¿Acaso no fui yo quien postrado a tus pies
te amó demasiado dejando a un lado a
los que por mí se desvelaron y siempre me
cuidaron? ( )
¿No fui yo el que abandonó todo por seguir
tus pasos, aquél que desde el primer momento
sufrió el rechazo de los tuyos y aunque me
quedé sin orgullo, redoblé mis fuerzas para
rescatar de la torre a mi linda princesa? ( )
No dejé nada para mí, porque te di a ti todo
el amor que empecé a guardar desde que nací?
Si antes de conocerte mi alma te presentía, no me
habías tocado y entre nosotros había lejanía, ya mi
pasión por tu cuerpo ardía. ( )
O quién fue aquél que desafió al mundo entero
por nuestro idilio, aquél de quien tú fuiste su fuego, su bello delirio, que te amó sin medida y
puso por límite al infinito, aquél a quien volviste un
pobre loquito? ( )
Muchos mi hombro tocaron por mi sentimiento
desbocado, muchas trataron de robarse y adueñarse
del elixir que yo te ofrecía; con alegría, por encima
de quimeras y fieras, en alto lo sostuve para que
sólo tú lo bebieras. ( )
No era mi boca la que siempre se abría para decirte
cuanto te quería, no eran mis brazos abiertos los que
con ansias te esperaban ?, aquellos que tú cercenabas
cuando los despreciabas. No eran mis anhelantes ojos
que aun entre tanta gente y tiempo, solamente contigo,
enloquecían al verte? ( )
Ahora, dime, cuál fue el demente que se apostó en la
puerta de tu castillo dispuesto a la muerte solo por
defenderte. O es que fue otro el que se vistió de payaso
para que, en vez de la durmiente, fueras “La Bella Sonriente”? ( )
Y, por último, quién es ahora el que, desterrado de tu palacio,
yace afuera destrozado, ajusticiado
duramente por tu boca y tus manos por un pecado al que
fue llevado por tu indiferencia y desgano? ( )
Nota del profesor: ¿Si a eso alguna vez llamaste odiarte?, ¿Cómo habría sido amarte?
Poeta invitado: José Gregorio Hoyos Muñoz.
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