Septiembre, el considerado mes del Amor y la Amistad, es propicio para conocer el punto de vista un experto, el sexólogo y psicólogo, José Manuel González (*), en algo que viene sucediendo: ‘La muerte al amor’. Así que le cedemos el espacio mensual a nuestro invitado especial.
“Volvimos a realizar la ‘Cena Romántica’ que hacíamos antes de la pandemia con el Dr. Fidel Plata para fortalecer el amor y la intimidad en las parejas de nuestro medio. Compartimos tips sobre el amor, la comunicación, el respeto y la sexualidad, que son los componentes de una buena relación conyugal. Hicimos un pequeño taller de ‘Besología’ y algunas otras actividades donde las parejas tuvieron la oportunidad de intercambiar regalos, a propósito del Día del Amor y la Amistad.
Uno de los temas que interesó a las parejas asistentes fue el relacionado con la forma como las personas, sin quererlo, muchas veces matan el amor.
Un elemento importante para comprender este fenómeno en la relación de la pareja es el hecho confirmado por varias investigaciones científicas sobre los efectos de las acciones sobre los sentimientos y las emociones. Las acciones hacia la otra persona que son agradables, respetuosas, constructivas, que reconocen las ideas, opiniones y deseos de la pareja, tienen el efecto de aumentar los sentimientos amorosos y las emociones que propician la intimidad, el erotismo y la ternura. Esto es lo que los expertos llaman buen trato conyugal.
Por otro lado, las acciones hacia la otra persona que son desagradables, irrespetuosas, humillantes, que no reconocen (o atacan) las ideas, opiniones y deseos de la pareja, tienen el efecto de disminuir los sentimientos amorosos y las emociones que propician la intimidad, el erotismo y la ternura, llevando a que el amor se muera. Esto es lo que los expertos llaman la muerte del amor por maltrato conyugal.
Miremos el proceso en las parejas típicas. Al principio se conocen y se sienten atraídos por características físicas. A unos hombres les atraen las caras, a otros el pecho, a otros las caderas y a otros las piernas. Igual que con los alimentos, a algunas personas les atrae la comida salada, a otras la dulce o a otras la picante.
Esto es importante, porque no todas las mujeres son atractivas para todos los hombres. Con las mujeres ocurre igual, a algunas le atraen más las mandíbulas cuadradas, a otras los hombros más grandes que la cintura, otras miran las nalgas y por último algunas miran la altura en primera instancia. Para ambos sexos el olor parece determinante.
Pero a medida que aumenta la interacción, al salir juntos a cenar o a bailar, la forma de ser y el trato se vuelve muy importante. Aquí el buen trato permite que aparezcan y se incrementen los sentimientos amorosos y las emociones que propician la intimidad y el erotismo.
Muchas veces aquí surge el deseo de vivir juntos y la fantasía de que van a ser felices en esa convivencia. Pero muchas veces, al convivir salen a flote costumbres que llevan al maltrato, como las cantaletas, los irrespetos, las humillaciones, que van poco a poco matando el amor y llevando al divorcio. Las parejas que no pueden separarse (por razones económicas, religiosas o familiares) entran entonces en un infierno cotidiano, que amerita recibir terapia de pareja”.
www.drjmgonzalez.com
(*) Columna tomada de El Heraldo, de Barranquilla.
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