Sexólogos explican que muchas parejas que viven juntas por años, con el tiempo, pierden el interés sexual. Una de las razones es porque limitan los encuentros sexuales a la penetración, olvidando otras formas de placer.
Estas situaciones se originan por los mitos y tabúes sexuales en los que siempre se piensa que el hombre debe ser quien domine durante las relaciones sexuales y la mujer sea sumisa, lo que ha dado como resultado que el disfrute de ellas pase a un segundo plano, causándoles frustración.
La solución está en vivir la sexualidad con empatía, lo cual está más relacionado con la comunicación, la complicidad y la confianza que se tengan para que cada uno exprese qué es lo que le gusta y encontrar el placer juntos.
Existe una práctica sexual conocida como kunyaza, esta técnica se ha desarrollado, tradicionalmente, en África Central y países del oriente africano, como Ruanda.
La palabra “kunyaza” significa orinar o eyaculación femenina en rundí. Consiste en estimular las terminaciones nerviosas de los genitales femeninos con el glande o con los dedos o con un dildo (juguete sexual).
La característica de esta técnica centenaria es la cantidad de líquido (squirting) que expulsa la mujer durante esta práctica, además de la intensificación del orgasmo femenino.
Oliver Jourdain, director del documental ‘El agua sagrada’ explica el origen de kunyaza a través de una leyenda. Resulta que en la época de la Tercera Dinastía, un rey llamado Kamagere se fue de excursión militar. La reina quedó sola y alborotada y buscó consuelo con un guardia real.
El guardia temía por las represalias del rey, así que fue incapaz de penetrar a la reina, que considerado y se le ocurrió algo mejor, frotar su pene en la vulva de la soberana y provocarle un orgasmo apoteósico y pirotécnico… Y eso que tenía miedo, ¡qué tal!
El sexólogo y escritor africano Nsekuye Bizimana, en su libro ‘Kunyaza’, confirma que esta práctica tiene una larga tradición. De acuerdo con varias entrevistas recopiladas para su obra, muchos nativos de más de 70 años confirman que sus abuelos lo practicaban y que ellos se encargaron de transmitir el legado a las siguientes generaciones.
En Ruanda, el orgasmo femenino es considerado una cuestión de honor y sabiduría para el hombre. En el documental, algunas mujeres explican su experiencia: “Te sientes como una mujer de verdad. Es como si se rompiera una presa”, relata una de las entrevistadas.
Según el documental, la cantidad de líquido vaginal (kunyara) expulsado es, aproximadamente, de un litro. En Ruanda, los matrimonios reciben una estera de fibras de plátano para proteger los colchones, porque se entiende que si un matrimonio tiene una vida sexual, sana y feliz, ambos tendrán muchas noches húmedas de orgasmos femeninos.
Popularmente, esta práctica sexual la conocen los ruandeses como “poner el perro a beber agua”, refiriéndose a tener relaciones sexuales.
Bizimania en su libro explica paso a paso cómo practicar esta técnica para tener mejores resultados. El secreto está en la acción rítmica del pene alrededor del clítoris, la vulva (umeseke) y la vagina. No se trata de presionar fuertemente ni actuar con intensidad, se trata de acariciar de arriba abajo, con el glande, los dedos o juguetes sexuales los genitales de la mujer.
En el libro, el autor relata que este método es ideal para los preliminares o el preámbulo o bien puede ser una práctica exclusiva, porque ambos pueden llegar al orgasmo. El kuyanza implica una fase no penetrativa y una de penetración progresiva que consiste en:
Estimulación externa: Primero estimula los labios mayores, menores y el clítoris con el glande o con los dedos, o la boca o un dildo. El hombre debe sujetar el pene con los dedos pulgar e índice, preferiblemente y acariciar suavemente estas zonas.
Repito, suavemente, es un balanceo delicado hasta que ella comience a demandar mayor intensidad en los movimientos. A propósito, se sugieren movimientos de arriba abajo, en círculos o zigzag. Es importante comunicarse y mirar la reacción que tiene su pareja durante los movimientos.
Hay dos términos en ruandés que definen el movimiento esencial del kunyaza y son ‘gucuga’, quiere decir, golpear suavemente. Son toque rítmicos que potencian el placer y ‘gucumita’, que quiere decir picar, son ligeros toques en el clítoris y la vulva de manera directa.
Estimulación interna: Luego de producirse la lubricación vaginal durante los preliminares. Se inicia la penetración vaginal, pero no completa. La idea es estimular la parte más externa de la vagina; en ‘costeñol’, la puntica.
Tú misión si decides aceptarla es hacer este ejercicio, correctamente, para que el clímax sea óptimo para ambos y terminen el coito, con rabo y orejas. Si no pasa, lo importante es seguir practicando y disfrutando.
Expertos sugieren que la mejor posición para practicar la kuyanza es cualquiera que proporcione comodidad. Se recomienda, que ella se acueste boca arriba y él se ponga encima o cerca de sus piernas.
‘Umusatsi’ es la posición en la que la mujer está arriba del hombre para controlar la profundidad y el ritmo de la penetración. Los cojines o muebles eróticos pueden ser útiles para adoptar esta postura de manera más cómoda. Otras posiciones sugeridas son: El misionero, el perrito o flor de loto.
Recuerden que en la variedad está el placer. Para disfrutar de esta técnica, los sexólogos recomiendan la lubricación para evitar fricciones molestas y permitir que el masaje sea más sedoso. Asesórese en las tiendas eróticas, que ofrecen variedad de productos.
Y, aunque esta técnica les brindará placer a ambos, la protagonista de la kunyaza es la mujer y, específicamente, su placer está en primer plano. Más que una práctica o una técnica es una experiencia de autodescubrimiento, placer y liberación. Porque al elevar el placer de tu pareja, también elevas el tuyo.
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