La violencia contra las mujeres crece de manera descontrolada en el mundo, sin que las políticas, o leyes existentes, sean realmente efectivas para protegerlas, prevenir o evitar todo tipo de abusos y agresiones por parte de novios, maridos o familiares, y de los cuales siempre serán culpadas por provocar.
En el 2006, Sampat Pal Devi conforma un grupo de mujeres vigilantes en el distrito Banda, Uttar Pradesh, en India, para proteger a las aldeanas víctimas de maltrato. El grupo se hace llamar la Gulabi Gang, que significa ‘La pandilla rosa’, gracias al sari (túnica tradicional) de color rosa que usan sus miembros.
Su esencia es castigar a los hombres opresores y combatir la violencia doméstica. Igualmente busca empoderar a las mujeres de todas las castas, protegerlas de la violencia doméstica, la violencia sexual y la opresión, para que logren libertad económica, educación y autonomía.
Se usan tácticas no violentas y violentas, porque de acuerdo con el comportamiento del agresor así será la intervención. Por ejemplo, si se trata de infractores menores, solo reciben una charla pedagógica para que recapaciten por sus actitudes; si son infractores serios, son avergonzados en público por negarse a escuchar o a ceder; sí los hombres utilizan la fuerza, las mujeres recurren a sus lathis (arma tradicional hindú parecida a un palo de escoba). La violencia solo se da en casos extremos como defensa propia.
Estadísticamente, el distrito de Uttar Pradesh tiene una de las tasas más altas en violencia doméstica y sexual contra las mujeres, matrimonio infantil, mortalidad durante el parto y una tasa baja de alfabetización femenina, situaciones que las ponen en condición de vulnerabilidad.
Algunas integrantes del Gulabi Gang y las mujeres que protegen pertenecen a castas inferiores, en una región donde reina la corrupción gubernamental, que se caracteriza por la injusta distribución de recursos y a la falta de oportunidades educativas.
El grupo tiene un estimado de 270.000 miembros, y las mujeres que quieran hacer parte solo deben pagar un registro de 100 rupias. Siempre esperan que cuando una mujer recibe el apoyo del grupo, se una para que, desde su experiencia, contribuya en la misión de seguir ayudando a otras mujeres maltratadas.
Aunque a los hombres no se les permite ser miembros directos de la pandilla, muchos aldeanos desempeñan un papel de apoyo activo, como Jai Prakash Shivhari, quien se unió para solidarizarse con las mujeres y junto a otros hombres las acompañan a reuniones y protestas por motivos de seguridad.
El 2 de marzo de 2014, Sampat Pal Devi fue relevada de su cargo como jefa del grupo en medio de acusaciones de irregularidades financieras y de anteponer sus intereses personales a los de los miembros. Pal negó las acusaciones y aún tiene participación en la Gulabi Gang. En su reemplazo fue elegida Suman Singh Chauhan.
Otro de los principales objetivos del grupo es promover la independencia financiera de las mujeres, apoyando microempresas que venden productos hechos a mano como velas, encurtidos, abono orgánico, etc. También han promovido negocios como la organización de bodas en donde capacitan a las mujeres ofrecen servicios de catering, sastrería, arreglos florales y tatuajes de henna.
La Gulabi Gang recibe el apoyo de algunas empresas como Vitalect, especializada en tecnología y servicios, la cual trabaja con organizaciones sin ánimo de lucro para ayudarles con sus necesidades tecnológicas; otra es Social India (SSI), que promueve la estabilidad de las ONG.
Además de ayudar en la prevención del abuso de mujeres y niños, la violencia doméstica y sexual, el acoso sexual y el matrimonio infantil, también contribuyen con mejorar la calidad de vida de muchas aldeas, gracias a la donación de alimentos y pensiones para viudas que no tienen medios económicos.
Como bien dice su fundadora: “No somos una pandilla en el sentido tradicional, somos una banda en busca de justicia”, asegura Sampat Pal Devi.
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