El amor y el sexo pueden estar juntos por mucho tiempo, pero ¿Qué pasa cuando la pareja ya no siente el mismo sentimiento, o la necesidad de tener sexo?
Las relaciones de pareja pasan por muchas etapas complejas, como cuando los hijos están pequeños, hay dificultades económicas, el cansancio del trabajo en la oficina y el de la casa, las rutinas, etc., y en ese orden, en el último renglón de la lista está el sexo porque no es tan placentero como al comienzo.
Si esto les ocurre, pero aún sienten la llama de la pasión, es probable que el deseo esté en cuidados intensivos. Esto no tiene nada que ver con el amor, sino la hora de no dejar pasar las señales que indican el merodeo de ‘pingüinos en la cama’:
El sexo ya no es espontáneo: Si no hay juegos previos y ninguno de los dos lo propone es porque, prácticamente, las relaciones sexuales son por obligación.
No disfrutar ninguna posición: Están en el punto que cualquier posición es más incómoda que placentera. Y aún peor, si ninguno de los dos lo disfruta, es una señal de alarma.
No ir al mismo ritmo: Como en el baile, hay que seguir el ritmo sincronizado para disfrutarlo. Al comienzo pueden estar acoplados, pero luego de unos minutos si cada uno se concentra en sí mismo el placer se aleja.
Si la televisión está más encendida que ustedes: Esto quiere decir que hay una desconexión emotiva que afecta el momento de intimidad. Cuando hay algo externo que capta la atención más allá es una pésima señal.
No tener ganas al mismo tiempo: Él quiere y ella no, o viceversa, y así se la pasan jugando al gato y al ratón. Están ocupados, cansados o no llega el momento en que los dos deseen estar juntos al mismo tiempo, es otro estado de alerta.
Por supuesto que, al comienzo de la relación, los emocionaban las acrobacias en la cama o lugares de ocasión, pero ahora lo más importante es conectarse y, a veces, no solo lo van a lograr en el colchón por muy acogedor que este sea. “Lo que ambos buscan, tanto emocional como físicamente puede cambiar con el tiempo”, dice Mary Jane Minkin, profesora de obstetricia y ginecología de la Escuela de Medicina de Yale, Estados Unidos.
Por eso, los detalles son importantes. No hay que suponer, hay que hablar con la pareja, crear espacios fuera de la casa, tomarse un café, disfrutar un almuerzo o una cena, salir a caminar juntos hace tanto bien en esos momentos de bajo ánimo como tener una velada sexual.
Las mujeres son inseguras con el cuerpo y en general, a los hombres no les importa ese detalle y la ciencia habla por ellos: “Cuando los hombres están excitados experimentan un coctel neuroquímico que los nubla. En otras palabras, él estará tan abrumado con la emoción que no tendrá tiempo ni ganas para notar tus fallas”, sostiene el terapeuta y experto en sexo, Ian Kerner, PhD.
La adrenalina del momento, en teoría, nos lleva a lugares incómodos para tener sexo, como el piso de la cocina, el baño de un avión o una piscina, en fin. De vez en cuando hay que darle pirotecnia a la relación, pero también hay que admitir que no hay mayor comodidad como una suave, limpia y cómoda cama.
Los clichés del sexo son clichés, pero por alguna razón funcionan. Así que todo se vale. Reservar una habitación en un hotel, arreglarse para esa cita especial como si fuera la primera vez, bañarse juntos, comprar velas aromáticas, darse masajes, consentirse, se vale todo.
El deseo no aparece por arte de magia, hay que alimentarlo a diario, con detalles, con paciencia, con amor, con palabras bonitas, con toda la información que tienen el uno del otro y si todo esto no es suficiente, y si están perdidos o se sienten extraños, pues debe haber alguien o familiar aliado que los ayude a recordar todo lo que les agradaba antes del desánimo.
Antes de tener sexo también hay que tomarse un tiempo, porque no todos los días son iguales. Analicen qué pudo haber sido un día agotador, una larga reunión de trabajo, un viaje imprevisto, un trancón en la vía, así que no es obligación hacerlo, pero si de pronto respiran, descansan, toman un baño y hay pechiche, seguramente, vuelven las ganas.
Con el tiempo se comprende que no todo tiene que funcionar como un reloj, ni debe ser perfecto, y entender que es mejor calidad que cantidad. Conocidos los cuerpos, ninguno debe sentir vergüenza por decir lo que quiere. No hay ninguna presión de quedar bien, sino que ese momento sea especial y que, por supuesto, valga la pena.
Una relación no puede sobrevivir solo con buen sexo. Todo se trata de un buen equilibrio: de amor, comunicación, complicidad, coherencia, amistad, lealtad, ternura, y muchos detalles #sinrecato.
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