Y qué importa si dispuse
la mesa para la cena
con lo que preparé para ti.
Qué importan las velas
que se derraman en esencias
a miel y café.
Qué importa el vino
y sus lágrimas sobre el cristal.
Qué importan las flores de centro
si tú hurgarás cada capullo
hasta yacerte en mí.
Qué importan los vecinos,
sus tabúes y sus disfraces,
si ellos cuando no son sociedad,
también lo hacen.
Qué importa el protocolo y la etiqueta
si solo somos dos comensales.
He dispuesto de mi amor para ti
como entrada, como plato fuerte
y en el mejor momento, como postre,
para que reposes hasta la saciedad.
Ahora sí amor,
la mesa está servida.
¡Bon appétit!
Poeta invitada: Dina Luz Pardo Olaya
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