Continuando con el especial del Día de la Mujer, o mejor el Mes de la Mujer, el turno es para Valeria Acosta Fonseca, una joven barranquillera de 20 años, estudiante de tercer semestre de psicología quién hoy cuenta su historia de cómo pasó del quinceañero al baby shower:
“Tenía 15 años cuando supe que estaba embarazada; en ese momento, no tenía idea de lo que se venía en realidad, ni me imaginaba mi vida con un bebé. En lo único que pensaba era en mis papás, ni siquiera en mí, ni en mi novio”.
Cuando le pregunté si usaban protección me dijo que sí se cuidaban con preservativo, pero falló. “Nadie me habló de sexualidad o de cómo protegerme y sé que mi inexperiencia y la de mi pareja, así como la falta de información, provocó mi embarazo”.
Aunque muchos opinaban, Valeria estaba confundida y asustada, pero su novio Miguel Ángel jamás quiso que abortara, porque “él me decía que ya era mi hijo. Y por supuesto, eso me dio mucha tranquilidad”.
Su vida se divide en dos tiempos: antes de Moisés y después de Moisés: “Antes que naciera mi hijo, era muy consentida, no salía mucho, tampoco me dejaban tener novio, era sobreprotegida en todo sentido. Mis suegros fueron los primeros en enterarse, nos entendían porque habían pasado por lo mismo”, dice Valeria.
Tú decisión
“Cuando les conté a mis papás, les dio duro”, expresó porque ellos no sabían que tenía novio. “Ese día fui con mi novio y mis suegros”.
Independencia
Valeria confiesa con orgullo que ahora que es madre, tiene más responsabilidades pero está tranquila: “Desde que me fui de mi casa manejo mis asuntos de manera independiente, obviamente la compañía de mi esposo ha sido lo mejor que Dios me ha regalado y el apoyo de ambas familias”.
“Mi esposo tiene 21 años es estudiante de Ingeniería Eléctrica y también es técnico en instalaciones eléctricas residenciales y trabaja como mensajero”.
En un futuro, Valeria y Miguel desean otro hijo, pero son realistas y quieren esperar un tiempo, casarse y terminar sus estudios.
Ella hoy no se arrepiente de nada, piensa en su hijo como un regalo de Dios, porque “es un ser maravilloso que vino de mí, no solo porque lo amo y respeto sino porque es el quien me ha hecho cambiar, no a la fuerza, aunque a si parezca, me ha hecho cambiar, pero con amor”.
“Ser padres es una responsabilidad enorme, pero a mi edad es muy complicado. En lo posible pidan ayuda y pregunten. Hoy en día es muy común que los novios adolescentes tengan relaciones, pero lo más importante es la información, la planificación y protegerse no solo de un embarazo, sino de enfermedades de transmisión sexual”, afirma Valeria.
Agrega que en el caso que ya lo estén, que la vida de una joven embarazada no está arruinada, un bebé no es un impedimento para salir adelante y lograr los sueños, pero si hay que saber con quién tener relaciones.
“No niego que me hubiera gustado poder vivir un noviazgo normal como las demás jóvenes de mi edad, pero gracias a Dios, la pareja que tengo es un buen hombre y me ama. Y desde que mi hijo nació las cosas me salen mejor, y antes de mí siempre está él”, se ilumina su rostro al decirlo.
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