Una razonable recomendación, que bien podría adoptarse como política pública prioritaria contra el consumo de alcohol en las Américas, hicieron recientemente la Organización Panamericana de la Salud y su matriz la Organización Mundial de la Salud con base en un estudio que arroja cifras que no deben ser ignoradas.
Detectaron que, solo por el consumo directo de bebidas alcohólicas, anualmente se registran 85.000 muertes, y por su incidencia sobre otros achaques de salud que presente el consumidor este indicador pasa a las 300.000 muertes en ese mismo año.
De allí que ambas organizaciones les insistan a los 30 estados americanos que cobijó la investigación para que adopten urgentes medidas preventivas y de control estrictas como “limitar horarios de venta, prohibir la publicidad y aumentar las tasas impositivas por consumo de alcohol”.
Los resultados de la investigación están publicados en la revista ‘Addiction’ y en el que se advierte que la ingesta per cápita es 25% mayor a la del promedio mundial.
De acuerdo con Anselm Hennis, director del Departamento de la OPS de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental, el problema “está asociado con muertes que se pueden prevenir y con muchos años de vida con discapacidad. Necesitamos medidas de salud pública, políticas y programas eficaces, viables y sostenibles para reducir el consumo de bebidas alcohólicas”.
El estudio, en cifras claves, resume así el panorama:
- En promedio, 85.032 muertes (1,4%) anuales se atribuyeron, exclusivamente, al consumo de bebidas alcohólicas.
- En su mayoría, estas muertes (64,9%) correspondieron a personas menores de 60 años y se debieron, principalmente, a hepatopatías (63,9%) y a trastornos neuropsiquiátricos (27,4%), como la dependencia del alcohol.
- El consumo de bebidas alcohólicas es un factor contribuyente en más de 300.000 muertes (5,5%) al año en la región de las Américas.
- El número de hombres que murieron por consumir bebidas alcohólicas fue mayor al de mujeres; ellos representaron 83,1%. Las mayores disparidades de género se hicieron evidentes en El Salvador y Belice, mientras que esta brecha fue más pequeña en Canadá y Estados Unidos.
- Cerca de 80% de las muertes en las cuales el consumo de bebidas alcohólicas fue una “causa necesaria” ocurrieron en tres de los países más poblados: Estados Unidos (36,9%), Brasil (24,8%) y México (18,4%).
- Las tasas de mortalidad atribuible al consumo de bebidas alcohólicas fueron más elevadas en Nicaragua (23,2 por 100.000 habitantes) y Guatemala (19 por 100.000 habitantes), aunque en estos países el consumo per cápita de esos productos fue relativamente menor.
“Los resultados de este estudio indican que los países de ingresos altos tienen un mayor consumo per cápita de bebidas alcohólicas; mientras que los países de bajo y mediano ingreso tienen una mayor tasa de mortalidad atribuible al alcohol para el mismo nivel de consumo de esas bebidas. Las mayores tasas de mortalidad, probablemente, se deban al acceso relativamente menor a servicios médicos, a limitaciones en cuanto al transporte en situaciones de urgencia, a la escasez de información sobre salud, a la falta de una buena nutrición y a otros factores que podrían hacer que el consumo de esas bebidas sea más perjudicial”, expresan los investigadores de la OPS.
Maristela Monteiro, asesora principal de la OPS en materia de consumo de alcohol, le agrega a lo anterior que la mayor proporción de muertes atribuibles por completo al consumo de bebidas alcohólicas ocurre, prematuramente, en personas de 50 a 59 años, especialmente en hombres. “El consumo nocivo de estas bebidas resulta en la muerte de personas que están en la plenitud de su vida. Esta es una pérdida no solo para sus familias sino también para la economía y la sociedad en general”, precisa.
Sobre el impacto de la pandemia de Covid-19, el estudio OPS/OMS destaca que las bebidas alcohólicas se han promovido por las redes sociales y su disponibilidad ha aumentado en muchos países debido a la mayor facilidad de acceso a las compras en línea y las entregas a domicilio.
“Hay evidencias que indican que las personas con mayor probabilidad de aumentar su consumo de bebidas alcohólicas como resultado estos factores, ya consumían alcohol en exceso antes de la pandemia. Adicionalmente, los puntos de venta de bebidas alcohólicas, como bares y clubes nocturnos, atraen multitudes que no respetan el uso de mascarillas ni practican el distanciamiento social”.
“Al comenzar a planificar el retorno a una nueva normalidad, es preciso proteger y fortalecer las políticas sobre el consumo de bebidas alcohólicas”, aconseja Monteiro.
Datos colombianos
Indicadores recientes, en lo que respecta a Colombia en cuento a consumo, publicados en agosto pasado por el periódico económico Portafolio, con base en datos de la firma analista Euromonitor International que aseguran “los colombianos pasaron de beber 1.760,9 millones de litros de alcohol en 2019, a 1.852,1 millones de litros el año pasado”.
Además, las ventas desde los supermercados crecieron en 5,2, pero decayeron en restaurantes y bares, situación que es atribuida en alto porcentaje, a los efectos en el mercado de la pandemia por Covid-19.
Desglosando la cifra de consumo se traduce que la bebedera per cápita de bebidas alcohólicas en la casa fue de 36,4 litros; mientras que a los comerciantes les representó utilidades estimadas en 16,2 billones de pesos, en un año.
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