Anduve sola por los pasillos de mi escuela,
se rieron, me señalaron y me llamaron piojosa.
Anduve sola por los rincones de mi casa,
escribiendo historias y criando cucarachas.
Y jugué a la maestra, a la doctora,
a la detective, y a la ama de casa.
Hablé con las estrellas; fui de los aires, incorpórea
Y era entonces tonta y desadaptada.
Anduve por las grandes baldosas verdes y amarillas
con una tela cuadriculada rozando las paredes.
Contemplé la burocracia de hábitos blancos
y de caras rosadas.
Estuve escribiendo nimiedades y coleccionando caracoles,
me llamaron rara y desocupada.
Anduve sola en un cuarto sin ventana, en un cuarto sin balcón,
en un cuarto con silencioso.
Anduve rodeada de seres de igual estatura;
sudorosos, veloces, agitados y atentos.
Anduve luchando con mis nubes vacías,
con mí derecha y con mí izquierda,
con los renglones y las tablas.
Ahora no me pedirás, Sianira,
que salga del rincón y explique ante esas criaturas endemoniadas
que pasó con el Florero de Llorente.
Ahora escribo,
pese al desagrado de quienes pensaron que jugaba en serio a los
chocoritos.
Ya no dirán que me falta, conozco mis carencias.
Ando sola y conozco perfectamente mis rincones.
Poeta invitada: Rosa Herrera Bossio
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