el endurecimiento de las penas es necesario, no es suficiente para abordar la pedofilia de manera integral.
“El artículo, denominado ‘Reparación más allá del castigo: pedofilia y tratamiento médico’ busca impactar la política pública, queremos que el Estado colombiano y los organismos de atención de menores comprendan la necesidad del tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico de las personas que padecen impulsos pedofílicos, sean abstinentes o pederastas. La investigación prueba que es necesario el tratamiento, es decir, científicamente comprobado que con la pena más grave que haya es insuficiente para que la persona no vuelva a reincidir en el acto delictivo”, explica la docente Aristizábal, doctora en Psicología con Orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada.
El equipo de investigación utilizó un enfoque matemático para analizar datos recopilados de la ONG Out of the Shadows, que proporciona, a través de cien variables, información relevante de 60 países, incluyendo Colombia, sobre leyes relacionadas con la pedofilia y el abuso sexual de menores, así como los tratamientos médicos, psicológicos y psiquiátricos aplicados a esta población. La base de datos revela una preocupante realidad global sobre la explotación sexual, la pornografía infantil, el abuso sexual y la violencia sexual que afecta a los menores.
El estudio se basó en dos variables: legislación y tratamiento. La pedofilia, explica la docente, es considerada un trastorno de la conducta, una adicción que genera impulsos compulsivos hacia niños o adolescentes menores de 13 años. Como ocurre con otras adicciones, “los sujetos pueden experimentar períodos de enfriamiento”, donde no cometen delitos, pero cuando enfrentan situaciones estresantes en sus vidas, el impulso pederasta resurge, llevándolos a recaer en su comportamiento delictivo.
El equipo investigador enfatiza en que la clave para abordar este problema radica en considerar la pedofilia como una adicción y, por lo tanto, requerir un tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico adecuado. El objetivo del tratamiento no es eliminar completamente el impulso, sino “ayudar al individuo a controlarlo y evitar que se convierta en conducta”, al tiempo que se reduce el malestar psicológico que pueda estar asociado.
En el contexto de las leyes y la política pública, el estudio señala, con base en los datos proporcionados por la ONG, que países como Alemania y el Reino Unido han implementado legislaciones más completas que no solo buscan castigar a los delincuentes, sino también tratarlos y rehabilitarlos. En contraste, Colombia tiene un camino por recorrer en lo que respecta al tratamiento de la pedofilia como una adicción que requiere atención especializada.
“El modelo demuestra que la estrategia de tratamiento médico incrementa la efectividad de la estrategia punitiva. Se presenta evidencia empírica respaldando esta hipótesis utilizando los datos proporcionados por Out of the Shadows”, puntualiza la docente.
Con base en estos resultados, Aristizábal Díaz Granados y su equipo proponen sugerencias para mejorar la política pública en este ámbito. Abogan por un enfoque que combine penas más severas con un tratamiento integral que atienda las necesidades médicas, psicológicas y psiquiátricas de los individuos con pedofilia. El objetivo es brindar una reparación más allá del castigo, enfocada en la rehabilitación y prevención de futuros delitos. El artículo será publicado en el segundo semestre”.
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