Aún no me queda claro si el personal de celaduría en los centros médicos, llámense EPS, ESE, IPS, etc., tienen conocimientos de medicina puesto que cuando se acude en búsqueda de atención, sobre todo si es por urgencia, son ellos el primer y principal filtro para recibir atención; son los que interrogan: ¿Y qué te sientes…?, y según la respuesta deciden si recibes atención inmediata o toca esperar.
Pese a las quejas, a los directivos de dichos centros parece ‘importarles un bledo’ lo que piensen sus clientes, porque esa es la consideración que general le dan a un enfermo que va en busca atención profesional para aliviar o sanar sus maluqueras. La situación sigue como si nada.
Entonces, con el “visto bueno” del celador es que el médico general entra a actuar con la respetiva valoración, base para expedir el diagnóstico del padecimiento y las vías de curación.
En lo del diagnóstico es donde quiero aterrizar, porque resulta que la Organización Mundial de la Salud, OMS, llama la atención acerca de esta vital etapa de atención en los pacientes, aprovechando que cada 17 de septiembre se conmemora del Día Mundial de la Seguridad del Paciente, adoptado desde el 2019, que en esta ocasión tuvo como lema: “Mejorar el diagnóstico para la seguridad del paciente”.
El llamado de atención de la organización me dio la impresión de ser un regaño directo: “¡Hágalo bien, hágalo seguro!”, ya que advierte que “se estima que cada año los errores de diagnóstico son responsables del 16% de los daños evitables en la atención sanitaria, con enormes consecuencias humanas y económicas”.
Y agrega: “Los datos indican que la mayoría de los adultos experimentarán al menos un error de diagnóstico en su vida, lo que puede provocar problemas de salud prolongados, mayores costos de atención sanitaria o incluso una muerte evitable”. De allí la urgente necesidad de un esfuerzo amplio a nivel mundial para reducir los errores en el diagnóstico médico.
Concretamente, la organización señala que en promedio, anualmente, fallecen 2,6 millones de personas por errores en diagnósticos médicos, y 138 millones quedan afectadas en su salud.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, sostiene que el diagnóstico correcto, en el momento oportuno, es la base de una atención sanitaria segura y eficaz; mientras que los errores de diagnóstico pueden provocar daños graves e incluso la muerte.
“Para reducir este riesgo es necesaria la colaboración entre los trabajadores y los gestores sanitarios, los responsables de la formulación de políticas y los organismos reguladores, la sociedad civil y el sector privado y, lo que es más importante, los pacientes y sus familias”, asegura el directivo.
Explica la OMS que el error de diagnóstico se produce cuando este se retrasa, es incorrecto, se pasa por alto o se comunica de forma incorrecta, y puede ocurrir en cualquier etapa del proceso de tratamiento del paciente.
“Los responsables de las políticas deben garantizar que existan y se apliquen directrices, protocolos y reglamentos nacionales adecuados, y que se asignen los recursos y el presupuesto necesarios. Los administradores de los centros y programas de salud deben crear entornos de trabajo seguros y propicios, promover la mejora continua y garantizar que se establezcan sistemas, normas y procesos adecuados, asegurarse de que las herramientas y tecnologías de diagnóstico se mantengan en buen estado”, precisa la OMS.
También hace recomendaciones a los pacientes y sus familias indicando que deben participar de manera proactiva en el proceso de diagnóstico, compartiendo sus síntomas y su historial médico completo, formulando preguntas, planteando inquietudes y haciendo un seguimiento de los resultados de las pruebas.
La organización ha venido trabajando en la estructuración del Plan de Acción Mundial para la Seguridad del Paciente (GPSAP) 2021-2030, “como marco de acción para que las partes interesadas trabajen en pos del objetivo de una atención sanitaria segura y de alta calidad para todos los pacientes”.
Su publicación está prevista para el 2025 como una de las herramientas y recursos prácticos de la OMS para ayudar a las partes interesadas a impulsar el progreso hacia los objetivos establecidos.
Mientras ello ocurre hay que insistirles a los directivos de EPS, ESE, IPS, etc., en la adopción de las medidas que brinden confiabilidad en los pacientes y no seguir delegando en los celadores el primer filtro en materia de atención médica.
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